Punto de quiebre | Criaturas ponían a temblar a más de uno

Tres adolescentes fueron detenidos por funcionarios del CICPC

18/10/22.- A veces iban de a dos y otras de a tres. Uno de ellos, que se la tiraba de que era el jefe del grupo era un gordito que no debía llegar ni a los quince años y que tenía la piel blanca, demasiado blanca para vivir en las adyacencias del sector Manuel Cedeño de Barquisimeto del estado Lara, donde pega el sol parejo que tiene la piel tostada a la mayor parte de la población. Cada vez que reía se le hacían unos huequitos en los cachetes, pero eso era solo cuando reía, lo que solía suceder cuando estaba en el barrio con sus amigos o con algunos familiares, más no cuando se le pasaba asaltando a tutilimundi.

Otro de los asaltantes tenía, a decir de varias de sus víctimas, no más de trece años y debía pesar unos 20 kilos, porque era extremadamente flaco y podía incluso meterse por entre los barrotes de las rejas. Era negrito como el petróleo, pero en el barrio no le decían así sino “Chimó”. Y el tercero era moreno, pero no tan oscuro como Chimó y de contextura regular. Su edad  rondaba los 14 años.

Lo cierto es que los tres eran temibles, aunque casi siempre robaban era Chimó y el gordito blanco. Usaban una subametralladora Ingram, que luego se supo era un facsímil, pero que víctima iba a pensar que era de juguete, si solo de imaginarse esa bicha en manos de esos niños comenzaba a temblar de inmediato y a pedirles (más bien rogarles) que, por favor, apuntasen esa bicha para otro lado, no fuera a ser cosa que se le disparara una ráfaga. “tranquilo mi guaro que yo sé lo que estoy haciendo, esta bicha solo se va a disparar si usted se pone cómico”, solía responder Chimó, que era quien siempre la cargaba.

El gordito siempre usaba un revólver, que nunca se dejó ver porque siempre lo llevaba tapado con un trapo y solo mostraba la punta del cañón y luego se determinó que también era un facsímil y el otro sí usaba un arma de verdad, un viejo revólver calibre 38, que no tenía balas y que dejó las dudas de si funcionaría en caso de que le metieran proyectiles, porque estaba todo oxidado.

Aquella tarde, la última de sus andanzas en Manuel Cedeño, robaron como a cuatro chamitas que venían bajando y les quitaron todo y se fueron caminando como si nada por los lados de Fe y Alegría, donde robaron a un señor y a un chamo que iba en una bicicleta, y llegaron a la avenida donde, según las denuncias, robaron como a seis personas más que regresaban de sus trabajos.

Las denuncias fueron llegando graneaditas a la sede regional del CICPC y los funcionarios las vincularon con otros casos similares que habían sido reportado la última semana, por lo que decidieron tomar la zona de incógnitos para atraparlos, porque habían elementos que hacían un tanto fácil la operación: casi siempre actuaban a la misma hora y en el mismo sector.

Dos días después ya estaban atrapados, con las manos en la masa. La supuesta ametralladora Ingram resultó ser dos trozos rectangulares de hierro, pintado de negro, soldados en forma de “L”. El revólver que usaba Chimó eran dos tubos de media, unidos con un codo y pintados de negro y le habían soldado un arito para simular el sitio donde está el gatillo. El revólver verdadero también se incautó. Los tres fueron puestos a la orden del Ministerio Público.

 

Wilmer Poleo Zerpa


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