Tinte polisémico | Gentilicio venezolano

26/06/2024.- Que coincida la celebración de la copa de fútbol UEFA (Europa League) con la Copa América propicia, tanto para los que son aficionados al soccer, como para aquellos que son amantes del deporte en general como disciplina humana, el establecimiento de las comparaciones de rigor entre los estilos de juego, los niveles técnicos de los equipos y la calidad de los atletas que participan, así como la constatación de la globalización o internacionalización de un deporte y de los negocios que giran en torno a su acontecer.

La selección venezolana de fútbol de mayores, la Vinotinto, debuta en la Copa del 2024 con muy buen pie, al vencer a la selección de la hermana República de Ecuador con un marcador de dos goles por uno. Sin embargo, en la escena futbolística, a través —por supuesto— de los medios, se escucha y se promueve un eslogan que expresa algo similar o parecido a: "Mano, tenga fe".

Respetuosamente por todas y todos aquellos que profesan y practican distintos credos y creencias, nos atrevemos a decir y sostenemos que no se trata de poner en discusión una de las virtudes teologales; se trata de un asunto serio, también, pero distinto de la fe. Se trata de tener convicciones y autoestima colectiva como pueblo, sobre las capacidades, destrezas, habilidades y logros individuales y colectivos en el ámbito de las competencias deportivas regionales, continentales, mundiales e inclusive olímpicas, a la luz de los hechos y ejemplos de las perfomances y actuación, casi que cotidiana, de los deportistas nacidos en la República Bolivariana de Venezuela, la tierra de Bolívar.

Solo como una pequeñísima, pero representativa, muestra de lo humildes, combativos, aguerridos, competitivos, disciplinados, talentosos y honorables que son nuestros atletas, enumeramos a los siguientes:

  • La espigada Yulimar Rojas, gacela que literalmente flota y danza por el aire;
  • Ronald Acuña, "todo un abusador en el beisbol de las grandes ligas";
  • Deyna Castellanos, "una diosa en el engramado del soccer";
  • Lisbeli Vera, triple medallista de oro y registro mundial en los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020: 100, 200 y 400 metros planos, categoría T47. ¡Cuál adjetivo podría asignársele!;
  • Robeilys Peinado, la que se proyecta con la pértiga en el espacio;
  • Joselyn Daniely Brea Abreu, campeona panamericana 2023 en los 5.000 y 1.500 metros planos;
  • José Altuve, pequeño en estatura, pero un gigante del big show, y
  • Salomón Rondón, nuestro capitán y baluarte de la Selección Vinotinto venezolana.

En el ámbito de las competencias y las disciplinas deportivas, se acostumbra también expresar que existen países o naciones potencias. Así, en prácticas tan particulares como el rugby, golf, tenis o el voleibol, entre otras, algunas selecciones o naciones, por razones de índole cultural, antropológica, genética, organizativa, política y económico-social, logran destacarse y obtener supremacía en determinadas épocas o períodos; pero en lo que compete al soccer, y en forma especial a Venezuela, dejamos de ser, como despectivamente éramos calificados y denominados, la Cenicienta del fútbol suramericano.

Es un hecho incontrovertible que se ha desarrollado y ha evolucionado nuestro balompié, y así como en nuestro gentilicio subyace la estirpe histórica de que nuestros hombres y mujeres marcharon, a pie y a caballo, tomando la espada y la lanza, para libertar y fundar naciones en Suramérica, ahora, para tampoco doblegarnos ante las medidas coercitivas unilaterales, contamos con bastantes piernas y cabezas para pelear deportivamente, con la convicción y entereza de aspirar, legítimamente, a estar en la final de la Copa América. ¡Carajo, los venezolanos vamos pa encima!

 

Héctor E. Aponte Díaz

tintepolisemicohead@gmail.com


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