Psicosoma | Liberi di sognare     

                                                           

                                                                               A Esteban C.

 

La vida es un continuo misterio y en momentos cruciales, el soplo del amor nos energetiza, especie de paraíso protector, viene a tomar ‘’mis dedos entre sus manos y en medio del sopor operatorio, de la anestesia, la voz del amigo médico es apenas un hilillo conector’

Siete moradas


13/02/2024.- El nombrar llama al sostén vital, identidad única de saberse, y en cada respiro, una se remira cubierta del manto verde, y recuerdo sus dedos y voy libre tejiendo historias, rendida a sus ojos, le pido a Pachamama más luz; son sus  ojos miel en mi rostro, nuca y sesos en esta  mañana perfecta tropical, con algodones de azúcar, con batas verdes del quirófano de cuatro personas, "esperanza y renovación"… y es la voz de fondo la de Gianluca Grignani con la canción La mia storia tra le dita y, no puedo creer en las casualidades, ¿qué escucho?, pregunto. Si alguien canta esa canción y me calmo: debo estar soñando, siempre confundo todo, sueño del tremendo poder amoroso; es Eros Ramazotti, un italiano…  e insisto que es Gianlucca, pero antes de bajar al sueño, necesito revertir sus palabras en mi vuelta erótica, último gran amor de mi vida.

Eterna gratitud al "estar llena de gracia", anunciada al secuestro estelar con el cielo inmenso y nos vemos festejando los cuerpos, espaldas, rostros recostados en lunas, y "no te voy a discutir nada/ prometo cuidarte, tocar tus hombros/ y solo, hoy, sostén mis dedos/mírame, existo./ Existimos/ no agaches la mirada/a vos le amo/ y no eres mi problema/eres bambino da lo spazio en lágrimas/ en noches de cuarto menguante./ La historia se junta al roce del paraíso/ Me desconozco acostada en tus ojos/ y no puedo huir de las palabras/ las tuyas me liberan/... (Siete moradas).

Sujeta a vos, me llamas y más fija la mirada, intervienen colores sicodélicos, tres duendecillos saltan, son tres hongos y crecen hasta explotar y dejan colores amarillos celestes con puntos naranjas, con más círculos con sonidos leves, fuertes y agudos que se clavan en mis oídos, y el izquierdo rechina, y no puedo mover ni quejarme, solo son sus dedos, el instrumental —cual tapón o alesna, aguja— da unos piquetes, pellizcos, y extraños sonidos directo al corazón le agita, tiembla o quiere apagar y no hay caso; se toman las manos y, en pleno suplicio: "Por favor, desátame..." despierto en lento galope, mi corazón regresa en medio de chorros fríos, sonidos del agua, cántaros, cascadas en los ojos, acuosa pérdida sonora; mi cuello húmedo sigue rígido en lagunas  (¿será que soy el chico de La naranja mecánica?)... me gritan "mal portada", diabla… y secan y secan a cada rato, y sin fuerzas me repito: "Soy Betty Blue 37.2 por la mañana y estoy viva". Mi frente es una pantalla y sin poder parpadear fijo la mirada a la luz sicodélica sin mover los brazos, con unas sondas de oxígeno, unas voces de mujer nombran a ¿Gianlucca?: "Me pides que sigamos siendo amigos/ amigos para qué, maldita sea/ a un amigo le perdono,/ pero a ti te amo/ pueden parecer banales/ mis instintos naturales./ Hay una cosa que yo no te he dicho aún/ que mis problemas sabes que se llaman tú/ solo por eso tú me me ves hacerme el duro/ para sentirme un  poquito más seguro...".

La aceptación en manos del destino con tus ojos me rinden, y voy al encuentro benefactor, ser la única mujer más feliz del mundo, y duele menos al seguir recostada en tu pecho, día más perfecto  il giorno perfetto.  Mis ojos llueven primaveras en brotes de Santa Lucía, en serena paz soy oscurana, barranco; brindo Calla Lily, Mi historia entre tus dedos.

Rosa Anca


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