13/07/2024.-

I

Las tres reuniones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), realizadas en Nueva York, bajo el amparo de Estados Unidos (EE. UU.), ocurren en conmemoración del 75 aniversario del pacto con el cual ha engañado deliberadamente a la opinión pública mundial. Ocultaron los crímenes de lesa humanidad contra la población civil de Yugoslavia, entre otros países, hechos que han tratado de justificar en las naciones que han bombardeado, causando muertes y destrucción sin limitación alguna, con el concurso de Washington.

La OTAN se ha valido del apoyo ilimitado por parte del complejo militar industrial (CMI) de EE. UU., la potencia imperialista que persigue el regreso del sistema colonial de otrora en algunos países que antes eran su patio trasero en América Latina, pero que ahora lo hace con Europa, para así seguir manteniendo la correlación de fuerzas en el mundo de hoy. Su objetivo ha sido acentuar, en la economía de los países más débiles, la explotación de sus recursos sin que sus poblaciones se beneficien en lo más mínimo.

El día 4 de abril de 1949, la OTAN fue fundada, en Washington, con quince países capitalistas: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Canadá, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Islandia, Noruega, Portugal, Grecia, Turquía y la República Federal Alemana. Dicho tratado prevé la obligatoriedad de los miembros de prestarse cooperación militar, el establecimiento de dictámenes entre ellos y a resolver por medios pacíficos todas sus diferencias.

En la actualidad, la estructura de la OTAN consta de 32 países miembros: Alemania, Albania, Bulgaria, Bélgica, Canadá, Croacia, República Checa, Dinamarca, Estados Unidos, España, Eslovaquia, Estonia, Eslovenia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Islandia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Montenegro, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Suecia y Turquía.

En Washington, la OTAN, entre los días 9, 10 y 11 de julio de 2024, no logró concretar una base para realizar negociaciones eficaces, a condición de que Ucrania manifestara la buena voluntad necesaria y reconociera una solución viable con Rusia, de satisfacer los intereses legítimos de ambas naciones, con la esperanza de que para entonces se hubieran logrado progresos suficientes hacia una solución justa y duradera, a fin de que fuera posible buscar la restauración y salvaguarda de la paz y la seguridad mundiales. Muy a pesar de ello, no se pudo reducir la tirantez con la Federación de Rusia. Por el contrario, la promoción para un arreglo contemporizado, justo y duradero en el conflicto bélico Rusia-Ucrania se torna muy difícil y parece derretirse.

El anuncio hecho por las autoridades de la OTAN de aumentar el envío de armas y otorgar más empréstito (44 mil millones de dólares) a Ucrania no hace más que prolongar el conflicto bélico en Ucrania y en la zona fronteriza con la Federación de Rusia. La OTAN, articulada con la hegemonía estadounidense de emplazamiento de misiles en Europa, ha emprendido también el cambio de la situación política y militar en Europa, con la intención de alterar a su favor el equilibrio de las fuerzas existentes y tomar la delantera en el aspecto bélico.

II

El desenfreno de la rusofobia por parte de la OTAN al intentar imponerla en la opinión pública mundial se ve contrariada con el pronunciamiento de Rusia de hacer posible el mantenimiento y el afianzamiento de la paz y la seguridad mundiales.

Los nuclearmaníacos de la OTAN, en la cumbre de Washington, estuvieron en permanente obsesión, analizando y sopesando detallada y meticulosamente las ventajas de un ataque a Rusia. Desgraciadamente para ellos, la capacidad de atemorización a la humanidad ya no surte ningún efecto con el mito de la amenaza militar de la Federación de Rusia, porque esa capacidad está llamada a fracasar.

J. J. Álvarez