Al derecho y al revés | Cuando el idealismo mata

13/03/2024.- Hace tiempo un mentalista argentino descubrió el agua tibia cuando escribió con grandilocuencia que "los extremos se tocan".

Nunca que se sepa pudo el buen hombre patentar su invento, pero la frase quedó para la posteridad y traspasa sexos, países y fronteras.

Por ejemplo, en Venezuela tenemos a nuestros extremistas —pocos y muy cobardes realmente, pero los hay— y vienen de ambas trincheras de la polarización, que todo lo confunde.

A ver: los extremistas bolivarianos se jactan de ser idealistas y desde allí acusan al gobierno —a su gobierno que maniatado a punta de sanciones va a un proceso electoral—, con lenguaje de telenovela, por "traicionar la ideología".

En eso de ponerle a la política aliño telenovelesco —mencionando cachos y traiciones—, terminan pareciéndose a los maricorinos, que son los extremistas de la oposición.

Desde esa trinchera mediática, los maricorinos —porque eso de cavar fosos no es para la gente estudiada— acusan al resto de la oposición de "haber traicionado la lucha".

Estos como aquellos serían cómicos a no ser porque hay quienes les creen las incoherencias y estupideces, con las cuales hacen daño, al igual que otros idealistas acérrimos que llevaron a Europa en el siglo pasado a librar dos Grandes Guerras que devastaron ese continente.

Es incoherente que quienes llevan más de dos décadas acompañando a los gobiernos bolivarianos y nunca protestaron, ahora, a nombre de un comunismo incomprensible —ya que esos ciudadanos jamás han construido, y menos habitado, una comuna—, pidan comunismo.

Por el otro lado, es incoherente que quienes han enviado jóvenes a cerrar autopistas, sin permiso; a lanzarles excrementos a otros jóvenes que, uniformados de militares o policías, cuidaban el orden; a permitir que turbas quemaran vivos a seres humanos por llevar una prenda de vestir roja, y todo para evitar una elección, ahora estén furiosos cuando, a consecuencia de aquellos delitos, su portaestandarte no puede ser postulada en una elección.

En el caso de ella —la portaestandarte—, hay una falta de solidaridad con sus compinches que una vez fueron inhabilitados y pagaron calladitos sus condenas.

Recuerdo cuando, aquel 11A, Antonio Ledezma estaba inhabilitado y por eso nos acompañó a protestar hasta la plaza de El Silencio caminando, como cualquier vecino.

Recuerdo igual que Ledezma fue electo alcalde metropolitano al cumplir su inhabilitación. En similar situación estuvo Enrique Ochoa Antich, que fue inhabilitado y no se pudo postular a diputado. O López, a quien la inhabilitación le impidió aspirar a la Alcaldía Metropolitana.

Es decir, que todos los que ahora acompañan a MCM o a la oposición, a pesar de la veintena de candidatos, entendieron las razones de sus inhabilitaciones y callados cumplieron con la ley. Sin embargo, ella, que quiere mandar como presidenta a nombre de la Constitución y la democracia, pretende que las leyes sean "para los demás".

En eso se parece a los extremistas del bolivarianismo, que en el colmo de la incoherencia acusan a un gobierno sancionado y maniatado de "neoliberal", como si ellos fuesen León Trotski o Vladimir Lenin, constructores de un comunismo hoy día pasado.

Y "ala vizconversa", como dijo Cantinflas, los extremistas del bolivarianismo, ni han formado comunas, ni viven en una, porque, en cuanto a las pocas comunas que funcionan, estos cuatro gatos extremistas, si aparecen en alguna, es en plan de arroceros, para comerle el sancocho a la gente.

Si, como señalaba el mentalista argentino, "los extremos se tocan", aquí a ambos grupetes —que se jactan de ser idealistas— hay que tenerlos de lejitos, no vaya a ser que terminen como los idealistas de Europa que provocaron las dos Guerras Mundiales.

¡Muy lejos con ambos grupetes!

 

Domingo Alberto Rangel


Noticias Relacionadas