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El secuestro de Glass

16/06/2024.- La doble nacionalidad de los presidentes (Daniel Noboa, nació en Estados Unidos) y Jorge Glass (nació en Alemania) podría dar un vuelco total a la disputa jurídica entre los gobiernos de México y Ecuador y todo parece indicar que el caso debería ser dirimido en el ámbito penal y no en el diplomático, en virtud de que fue un acto de violencia física, según opinan juristas independientes y de ambos países. En principio, la detención policial de un asilado en una embajada no está contemplada en ningún acuerdo o convenio internacional, ni siquiera en la Constitución ecuatoriana, a menos que el presidente Daniel Noboa la reforme por vía legislativa o por decreto.

Algunos expertos estiman que el caso involucra también los derechos humanos en vista de que resultó agredido físicamente un alto funcionario de la Cancillería azteca. El juicio contra Noboa podría ser por secuestro, lesiones, tortura, trato cruel, inhumano y degradante y delito contra las personas protegidas bajo calificación diplomática, porque ya se le había otorgado el asilo”. Sin embargo, la punta del iceberg no se observa todavía. Sonia Gabriela Vera García, abogada internacional de Glas, que se desempeña actualmente en el despacho jurídico Jus Cogens, en Bélgica, declaró al portal informativo www.dw.com que se estudia la "posibilidad de presentar una denuncia penal en Alemania, porque Glas fue secuestrado y es un ciudadano alemán”.

También podría abarcar el aspecto legal, ya que para el momento de ser detenido, Glass había pasado más de cinco años en la cárcel, condenado por asociación ilícita y cohecho, tras lo cual quedó en libertad condicional, por haber purgado más del 40 por ciento de su condena, según un reporte periodístico del portal que investiga el suceso, lo que indica que no había sentencia firme.

La brújula perdida

En diciembre de 2018, la situación AMLO-Noboa fue abordada en una sesión de consultas del Parlamento alemán. En esa oportunidad, ante una pregunta de la diputada de La Izquierda Heike Hensel, el entonces subsecretario de Exteriores Niels Annen reconoció que "debido a la doble nacionalidad tenemos pocas posibilidades legales”. La brecha, en términos hipotéticos podría, abrir paso a la intervención de Estados Unidos en defensa de Noboa, como ciudadano de ese país, pero en términos reales, el compás de posibilidades está abierto a varias opciones que van desde los tribunales ordinarios ONU y la OEA hasta la Corte Penal Internacional, aunque el presidente de México Andrés López Obrador, quien ya asumió una primera derrota en la Corte Internacional de Justicia (ONU), no tomará ninguna acción contra Noboa.

Juristas independientes de Ecuador admiten que el secuestro del expresidente Jorge Glass constituye un gravísimo delito de carácter penal y no una acción diplomática, porque no está contemplada en ningún acuerdo o convenio internacional, ni siquiera en la Constitución ecuatoriana, a menos que el presidente Daniel Noboa la reforme por vía legislativa o por decreto. Si en algún otro delito pudiera enmarcar la violación de la inmunidad diplomática de México, pudiera ser la de afectar los derechos humanos de un ciudadano bajo protección diplomática. Lo que falta es una ruta jurídica confiable y eficaz.

El querubín de la oligarquía?

Tal vez lo del presidente Noboa pudiera explicarse –nunca justificarse– por tratarse de un político novato, que a fuerza de dinero pasó del sexto al primer lugar de la votación, con una experiencia presidencial cortísima, poseído por el ansia de venganza contra quien interrumpió su brevísimo mandato, utilizando un procedimiento constitucional, para él imperdonable, pero impecable desde el punto de vista legal y validado por el Congreso. Más allá de la caprichosa intención política, la orden de secuestro muestra con total claridad la ausencia de racionalidad política, que algunos comentaristas políticos denominan “falla de origen” no discutida públicamente.

Noboa, con apenas 35 años de edad, es una suerte de querubín de la oligarquía ecuatoriana, no solo por ser empresario, neoliberal, nacido en Estados Unidos y estudiar en Harvard, sino por ser descendiente –por supuesto económico– de un expresidente de la República. Aunque hay muchos gobernantes que no reúnen esas cualidades y fueron sumamente violentos, ninguno de ellos ha sido tan brutalmente audaz como Novoa.

No obstante, se espera que de la confusión salga la solución. Lo difícil es saber por dónde llegará en medio de la apatía diplomática internacional. El dilema es global, no lo resolverá la OEA, que fue incapaz de expulsar de la organización a Honduras por derrocar al presidente electo Manuel Zelaya, ni la ONU, que promueve un operativo de seguridad (en Venezuela sería una redada policial) en Haití, gobernado por una pandilla de delincuentes recién liberados que tomaron el poder por asalto. Mientas tanto, el fuero de extraterritorialidad de las misiones diplomáticas, consagrado en la legislación internacional se ha venido a menos –por no decir a nada– a causa de las debilidades políticas y diplomáticas de la ONU, de las potencias occidentales y de los Gobiernos miembros. La enérgica advertencia del presidente dominicano Luis Abinader en su discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU revela la soledad institucional de todos los países y la postración diplomática de las autoridades internacionales: “O luchamos juntos para salvar a Haití (Haití somos todos) o lucharemos solos para proteger a República Dominicana”.

Raúl Pineda

 

 


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