Cine para llevar | Feministas vs. el cine

La tiranía de lo políticamente correcto pretende impedirnos disfrutar del cine

08/03/2024.- A los colectivos feministas les ha dado por emprender una caza de brujas contra algunas películas. Se quejan del "mensaje" que llevan algunos largometrajes emblemáticos. Hace algunos años la directora del Instituto de las Mujeres de Madrid (España) arremetió en Twitter contra Pretty woman, la ya clásica comedia romántica protagonizada por Julia Roberts.

No es la primera vez que sucede: la película, que se estrenó en los años noventa, ha sido calificada de machista en otras ocasiones. Algunos colectivos afirman que la historia representa al patriarcado y retrata a las mujeres con infinidad de lugares comunes.

No estoy de acuerdo. Eso de desear que el cine esté orientado en todo momento a divulgar un mensaje me resulta básico. El cine cuenta historias, no necesariamente debe funcionar como una guía para que los ciudadanos aprendan a comportarse. Las películas deben estar bien filmadas y ser verosímiles; allí radica su valor, en la realización artística. El cine no debe ser un panfleto.

Además, calificar las películas de machistas o feministas me resulta también ramplón. Una cinta es mucho más que su mensaje y debe ser comprendida según su contexto e intenciones.

Mujer bonita, dirigida por Garry Marshall y protagonizada también por Richard Gere, es una comedia romántica. Su objetivo fundamental no es debatir los problemas de la mujer en el mundo o establecer paradigmas sobre el modo en que merecemos ser tratadas.

Las comedias románticas son, tal y como su nombre lo dice, largometrajes que cuentan historias de amor. En este caso es un relato que se desarrolla según premisas convencionales: hombre conoce a mujer, se enamoran, él es rico, pero no sabe qué hacer, ella es pobre, pero le enseña a ver la vida desde otra perspectiva, final feliz.

Pretty woman es un cuento de hadas para adultos. Cuenta una historia. No representa el modo de ser de todas las mujeres ni idealiza la prostitución. El tratamiento de ese tema es light, no busca analizar la vida de las prostitutas. Es una comedia ligera. Nada más que eso. No pretende dar lecciones. Quienes la hemos visto, en los años noventa y ahora, tampoco esperamos recibirlas.

A diferencia de largometrajes como Cincuenta sombras de Grey (que, más allá de su temática llena de estereotipos, está tan mal filmada que aburre), Pretty woman (1990) cuenta con un sinfín de elementos cinematográficos que la hacen un espectáculo grato, que genera interés aun treinta años después de su estreno. La cinta es una referencia para su género y para la moda en la cultura popular, y representó un antes y un después en la vida de sus protagonistas.

Censurar películas acusándolas de sexistas es una nueva forma de estupidez. La tiranía de lo políticamente correcto pretende impedirnos disfrutar del cine como una experiencia estética o de entretenimiento. Al parecer se les olvida que el cine es, por sobre todo, ficción. Una ficción que inspira, que tiene poder, sí, pero una ficción a fin de cuentas.

Tener un espíritu crítico, capaz de generar ideas para entender en su justa medida las películas que se ven, es mucho más importante que censurarlas. El cine es un espejo de la realidad. Propone diversas perspectivas. Llenarlo de un pensamiento único que pretenda enseñar a pensar a los ciudadanos es absurdo y peligroso.

 

Luisa Ugueto Liendo

@cluisaugueto

 


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