Al derecho y al revés | ¿Adelanto de las elecciones?
07/02/2024.- Justo antes de la primera elección que ganó el comandante Chávez, el puntofijismo se concentró en las gobernaciones a sabiendas de que sería derrotado en la votación presidencial.
Para ese fin, y sin aviso, adelantaron —los que entonces tenían el poder— las elecciones de gobernadores. Así conservaron algunos estados donde la tarjeta del candidato a Presidente habría halado la del gobernador.
Todo fue maquillado para lucir legal, que sí lo fue, pero también inmoral y tramposo.
Este año, según soplan los vientos, se adelantarán las elecciones presidenciales y es posible que se hagan en julio o agosto.
El motivo que se anuncia es la grosera intervención del gobierno yanqui que, intrépido y metiche, ha puesto un límite para que en Venezuela se organicen las elecciones como a ellos más les conviene, es decir, habilitando a quien tanto daño ha causado con las sanciones y, en caso contrario, sacando del juego al presidente Maduro. Es lo que pretende míster Blyde, negociador por los estadounidenses, dicen.
Esto sería motivo suficiente para adelantar las elecciones como gesto de independencia, pero —dado el tamaño del agresor— con ese adelanto no basta. También es ocasión de buscar unidad más allá de la alianza del PSUV.
Para ello y con premura —que es la madre de toda desorganización— se convocó una reunión, que a la vez fue sesión especial de la Asamblea Nacional, "para diseñar el cronograma electoral" que a guisa de mantra piden algunos opositores.
Bien: dado el tamaño del supuesto agresor y la situación que internamente vive la clase política de los Estados Unidos, cabría reclamarle al gobierno que hiciera las cosas imitando al estudiante que se prepara para sacar veinte puntos en un examen y no solo para pasar, como los mediocres.
En la reunión faltaron independientes que, dada la abstención de los últimos años y la que vaticinan los encuestadores, eran importantes más allá de los adocenados sectores de la clase política: los religiosos —que vienen declinando su peso desde que les dio por meterse a politiqueros—, los sindicalistas y los empresarios pedigüeños.
Enfrentar a un adversario como los Estados Unidos exige a un país pequeño, endeudado y sancionado, la mayor unidad posible y el mayor respeto a la legalidad que emana de la Constitución y sus leyes.
Por eso espero, y no es mucho pedir, que se explique la situación a los que no saben —que son la mayoría de los ciudadanos— y se hagan otras reuniones antes de bendecir el cronograma, que, a mi entender, quien lo organiza es el Poder Electoral. Para eso fue creado y se mantiene con el presupuesto.
Es decir, el Presidente, dado el tamaño de las amenazas, perfectamente ha podido reunirse con el CNE para exigirle no solo cronograma, sino los costos y la seguridad que desde ese poder se pide.
Como aporte y opinión, considero que, terminado ese cronograma por parte del CNE y los interesados en aportar opiniones, que pase lo decidido a otra reunión, pero de diputados, en la Asamblea Nacional, para legalizar el adelanto y cumplir con la legalidad.
Domingo Alberto Rangel