Historia viva | En resistencia

Contamos con una experiencia maravillosa de más de quinientos años de resistencia

12/10/22.- Hagamos estas preguntas para reflexionar: ¿para qué la resistencia ayer y por qué la guerra múltiple continuada contra Venezuela hoy?, ¿hasta cuándo el pueblo venezolano resistirá los embates de un asedio terrorista o hasta cuándo Estados Unidos persistirá en ese afán contra Venezuela?, ¿cuál es el marco simbólico que permite resistir una ofensiva brutal contra el pueblo de Venezuela? Eso podría responder por qué Estados Unidos no podrá derrotar y subyugar a Venezuela.

Quizás algunas de esas respuestas las encontraremos en los libros de Gustavo Pereira: Costado indio o en los tres tomos de Historias del paraíso, digo, para aproximarnos a profundidades e incógnitas de nuestra propia existencia, que la civilización occidental europea siempre se ha negado a entender y menos se ha permitido comprender. Pereira lo señaló de esta manera: "Interminable sería el relato de todas y cada una de las sangrientas hazañas y denodadas luchas de esta resistencia. Cada pueblo, a su modo, combatió a lo largo de más de tres siglos".

El aprendizaje histórico que nos dieron los maestros y maestras con sus breves lecciones de admiración y conciencia por la épica indígena es memoria que quedó grabada en las mentes tiernas cuando éramos infantes, pocas veces reconocemos el valor simbólico de esa labranza primera que nos hizo querernos como patria y que perdurará en nuestra memoria hasta el final de la vida.

La conciencia colectiva del pueblo venezolano sabe que la guerra de resistencia indígena como la Guerra de Independencia no ha concluido; estamos en el proceso de un capítulo contemporáneo como continuación de esa historia y de la consumación de una deuda social que no fue cumplida durante los siglos de presencia europea invasora en estas tierras, que se expresa en hacer cumplir los postulados de un gobierno de garantías colectivas y felicidad social como lo postuló Bolívar, y que Hugo Chávez catalizó y puso en práctica como realización experimental concreta.

¿No es acaso eso mismo por lo que lucha el pueblo venezolano, el colombiano, los ecuatorianos, el boliviano y el argentino hoy? Chávez era consciente de ese saber popular expresado en la memoria oral, lo que hizo el Comandante fue reinterpretar a aquel pueblo indígena y afro en resistencia, luego al historiar a Bolívar revitalizó la simbología e imaginario de la patria grande.

Esa fue la columna vertebral de los relatos que expresó Chávez y que autores como el filósofo e historiador francés Georges Dumézil ha reflexionado en citas como esta:

Un pueblo sin mitos ya está muerto porque la función social de los mitos es expresar dramáticamente la ideología de que vive la sociedad, mantener su conciencia, los valores que reconoce, los ideales que persigue… los vínculos y tensiones que la constituyen.

El autor ni algún otro analista político no podrán negar que ese concepto fue reactivado y dinamizado por Hugo Chávez.

Es cierto, la situación en Venezuela es difícil, el asedio cada día atenaza las posibilidades de vivir dignamente como fueron los 12 primeros años de Revolución Bolivariana; sin embargo, los venezolanos y venezolanas han hecho de tripas corazones para resistir las agresiones, desde lo individual y lo colectivo solidario. Será muy difícil que EEUU pueda ganar esta guerra, cuando se enfrenta contra millones de seres humanos organizados con un tejido social coherente aplicando inteligencia cívico-militar-policial.

Pero también es cierto la épica de un pueblo, que a lo largo de más de 20 años de luchas, ha sido persistente a las hostilidades múltiples por la generación de diversos mecanismos de resistencia con inventiva y creación fecunda. Igualmente hay que reconocer el liderazgo de la Revolución Bolivariana que, a pesar de los errores y la infiltración de factores negativos como la corrupción, ha mantenido el barco a flote en la bitácora bolivariana, pese a navegar en un mar de intrigas, conspiraciones y sabotajes de la inteligencia y contrainteligencia imperial.

El tiempo por venir será duro, nos espera un año electoral de asedio, pero contamos con una experiencia maravillosa de más de quinientos años de resistencia desde que llegaron los europeos a cambiar los nombres e identidades originarias. Lo que ahora nos toca es posicionarnos en modo de resistencia ofensiva, en modo contragolpe para seguir navegando hacia el destino objetivo de la felicidad posible. Para allá vamos sin desmayo con entusiasmo, sin pausa, pero sin apuros desesperados y con claridad meridiana.


Aldemaro Barrios R. | venezuelared@gmail.com


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