Contraplano | “Uzak”, una dura lección sobre las complejas relaciones

27/06/2024.- Encontrar en el vasto universo cinematográfico producciones que nos inviten a reflexionar sobre la nostalgia, el desapego y las complejidades de las relaciones humanas, es como intentar dar con una gota de agua intacta en la arena del desierto.

Sin embargo, si nos enfocamos en el trabajo del cineasta Nuri Blige Ceylan (Türkiye, 1965) no se hace una tarea cuesta arriba. En su amplia trayectoria, que ya abarca casi tres décadas de éxito consagrado y una decena de trabajos, Ceylan ha venido plasmando en pantalla historias con las que se puede identificar cualquier espectador. No obstante, aunque parezcan narraciones corrientes, el director las envuelve en un sutil halo de belleza que no deja a nadie indiferente.

Uzak (2002) nos narra el relato interpersonal entre dos parientes totalmente disímiles: Yusuf (Mehmet Emin Toprak), un joven provinciano sin empleo, y Mahmut (Muzaffer Özdemir), un fotógrafo experimentado, aparentemente maduro, que atraviesa el ocaso profesional. 

Yusuf intenta reiniciar su vida al mudarse al apartamento de Mahmut, en Estambul, en donde piensa conseguir un nuevo empleo. Con el pasar de los días, y con el agobio económico por falta de ingresos fijos, que se suman a los tropiezos propios de la convivencia, la paciencia de Mahmut se va extinguiendo ante un indiferente e impasible Yusuf.

En un ritmo contemplativo propio de Ceylan, quien ha admitido la influencia del francés Robert Bresson (1901-1999), somos testigos de cómo Mahmut derrumba el muro invisible que él mismo construyó frente Yusuf. Como un volcán que estalla sin avisar, el fotógrafo pierde los estribos con su infantil, pero piadoso pariente, quien le insiste en que regresar a su tierra natal sin dinero ni objetivos claros sería una derrota. 

Con diálogos que no sobran y planos fijos a los rostros –con los que Ceylan siempre busca transmitir los pensamientos de los personajes–Uzak se pasea por momentos oníricos y reflexivos de cómo a veces la rabia o la ira pueden ser nuestras peores barreras al impedirnos expresar asertivamente inconformidades. 

El enfrentamiento a la extinción del amor, el desapego maternal, la desorientación personal y la falta de metas, así como la ruptura abrupta de una amistad o relación son elementos que no quedan por fuera en Uzak

Esta película –que viaja constantemente por Estambul así como por el interior de la escultural Türkiye– nos exige ser testigos activos sin esquivar los dardos aleccionadores que lanza, ya que sutilmente nos convoca a no ignorar el mundo de aquellos que nos rodean; a los a veces, sin darnos cuenta, les demandamos mucho obviando sus propios problemas.

Los minutos finales de la película –una sublime y perfecta secuencia frente al río Bósforo– no buscan ser complacientes con el espectador. Las casi dos horas del filme lo preparan para un duro cierre previamente avisado. Sin embargo, el impacto es más fuerte al saber que Uzak fue el último trabajo del actor Mehmet Emin Toprak (Yusuf), quien murió a los 28 años en un accidente automovilístico en 2002 durante un viaje promocional de la producción. 

Con esta cinta, Ceylan consiguió el reconocimiento internacional al ganar el Gran Premio (segundo lugar) en el festival de Cannes en 2003, y ambos protagonistas compartieron el galardón a mejor actor. 

Otros trabajos de este cineasta, uno de mis favoritos, se estarán abordando en futuras entregas.

Carlos Martin

 


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