Retina | Idioma y mercado
29/01/2024.- "Capitalismo" es una definición indefendible, por eso los capitalistas lo han borrado de su lenguaje. Como concepto acumula una carga negativa en lo social, en lo político y en lo económico. Su simple pronunciación indica la existencia de una sociedad profundamente dividida en la que los capitalistas se superponen a cualquier norma de solidaridad y convivencia.
En lo económico, describe un mundo que se configura a partir de los intereses de quienes se impongan por la fuerza de sus empresas. Se trata de una conducta que necesariamente conducirá al monopolio y, con ello, a la imposición de una especie de dictadura del capitalista vencedor sobre los consumidores de los productos o servicios que estén en sus manos.
John Kenneth Galbraith, economista y profesor universitario, con una amplia carrera en responsabilidades económicas y financieras del gobierno de Estados Unidos, habla sobre este tema de la definición de capitalismo en su libro La economía del fraude inocente. Dada la imposibilidad de defender el término, Galbraith dice que se creó la definición de "economía de mercado", un concepto que, a su juicio, no aporta nada al conocimiento económico, carece de sustento teórico y origina una ficción política y económica en la que aparentemente los consumidores tienen el poder de decidir qué ocurre en "el mercado".
Es, sin duda, una salida muy inteligente frente al debate ideológico que tenían perdido. El capitalismo no cedió ni un milímetro, pero desapareció en el lenguaje, al ser sustituido por un vacío, una levedad, contra lo cual resulta un poco más complicado argumentar. ¿Quién se puede pelear con el mercado?
El mercado es en nuestro imaginario un lugar de realización social. Allí se intercambian bienes por dinero. Los vendedores y los compradores gozan de libertad para realizar el intercambio. No es ese el epicentro de la injusticia. Lo injusto es el sistema, la apropiación por unos pocos de la riqueza creada socialmente. Pero eso no ocurre en el mercado. Llamar al sistema "economía de mercado" es un hábil engaño para perpetuar la injusticia.
Galbraith, una figura nada sospechosa de ser de izquierda, da en su libro otras modalidades de este engaño, como la que hace aparecer como si todo lo público de la economía fuera un factor de carácter socialista y, por esa razón, no democrático. Por el otro lado, lo privado es presentado como parte de la lógica de la democracia, a pesar de no estar sometido a ninguna forma de debate o inspección de ninguna institución nacida de un ejercicio de democracia.
Tenía razón José Martí al afirmar que "la lengua es jinete del pensamiento y no su caballo". La liberación pasa, necesariamente, por una batalla en el idioma. No hay ningún sistema que sea una economía de mercado; es solo una trampa para eludir todo lo negativo que tiene el capitalismo.
Freddy Fernández
@filoyborde