Al derecho y al revés | Sobre la tragedia de Las Tejerías
Tenemos que tomar conciencia y medidas para que no se repita
12/10/22.- Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos siempre, e incluso antes de la fragmentación de la Colombia del Libertador, estaban y están como menos complicadas, hay explicaciones, pero también consecuencias.
Durante los años del petroestado incapaz de reclamarle nada a USA, los grupos focales de entonces revelaban una seria contradicción.
Al venezolano promedio le gustaba vacacionar en la Florida yanqui, pero siempre veía a USA como una especie de enemigo.
Y de allí que muchas veces no tomamos los ejemplos prácticos que la sociedad estadounidense y otras tienen en sus manejos cotidianos.
Uno de estos ejemplos aflora en la tragedia de Las Tejerías, donde hasta la fecha la cifra de fallecidos se acerca a los sesenta, lo cual es mucho si se compara con los dos muertos que reporta Cuba al paso por su territorio de un huracán clase 3 con vientos cercanos a los 250 kph. Incluso demasiado si se compara con el centenar de bajas que causó el mismo huracán cuando pasó por el estado yanqui de Florida, que allí por momentos llegó a clasificar como clase 4.
El ejemplo cubano quizás no sea útil, salvo en materia de control urbano, ya que en esa isla no hay partidos que pugnen unos con otros por el poder.
Pero el estadounidense sí que debería servir tanto antes de que se vuelva a repetir otra tragedia similar, como después de ocurrida.
A ver: el pueblo histórico de Las Tejerías casi no sufrió daños, ya que desde tiempos de los españoles se levantó en alto, como debe ser, y lejos de las aguas de un río que en estío es caudaloso.
Y viendo fotos viejas o recordando cuando de casi bebé iba con mi madre a visitar al papá preso en San Juan de los Morros por motivos políticos, parábamos en Las Tejerías donde en alto había un negocio donde vendían frutas y panelas de San Joaquín.
Ese negocio creció, pero siempre se mantuvo en el mismo sitio y no fue destruido por las aguas, como sí lo fueron las casitas que la desidia de cuarenta años de puntofijismo y veinte de gobiernos bolivarianos permitieron que se fundaran a orillas del río, e incluso que construyeran varios sótanos como buscando sus propietarios las aguas.
Y las aguas llegaron acompañadas por el populismo y la irresponsabilidad de tuiteros que aprovechan, ora para culpar “al gobierno”, ora para recordar que el presupuesto nacional está chucuto “porque Guaidó se robó Citgo y Monómeros”.
Pienso que, ciertamente, un gobierno centralista como el nuestro es el gran responsable de atender a los damnificados y rescatar lo que se pueda. Estoy seguro de que igualmente faltan los recursos que, con anuencia del interino, nos los han robado británicos y yanquis.
Sí, pero en esa guerra de dimes y diretes llevamos 20 años sin que haya habido cambios, salvo que el país está muy pobre en comparación a cuando éramos los reyes del petróleo.
Pienso, siendo práctico, que se debe apoyar al Ejecutivo Nacional en todo lo que sea atender esta tragedia de Las Tejerías. Y en eso de apoyar no se puede tamizar la población para separar chavistas bolivarianos y opositores escuálidos.
Eso de apoyar al gobierno, aun cuando uno no sea del PSUV, sería aprender de los yanquis que estando en plena campaña electoral de ellos, no se atreven demócratas y republicanos a endosar el más de un centenar de muertos al adversario político.
De Cuba deberíamos aprender, como país pobre que ahora lo somos, los planes de desalojo que salvaron vidas, planes centralizados en el Ejecutivo Nacional de aquella isla y que en nuestro país chocan con el despelote que en materia de Protección Civil tenemos, porque nos pareció “más democrático” que haya protecciones civiles nacionales, regionales y municipales. ¡Cada una por su lado… y muchas veces llenas de corrupción!
Mientras tanto solidaridad con las víctimas… ánimo a los héroes de Protección Civil, bomberos y voluntarios que llevan días sin dormir metidos en el fango, de dónde nunca se debió dejar construir nada.
Domingo Alberto Rangel