Cívicamente | Las madres del colegio (nivel extremo)

De los creadores de Elvira Duff nos llegan las madres del grupo del WhatsApp del colegio 

28/03/2024.- De los creadores de Elvira Duff, la niña de los dibujos animados que sus autores describen como una fastidiosa amantes de los animales, que en su afán de “quererlos mucho” termina haciéndoles daño; nos llegan: las madres del grupo de WhatsApp del colegio. 

No sé si siempre ha sido así y no nos dábamos cuenta antes de todas esas conductas obsesivas, compulsivas y extremistas que ahora parecieran estar de moda por su exposición a través de las redes sociales en esta suerte de nueva convivencia en la que siempre estamos presentes por los medios electrónicos, aun cuando estamos distantes. 

No voy a generalizar, pero sí hablar de un número significativo de madres, las “mamás”, como las llaman las maestras, que creyéndose dechados de virtudes obstaculizan el proceso educativo de sus hijos y pueden llegar a hacerle la vida imposible a cualquier maestra o maestro, que son en esta historia los menos importantes, porque los más importantes son sus propios hijos. 

La conducta de estas madres queda registrada en un grupo de WhatsApp por el cual algunas pretenden dirigir las acciones de las maestras en busca de que estas se conviertan en su versión dentro del aula de clases, unas lo procuran desde la extrema amabilidad y alto espíritu de colaboración, que asfixian,  y otras desde la hostilidad y descalificación, que irritan.

Son ellas capaces hasta de pelearse a puños con los otros niños y niñas que acompañan en el salón a su representado; que ponen a su hijo o hija a competir por las mejores notas de una manera feroz, tanto que si las dejaran, entrarían al salón a hacer ellas mismas las evaluaciones escritas de sus hijos para garantizar que, de la misma manera que le producen todas las tareas en casa, los suyos siempre destaquen y sean los “mejores”. 

No dudo que detrás de esas acciones hay un profundo amor, pero ¿hasta qué punto son sanas y adecuadas? 
Soy abogado y no experto en psicología, pero solo basta contar con un poco de lógica para entender que algo anda mal. 

Estas madres lejos de motivar la  autoestima en sus hijos o hijas, con estas conductas hacen todo lo contrario, le dicen que no son capaces de comunicarse, porque ellas resuelven todo por el grupo de WhatsApp directamente con la maestra; le dicen que son unos incapaces, cuando le hacen las tareas en casa; que son débiles al irrumpir su espacio de interacción social fundamental como es la escuela.

Insisto, puede ser que hay mucho amor de por medio, pero hay amores que matan y literal están matando la posibilidad de que sus hijos sean unos adultos sanos para la sociedad del mañana: independientes, críticos, resiliente, productivos…

Pero dejando en manos de los expertos de la conducta este asunto, voy con el mío, el legal, ya que lo aludido no es mera anécdota, hay maestras preocupadas por los efectos dañinos que creen tienen estas conductas sobre los estudiantes en las que ellas también resultan amenazadas y culpadas de violentar derechos de su matrícula  cuando alertan al respecto. 

Ciertamente la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna) estipula que en materia de educación el padre, la madre, representantes o responsables tienen la obligación de participar activamente en el proceso educativo de sus hijos o representados, pero esta obligación tiene sus niveles de prudencia porque pudiera vulnerar el derecho al libre desarrollo de la personalidad que también asiste a sus hijos y es objetivo de una buena educación.

Por otro lado, los propios niños y niñas también tienen derecho a participar en su proceso educativo que va más allá del simple hecho de asistir a clases, es que tienen el derecho a ser informados e informadas en todo lo que les concierne, entonces hay que preguntarles si ellos están de acuerdo con que sus madres asuman por ellos el rol de estudiantes y los despojen de las herramientas para desarrollarse libremente. Muchos de esos niños o niñas, seguro estoy,  dirán que no están de acuerdo.  

El Estado debe promover el ejercicio del derecho a la educación brindando información y formación apropiada a los niños, niñas y adolescentes, así como a su padre, madre, representantes o responsables, conviene entonces que este tema sea abordado con intermediación del Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y del Ministerio de Educación en procura de estrategias para concienciar en las escuelas y colegios al respecto. 
 

Carlos Manrrique 

 
 


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