Palabr(ar)ota | El fascismo que campea

10/04/2024.- Hay hechos de la cotidianidad política, nacional e internacional, que llaman la atención no por ellos mismos, sino por la respuesta que reciben en la redes. Piénsese en el innegable genocidio que el Gobierno de Israel comete contra el pueblo palestino. ¿Cómo no sorprenderse por la cantidad de comentarios que apoyan esa masacre?

Los argumentos para tal apoyo abundan y son diversos. Unos aluden al ataque inicial de Hamás en octubre pasado y a las víctimas de ese ataque; otros indican la necesidad de eliminar a Hamás de una vez por todas. Semejantes explicaciones dejan de lado no solo los antecedentes de ese conflicto, es decir, la expulsión hace décadas de miles de palestinos de la tierra que habían ocupado por generaciones, sino que obvian la demoledora evidencia matemática de la desproporción entre el número de víctimas israelíes y las palestinas, con el agravante de que entre estas últimas se cuentan miles de niños a quienes sería, cuando menos, cuesta arriba acusar de terroristas.

Otros razonamientos son necesarios si se quiere entender el apoyo que esta masacre recibe en las redes. Se me ocurre que la primera podría ser la necesidad que mucha gente siente de alinearse con el más fuerte sin que medien otras consideraciones. Una especie de necesidad de buscar una sombra paterna que atenúe nuestras inseguridades y nuestra sensación de desamparo.

La otra explicación del apoyo que recibe Israel de ciertos sectores con mentalidad religiosa es algo que casi da risa. Resulta que ahora muchos que se confiesan cristianos se ponen de parte de Israel con el argumento de que es el pueblo de Dios. Borran así de un plumazo toda la narrativa de la Iglesia, la católica y la reformada, que durante siglos ha identificado al pueblo judío como los asesinos de Cristo, narrativa que dio origen y sustento a eventos de tan poco glamur como las cruzadas medievales o el holocausto llevado a cabo por los nazis en los tiempos modernos.

Otro tanto puede decirse del reciente allanamiento de la Embajada de México en Ecuador por parte del gobierno de Noboa. Un hecho que sacude el entramado jurídico internacional y ataca una institución, la del asilo, que ha demostrado a lo largo de muchas décadas su utilidad para salvar vidas, recibe incontables aplausos, dentro y fuera de Ecuador. Tanto así, que se ha señalado que Noboa pudo haber estado movido por el interés de ganar voto en una próxima consulta electoral al cometer tamaño despropósito.

En el caso venezolano, llama la atención que muchos de quienes están “preocupados” por la discusión de una ley antifascismo les resulte cómodo quedarse callados o defender abiertamente un acto fascista de las proporciones del cometido por Noboa.

El mundo está salido de madre: ecuatorianos apoyando que su gobierno se convierta en un delincuente internacional; mexicanos aplaudiendo que un gobierno extranjero invada su territorio; venezolanos para quienes todo lo que huela a antichavismo es bueno y todo lo que parezca apoyarlo es malo.

Acabose de mundo, y el fascismo tan campante.

Cósimo Mandrillo

 

 


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