Tinte polisémico | Administración

01/03/2024.- Generalmente, tienden a confundirse los siguientes aspectos: cuál es el objeto de estudio de la administración como campo del saber; cuál es el objetivo de la administración como disciplina social; y lo relativo a cuáles son los roles que deben cumplir los directores, gerentes o administradores, es decir, quienes ejercen las labores de conducción organizacional.

En este orden, la primera precisión establece que el campo de análisis de la administración son las organizaciones de toda índole.

En cuanto al segundo aspecto, el objetivo o función resulta lo atinente a los procesos que involucran la planeación, la organización, la coordinación, la ejecución o dirección y el control que se ejercen en las empresas e instituciones.

Al hacer referencia a la etimología del término administración, ministrare, del latín clásico, significa "servir un encargo", y señala el trabajo delegado. Se institucionalizó jurídicamente durante la Edad Media como la actividad responsable de "cuidar el manejo de".

Durante el siglo XIX, el término administración adquirió la connotación de las acciones de conducción del Estado. La palabra inglesa management, que traduce "administración, gobierno, gerencia, dirección", deriva del verbo en inglés manage, cuyas raíces provienen del verbo en francés del siglo XIX mesnager, que en lenguaje ecuestre refiere "sostener en la mano las riendas de un caballo".

Hoy día se conceptualiza la administración como una sociotecnología que trata lo concerniente al talento humano y los recursos financieros, materiales, tecnológicos y los conocimientos, con la finalidad de obtener el máximo beneficio económico o social posible, según el tipo de entidad.

Como tercer elemento, en cuanto al papel que desempeñan los gerentes, desde las últimas décadas del siglo pasado, tenemos el trabajo de Henry Mintzberg, académico canadiense. En 1976, publicó un famoso artículo en Harvard Business Review, basado en una investigación realizada sobre cinco tipos distintos de organizaciones. En ellas destacó los principales roles de los directivos; en otras palabras, el quehacer de los administradores.

Los resultados arrojaron que los gerentes desempeñaban tres roles básicos: informativos, interpersonales y decisorios. Como miembro de la organización cumplía funciones de divulgador y facilitador de las comunicaciones formales e informales. Constituía la cabeza visible de representación e interacción con el entorno y el resto de las organizaciones. Cumplía, además, como la última instancia de negociación para la resolución de conflictos con la asignación de recursos y la definición de los rumbos de acción institucional del corto, mediano y largo plazo.

Por otro lado, los capitanes de empresas e instituciones no necesariamente se caracterizan por poseer grados en Administración de Negocios o Economía Empresarial. La práctica ha demostrado que la tarea de dirección no es solo una técnica para algunos versados. Se trata de un arte que demanda aptitudes y competencias que tienen relación con el liderazgo. De allí la expresión sobre que se gerencia lo complicado, y se conduce el cambio y la incertidumbre. Podríamos también sintetizarlo en que se dirige la misión y se lideriza la visión.

El desafío es para las nuevas generaciones y nuestros sistemas universitarios, ya en el tránsito de la tercera década del siglo XXI, con el avance de las nuevas tecnologías y los enfoques de la complejidad. El compromiso decolonial de las ciencias sociales desde el sur global se hace imprescindible para abordar nuestra realidad institucional pública y privada, a través de un paradigma autóctono, adaptado a nuestro contexto, de una gerencia, dirección o conducción, o, si preferimos denominarla así, de nuestra tecnología administrativa.

 

Héctor E. Aponte Díaz

tintepolisemicohead@gmail.com


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