Xin chào | La otra guerra

Según Sun Tzu, había que conocer al enemigo desde sus extrañas antes de ir al combate

Los ventarrones bélicos que enrarecen el paisaje al este de la vieja Europa entre las dos ex repúblicas soviéticas, Rusia y Ucrania, ante las risas –seguramente sarcásticas– de los inquilinos de la Casa Blanca, supone duelos de los más modernos aparatos de eliminar enemigos, pero existen otros escenarios invisibles donde se deciden grandes conflictos armados.

Los servicios secretos, desde la CIA, los espías del Mossad, el MIG16 británico, y el no menos importante aparato de inteligencia ruso, que sin duda alguna tiene presencia en las entrañas de las grandes potencias, desde Washington hasta la mismísima Ucrania, pasando por el Reino Unido, Francia y Alemania, que en estos momentos deben estar redoblando agentes, porque según las enseñanzas del erudito chino Sun Tzu (S. VI y V a. C.), es obligante conocer muy bien al enemigo antes del primer round.

Como no hay dudas de quien mueve las marionetas, detrás del conflicto Rusia-Ucrania, haremos un stop sobre la presencia de las tropas yanquis en el sureste asiático, durante el siglo pasado, particularmente en la península indochina.

Desde Corea, los soldados yanquis llegaron orondos a Vietnam, con sus batallones prestos a ocupar rápidamente Indochina para convertirla en una gigantesca Guantánamo, y desde allí monitorear al Lejano Oriente, China incluida.

Comenzaron por el norte, apoyando a los franceses, con la millonada de dólares enviados por Harry Truman y después por Dwight Eisenhower, pero sus pupilos europeos salieron con las tablas en la cabeza, el 7 de mayo de 1954, al ser derrotados en la explanada de Điện Biên Phủ, donde quedó sepultado el colonialismo francés.

Eisenhower pensó que lo podía hacer mejor que sus exaliados europeos, violando los Acuerdos de Ginebra (abril de 1954), que ordenaba el alto al fuego y la conformación de un gobierno único vietnamita.

Todo indicaba que los cañones pasarían a ser piezas de museo, pero Eisenhower pensaba otra cosa: montar tienda aparte en Saigón con un gobierno títere presidido por Ngô Đình Diệm, a quien la CIA asesinó en 1963. Así comenzaba la trágica presencia gringa en Indochina.

 

La otra guerra

Como, según Sun Tzu, había que conocer al enemigo desde sus extrañas antes de ir al combate, los vietnamitas tejieron de una vasta red de agentes secretos, en el cual ingresó un joven, que, en poco tiempo, se convertiría en uno de los agentes vietnamitas más famosos; se trató de Phạm Xuân Ẩn, quien vivió intensamente en el seno del enemigo por 23 años. Había sido reclutado por Phan Ngọc Thạch en 1951, para entonces secretario del Comité del Partido Comunista en Nam Bộ, al sur de Vietnam.

Mientras Xuân Ẩn participaba en los movimientos de protestas en Saigón, era observado por Ngọc Thạch, quien no dudó en captarlo como futuro miembro del servicio secreto. De buena estampa, el joven candidato presentaba excelente cualidades físicas e ideológicas, aunque mostraba dudas ante la oferta de trabajar en las filas del adversario político; sin embargo, disciplinadamente aceptó la delicada misión que le ordenaba el partido.

Muchos combatientes vietnamitas viajaron a Moscú a tomar cursos en la KGB, como el caso del coronel, hoy retirado, Nguyễn Minh Tuấn, a quien conocimos durante nuestra estadía en Hanói. Nos refirió que el FLN infiltró en el sur más de 20 mil agentes secretos en las filas del enemigo, incluyendo a las mismas tropas yanquis. Además, un tercio de los funcionarios de los gobiernos títeres de Saigón eran activista del Việt Cộng.

El caso de Xuân Ẩn fue diferente al de Minh Tuấn, porque no tuvo que ir a la KGB. Toda su formación como espía lo hizo en Estados Unidos, incluyendo sus estudios como periodista por exigencia de la CIA, lo que a la larga le facilitó la relación con personalidades del gobierno títere del sur, como a oficiales gringos, ya convertido en redactor de la agencia Reuter, y después como colaborador de la revista Time (1965/1976). Además, llegó a ser analista político para The New York Herald Tribuna y de Christian Science Monitor.

Así, Xuân Ẩn se fue abriendo paso hasta convertirse el tercer funcionario más importante del gobierno de Saigón, después del primer ministro Ngô Đình Diệm y del jefe de inteligencia, lo que le permitió obtener información importante para el FLN, que advertía sobre el potencial y los movimientos, con detalles precisos, de las tácticas del enemigo.

Según Xuân Ẩn, así se explica el éxito del FLN en batallas decisivas como la de Ấp Bắc o en la Ruta Hồ Chí Minh, al oeste de las montañas del sur. También en el avance arrollador hacia Saigón, entre marzo y abril (1975), para culminar exitosamente la Campaña Hồ Chí Minh, que coronó la Victoria de Primavera, el 30 de abril de 1975, y concretó la derrota que pesa un mundo en la historia militar de Estados Unidos.

Alcanzada la independencia, la nueva realidad planteaba otros objetivos: la reconstrucción del país, sin el apoyo del campo socialista, que colapsaba con la caída de la Unión Soviética, además del rompimiento con la República Popular de China, desde 1979.

Después de encontrar el camino de la recuperación, en 1986, luego de la intensa guerra entre 1945 y 1975, el Partido Comunista, en el marco de su VI Congreso (1986), encontró la varita mágica para salir del atolladero dejado por la guerra larga, al anunciar el período de renovación (đổi mới), a través de una economía de mercado, de tránsito hacia el socialismo, con administración del Estado y llevar a cabo una política democrática, estable, según el principal teórico de la idea, el actual secretario general del PCV, Nguyễn Phú Trọng, quien fuera presidente de Vietnam entre 2018 y 2021, autor del libro Việt nam en el camino de la renovación.

 

Ángel Miguel Bastidas G.

 

Fuentes

Hải Vân, Hoàng y Từ Tận. (2004). Phạm Xuân Ẩn, un general del Servicio Secreto. Editorial Thế Giới.

 

Phủ Trong, Nguyễn. (2005). Việt nam en el camino de la renovación. Editorial Thế Giới.

 

 

 

 


Noticias Relacionadas