Vitrina de nimiedades | Lecciones básicas para “aguantar presión”

"No coma presión"

08/10/2022.- Se le atribuyen males físicos, peleas, desazones, divorcios y hasta delitos. La presión, ese agobio que se posa plácido sobre nuestra espalda para quitarnos la paz y hacernos las cosas invivibles, es uno de los males más comunes del ser humano. Por su peculiar condición, es objeto de análisis desde los escenarios más diversos, ya sea un laboratorio, un bar o una plaza, para buscar una forma de librarse de esa tenaza o, por lo menos, no salir tan magullado. Tomadas de la vida (o asfixia) misma, compartimos algunas lecciones para salir de estas tensas situaciones que amenazan con aplastarnos.

Si siente que la presión lo anda cazando, le contamos que no está solo en esto: en el metro, la oficina y el vecindario, muchos están igual que usted. No está de sobra pensar en eso de vez en cuando, para evitar asumir que el karma, la vida o alguna fuerza superior está empeñada en hacerle odiar al mundo. Pero, especialmente, para hacer un esfuerzo mínimo y aprender a navegar sobre nuestra propia desesperación. Ese que corre al lado suyo para evitar perder el autobús también lleva la exasperación a su máxima capacidad.

Comprendido esto, también considere que existen situaciones límite inevitables. Todos transitaremos esa senda marcada por taquicardias, sudoración delatora, dilatación de las pupilas y otros síntomas que amenazan con hacernos estallar por dentro. Crisis familiares, situaciones sobrevenidas, conflictos y cambios inesperados nos están esperando ahí para ver qué tan saludable es nuestro sistema arterial. De eso sabemos los venezolanos en tiempos de bloqueo y demás menudencias. Otros pueblos, también.

A la par de aquello que no podemos sortear, encontramos situaciones completamente eludibles. Es sencillo pasarles por un lado con sigilo y seguir nuestro camino, pero… nos dirigimos a ellas con la mayor candidez posible, confiados en un halo de buena suerte que nos abandona en el primer pestañeo. ¿Recuerda aquel ofrecimiento aparentemente sencillo que se convirtió en un bacalao incargable en su vida? ¿Ese trabajo que le cambió la paz por una nube negra de intranquilidad? ¿Esa relación devenida en una simbiosis entre manipulación y culpa? ¿Esa meta convertida en un yugo insoportable? Seguro estas circunstancias lo ahogaron con todas sus ganas, especialmente porque fueron situaciones que eligió.

Quizás, no importe si la causa de nuestra angustia fue sobrevenida o elegida. En ambos casos caemos en una de las trampas mejor urdidas por la presión: depositar toda la responsabilidad sobre sus víctimas. Es usted quien debe saber qué hace con su desespero, sea dejarse llevar por él o administrarlo para hacerlo más liviano. No importa lo que ocurra afuera; mientras a usted el corazón se le descompone, el mundo le dirá: “Hey, pero tómala suave”. Si le choca escucharlo, la tenaza de las circunstancias está haciendo muy bien su trabajo.

¿Qué se hace para salir de semejante atolladero? Fórmulas existen, al mayor y al detal. Desde procurar el orden hasta liberarse de ataduras. Muchos resumen el asunto en la potente y enigmática frase “No coma presión”. Como todo en este asunto, lo más importante no está dicho: cómo hacerlo. Por ahora, ensaye. Si no lo logra, al menos se habrá dado una bocanada de liviandad. 

Rosa E. Pellegrino


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