Letra veguera | un flashback de Capriles y sus descendientes (I)

17/04/2024.- En la época cuando Capriles Radonsky redobló su campo verbal con una categoría llamada  “progreso”, digamos que comenzando la década del dos mil, en realidad estábamos ante un término disfrazado, como muchos otros enunciados por la Conferencia Episcopal, la CTV y Fedecámaras.

Esa fue una palabreja enmascarada, uno de esos signos de la semiótica de la era que dio a luz , en el sentido del parto del vocerío canturreado de cuando "nació-nació-nació" el honorable don Pedro Carmona Estanga, y el cabeza de hacha de Guaicaipuro Lameda salía en televisión con Chávez hablando de los precios del petróleo y tal, y Rafael Ramírez pelaba sus ojos de azul codicioso.

Época también del inefable Pablo Medina, del trogloditismo robusto del general Rosendo y el Plan Bolivar 2000, el resollar por la herida Petkoof y Jorge Olavarría, el dialecto opusdéico y perfumado de Eduardo Fernández, de Ramón Guillermo Aveledo y los curas Porras y Velasco, y los párpados dilatados de Maky Arenas, Nitu Pérez Osuna, Beatriz de Majo, más la piquiña de Napoleón Bravo y la perfomance de aquel Torquemada de Mikel de Viana, más el olor a naftalina de la tripartita de José Cova y la Compañía de Jesús de los medios privados de Bobolongo Otero, Poleo, Ravel, Zuluoga, Granier y demás agentes del espectáculo, sin dejar de mencionar a unos zombies de la izquierda de antes que todavía creían que Alfredo Peña orinaba agua bendita; todos y otros, poblaban el espectro radioeléctrico, impreso y televisivo. En fin, aquella fue la era del imaginario de los Amos del Valle pintando los ejes del golpe de Estado contra el pueblo de Venezuela y su Comandante Hugo Chávez.

Tanto la voz de Capriles, sigo, más la del empresario Carmona, que hacía gala de diferenciar la "g" de la "j", la "s" de la "z", y enfatizaba los hiatos y los diptongos, eran, nada subliminalmente, los rugidos del lobo sonriente del fascismo, sus vocablos, sus contraseñas convocantes que se plegaban al susurro acechante de las hienas que desde sus madrigueras observaban a Hugo Chávez y analizaron desde la A hasta la Z las leyes habilitantes y escuchaban, con semiólogos al lado, las largas horas de Aló Presidente.

Pero que a veces esos fonemas se les escapaban por sus dilatadas órbitas oculares a Leopoldo López, entonces alcalde, porque no alcanzan a salir plenamente, quedando atrapados en la comisura de sus labios y en su talante de videojuegos de guerra.

Era época de mofas porque cuando se les encaraba su condición de fascistas, la misma palabra los delataba y se arrechaban. Entonces Capriles disimulaba con la palabra "progreso", pero como a María Corina Machado cuando dice "hasta el final" la palabrita se agita detrás del antifaz.

Capriles Radonsky fue y será siendo de la MUD, pero nunca ha sido mudo como creen en la Plataforma Unitaria.

                                                  Continuará...

            

Federico Ruiz Tirado

 


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