Historia viva | El cronista monárquico vs el bolivariano

26/06/2024.- Sin dejar de considerar los movimientos insurgentes de finales del siglo XVIII y sus cronistas, hagamos un acercamiento a ese proceso de continuidad y ruptura experimentado en la Provincia de Venezuela entre la Gaceta de Caracas (1808-1821) y el Correo del Orinoco (1818 -1821) para caracterizar la crónica como instrumento de guerra.

El papel, la tinta y el cronista como el plomo, la pólvora y el soldado fueron instrumentos de guerra que hirieron y mataron, así fue de convulsionado el parto de la era republicana y la zozobra por mantener el orden monárquico que interpretaron los jefes militares en ambos bandos. La llegada de Monteverde (1812) y luego de Pablo Morillo (1815) para imponer la pacificación en las ariscas humanidades de la Provincia de Venezuela encontró en el médico y cronistas José Domingo Díaz, un criollo realista, aliado incondicional, que además de estar al frente de la Gaceta de Caracas mientras los realistas dominaban la capital, Morillo, entonces Capitán General, lo nombró su asistente personal.

La cercanía de José Domingo Díaz con el Capitán General Morillo, le granjeó la posibilidad de hacer operaciones “quirúrgicas” militares en crónicas, proclamas, decretos y otros documentos falsificados que hicieron llegar a los patriotas o publicados en la Gaceta de Caracas para engañar a la población y que hoy siguen engañando a algunos, fueron prácticas que generan razones para interpretar la guerra sucia en la crónica monárquica.

La ristra de rumores malintencionados para generar anarquía entre los patriotas fue práctica recurrente de José Domingo Díaz y de los cronistas monárquicos en su fase final, el mismo Díaz describió en su libro Recuerdos de la rebelión de Caracas el fatal desenlace de Manuel Piar y el engaño que promovió la Gaceta de Caracas en la disputa de Bolívar con el Libertador de Guayana.

Esta muestra en la crónica de la desinformación nos retrata un escenario de guerra, de ideas que eran concretadas en los campos de batalla. No dudamos que los patriotas republicanos usaron estratagemas militares similares para engañar a los realistas, sin embargo privó en ellos un sentido del honor y de la virtud ética que era y es propio de la doctrina bolivariana.

Y el mejor ejemplo de la crónica republicana la desplegó el Correo de Orinoco como arma retórica primordial de defensa de la independencia. No solo eran los partes de guerra, las proclamas y decretos emitidos por los republicanos, sino la crónica amena, noticias internacionales, arribos y partidas de barcos comentados, campañas de sanidad popular, el comercio entre las Antillas y Angostura, entre otros relatos nacionales e internacionales, sociales, políticos y militares.

El enfoque ético en la línea editorial y de los contenidos escritos por los cronistas republicanos quedó asentado en un apéndice final del primer número del Correo del Orinoco el 27 de junio de 1818 al enunciar las orientaciones éticas, políticas e ideológicas de aquel medio de comunicación histórico: “… No importa a cuál de los partidos contendientes pertenezca la gloria o el oprobio de ellos. Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público…” (Textual del facsímil del Centro Nacional de Historia 2018).

Eran momentos revolucionarios, la monarquía se despedazaba precipitadamente por el ímpetu que impulsaron los patriotas con un pueblo alzado en una guerra popular y que los narradores de esas crónicas en momentos estelares de victorias contribuyeron a fortalecer el espíritu libertario de una patria en nacimiento.

Acabamos de presenciar el XXVII Congreso Nacional de Historia en Caracas, y los cronistas bolivarianos se mostraron en una diversidad admirable y única en el mundo cuando 1.200 ponencias fueron debatidas para dar continuidad a las ideas que en el Correo del Orinoco levantaron Juan German Roscio, Francisco Zea y el mismo Libertador Simón Bolívar con el seudónimo de J. Trimiño, hoy se han multiplicado por miles de cronistas con calidad y rigurosidad investigativa, en la Venezuela Bolivariana.

Luego de dos siglos de distancias y tiempo, rebotan las escenas descriptivas que escribieron nuestros cronistas republicanos que continuaron a lo largo del siglo XIX, tratando de reivindicar los principios doctrinarios de la república radical bolivariana, vemos que nuevos cronistas vuelven a entintar los papeles de virtud y ética para acercarnos a la verdad y alejarnos del engaño que ayer pretendió la monarquía y hoy pretenden sus herederos disfrazados de demócratas.

Todo está por escribirse y describirse como lo dijo Earle Herrera "no solo como un cruce de caminos donde confluyen historia, periodismo y literatura, sino un oficio de trascendencia humana".

Aldemaro Barrios Romero

Canal You Tube @viajeneltiempo4348

 

 

 

 

 

 


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