Araña feminista | Compartiendo resistencias
03/06/2024.- En el marco de las reuniones de Alba Movimientos y el encuentro para una Alternativa de los pueblos, la Marcha Mundial de las Mujeres Venezuela tuvo la oportunidad de intercambiar con otras compañeras del mundo, en especial con la MMM de Brasil, quienes visitaron la Cooperativa Tramuco y la colectiva Tejiéndonos Mujeres.
El sábado previo a la consulta nacional para financiamiento de proyectos comunales, Ana Priscila Alves, responsable de Asuntos Internacionales de la MMM de Brasil y Bianca Pesoa de Capire, se acercaron al proceso formativo de la cooperativa Tramuco. En el encuentro pudieron observar la metodología de formación y construcción colectiva entorno al reglamento interno de la cooperativa. Tramuco es un proyecto impulsado por Tinta Violeta, colectiva miembra de la MMM, de 50 mujeres que pondrán en marcha un sistema de gestión comunitaria de residuos sólidos inorgánicos y el aprovechamiento de los plásticos en la fabricación de maderas plásticas para la construcción.
Para las asociadas de Tramuco, el poder compartir con hermanas de otras partes del continente su experiencia productiva es sumamente importante, ya que constatan que no están solas en la puesta en marcha de formas de producción económicas, basadas en los principios de la economía feminista.
Luego de la visita a Tramuco, las compañeras Ana Priscila y Bianca se encontraron con la colectiva feminista Tejiéndonos Mujeres, organización de feminista dentro de la comuna 5 de Marzo, Chávez, Comandante Eterno.
La visita a la comuna comenzó en el centro de distribución Somos Karive, allí Diana Scheifes dio la bienvenida a las compañeras brasileñas y les explicó cómo el Frene Cultural de Izquierda (FCI) nace en la universidad para luego abrazar la propuesta revolucionaria de construcción de la comuna antipatriarcal, anticapitalista y antirracista. Muchas y muchos de los miembros se han mudado a los espacios comunales, pues, como dicen ellas: no se puede proponer sin conocer la realidad de primera mano.
Más adelante en el barrio las acompañaron Manuela Sánchez Ávila y Emily China, ellas les compartieron los proyectos que se llevan a cabo en la Casita Morada de la comuna, un centro comunitario de atención a las mujeres, niñas, adolescentes y personas de las disidencias sexuales.
Al hacer un poco de balance sobre este encuentro, Manuela señala que “significa la oportunidad de poder seguir hermanándonos desde el compartir miradas sobre las coyunturas políticas a las que nos enfrentamos y darnos cuenta de las similitudes de nuestras realidades.
Manuela y Emily compartieron con Ana Priscilas y Bianca cómo han resistido a las más de 900 sanciones que han impuesto al pueblo venezolano, ya que son las mujeres a quienes más afectan porque son las encargadas de las tareas de cuidado y de la organización comunitaria política.
Manuela señala que "poder compartir las maneras que hemos construido para hacer frente a esta coyuntura, para poder construir un tejido comunitario que nos arrope en este proceso... Ante el bloqueo hemos apostado a una comunalización de la vida y a colectivizar los cuidados y las herramientas de apoyo; para nosotras es muy valioso poder mostrarlas y más a compañeras con las que compartimos la construcción del feminismo popular y la necesidad de dar soluciones concretas a las mujeres".
Emili subraya que la visita de las compañeras es un recordatorio que en la lucha no están solas:
Tejer redes, la visita de las compañeras son un recordatorio de que en la lucha no estamos solas y en alguna parte fuera de nuestra cotidianidad hay otra mujer, sino con las mismas luchas, al menos similares. Estar tan metidas en la dinámica te da mucho para pensar, pero tener compañeras de otras latitudes ayudan a tener otras perspectivas que muy difícilmente se nos ocurrirían.
El feminismo venezolano que se construye desde la conciencia de clase, etnia y género, con la certeza de que es desde las bases que se fraguan los cambios, se expresa en alternativas puestas en marcha como las de la Casita Morada en la comuna 5 de marzo o la Cooperativa Tramuco.
Alejandra Laprea