Historia viva | La corrupción como arma de guerra

17/04/2024.- Lo recientemente revelado por el fiscal general de la República Tarek William Saad sobre la trama de Pdvsa/Criptoactivos donde están involucrados los exministros Tareck El Aissami y Simón Zerpa, están asociados a manejos de cuantiosas cantidades dinero, estratagemas para destruir la moneda nacional y en fin generar sufrimiento al pueblo venezolano, lo que le daría los “méritos” para la pena mayor solo que en Venezuela no existe la pena capital y ni siquiera está establecida en nuestras leyes la cadena perpetua. Detrás de esa trama está el imperialismo que usa cualquier arma por más monstruosa y maquiavélica que sea para atacar a los pueblos que luchan por su soberanía e independencia.

En Cuba, la corrupción como trama fue ensayada con un general de división y alto funcionario del Estado cubano como lo fue el general de división Arnaldo Ochoa Sánchez.

Hagamos una aproximación histórica del caso de Ochoa Sánchez, quien tuvo los méritos más altos de la Fuerza Armada cubana al ser honrado como Héroe de la República de Cuba, fue jefe de la Misión Militar Cubana en Angola y compartió junto al general Raúl Enrique Menéndez Tomassevich los más altos honores del internacionalismo al haber apoyado el triunfo del pueblo angoleño contra los invasores del pueblo de Agostihno Neto, Ochoa, además fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Su caso es ejemplar por cuanto cayó ante la tentación de la treta diseñada por el Departamento de Estado, la Agencia Central de Inteligencia y la DEA para inculpar a Cuba como anclaje del narcotráfico internacional, que algunos medios de Estados Unidos datan desde los años 50 cuando se enclavaron en Cuba mafias norteamericanas asociadas al tráfico de drogas, prostitución y crímenes de toda calaña, que terminaron cuando triunfó la Revolución cubana.

Ochoa fue acusado de establecer contactos con traficantes de droga colombianos en Medellín asociados al cartel que dirigió Pablo Escobar, para establecer una red de tráfico de cocaína entre Colombia, México y Cuba para llevar la droga a Estados Unidos.

Una nota aparecida en el Diario Granma de Cuba del año 1989 señaló: “Ochoa y sus cómplices, conspiraron para transportar seis toneladas de cocaína vía Cuba, recibiendo a cambio 3,4 millones de dólares” en la misma operación estuvieron implicados el coronel Antonio de la Guardia, el capitán Jorge Martínez Valdés y el mayor Amado Padrón Trujillo, los mismos fueron fusilados en la madrugada del 12 de julio de 1989 luego de ser procesados por un Tribunal Militar.

Detrás de estas operaciones, emprendidas por estos militares corruptos, hubo una estrategia de guerra diseñada para atacar a la Revolución cubana, que fue proseguida por una campaña internacional que se ha extendido hasta recientes publicaciones que tratan de asociar a los líderes de la Revolución cubana con el narcotráfico, como el libro del traficante colombiano, ahora de ideas, Carlos Lehder, recogidas en su libro Vida y muerte del cartel de Medellín, publicado en enero de 2024.

La misma estrategia ha sido practicada contra la Revolución Bolivariana cuando al presidente Nicolás Maduro fue acusado de narcotraficante por el Gobierno de Estado Unidos, nada menos que con declaraciones del mismo fiscal general William Barr, el 26 de marzo de 2020, durante el gobierno de Donald Trump. Igualmente han desplegado campañas para acusar a Diosdado Cabello de ser un supuesto líder del Cartel de Los Soles.

Pereciera que en esta oportunidad, la trama Pdvsa/Criptactivos fue escogida como táctica de la guerra económica, implementada por el Gobierno de Estados Unidos, y los recursos invertidos para la promoción de la corrupción llegó tan lejos que cautivó a dos miembros del Gobierno Bolivariano, hoy confesos por los delitos con categoría suma de traición a la patria.

La variable del uso de tecnologías de la informática y la comunicación, a través de redes electrónicas para realizar operaciones criminales financieras, plantea nuevas modalidades de fraudes relacionadas con la corrupción y esa fue la modalidad aplicada por los indiciados en la trama Pdvsa / Critoactivos.

El exministro Tareck El Aissami está acusado de traición a la patria, apropiación o distracción de patrimonio público, valimiento de relaciones o influencias, legitimación de capitales y asociación para delinquir, según la imputación que realizó el Ministerio Público.

Pero más allá de la acusación, los entretelones de las relaciones reveladas y descubiertas por las delaciones correspondientes, hay un mapa de cuestionamientos relacionados con la guerra que sobre Venezuela mantiene la comunidad de inteligencia de Estados Unidos para agredir al pueblo venezolano. Una estrategia perversa en la que están involucrados agencias de inteligencia que ahora están usando la corrupción para desplegar disparos colaterales a la Revolución Bolivariana

Aldemaro Barrios Romero

 

 


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