Al derecho y al revés | En esto Trump tiene razón
Esto se debe comprender no vaya a ser que sin motivo o razones, se desilusionen gentes que, hartas de humillaciones, quieren ver la caída de un imperio “para ya”.
Y eso puede ocurrir cuando se envían reseñas equívocas, por ejemplo, anunciando que el final de los Estados Unidos está cerca.
No es así, aunque las señales se estén leyendo correctamente, como lo haría un cazador indígena que persigue una presa grande, que aún no aparece.
Hago un paréntesis para aclarar que una vez que un país alcanza el nivel de imperio, por lo general, así habría de quedarse por siglos, salvo que sus propios nativos comiencen a desmoralizarse como le ocurrió al antiguo Egipto, a Persia, Roma a España e incluso a Inglaterra.
Y ahora le sucede a los Estados Unidos que lleva años toreando crisis cada vez más grandes.
Un ejemplo de la desmoralización yanqui acaba de ocurrir con ocasión del evento deportivo que en ese país tiene la mayor cobertura.
Ojo: no es el beisbol o el baloncesto, el hockey sobre hielo, las carreras de autos y motos, todos eventos que cuentan con una gran audiencia que, sin embargo, en nada se compara con el Súper Bowl, donde se enfrentan los ganadores de ambas ligas de fútbol americano.
Ese evento venía sucediendo sin mayores traspiés hasta que la politiquería del partido demócrata –el que está en el poder– lo tomó por asalto.
Para este año se escogieron los cantantes del himno nacional yanqui y del intermedio, de manera que las elecciones de ese país que son, creo, en noviembre, porque así lo manda su Constitución, no intervinieran, pero no fue así.
En un palco donde constantemente apuntaban las cámaras en las frecuentes paradas que caracterizan ese deporte del fútbol americano, estaba Taylor Swift, quien aparte de ser la cantante más reverenciada en este siglo por el público yanqui, es militante demócrata y apoya al presidente Biden, que no asistió, no se sabe si por temor a ser abucheado como el día anterior lo había sido Hilary Clinton, o porque entre tanta gente el presidente se podía perder.
Pues bien y a pesar de una protesta de los republicanos que recibió el apoyo de millones de firmas, el centro de los memes y comentarios fue Taylor y su novio que jugaba en el equipo que a la postre resultó ganador en un final de video.
Ese ventajismo de los demócratas es signo del “pajarobravismo” practicado por países pequeños como quizás el nuestro, donde los empresarios una vez pararon el beisbol.
Ojo: no soy trumpista y creo que ningún venezolano podría serlo, después que el expresidente intentó derrocar nuestro gobierno, apelando a un ignaro, pillo y maleante, hoy viviendo como millonario en EE. UU., Guaidó.
No obstante, reporto que Donald Trump, en un acto de su campaña prometió, como lo había hecho en una elección anterior, “que no ayudaría militarmente a la OTAN mientras sus países no pagaran sus cuotas”.
¡A caramba, de lo que uno se entera!
Es decir, que los gobiernos yanquis pagan las guerras de los europeos con dinero que le sacan al gringo trabajador, que paga impuestos cada vez más altos.
¿Y quién gana con eso? obvio, los vendedores de armas que así mantienen sus metas, aunque los interesados que son los europeos –y los millonarios yanquis propietarios del complejo militar industrial– se hagan los locos, y los primeros se nieguen a pagar el 3% del PIB anual, que exige la OTAN a sus miembros.
Los demócratas protestaron las declaraciones de Trump, como era de esperar, y Taylor Swift celebró en la Casa Blanca el triunfo del equipo donde juega su prometido.
Nota: este artículo viola la intervención de extranjeros en la política de otros países, pero como los estadounidenses y sus compinches del interinato o de MCM viven deseándonos lo peor desde Miami, Washington o Nueva York, uso el comodín de “lo que es igual no es trampa”.