Ad libitum | Diony López

27/07/2024.- Creo que tenía diez años cuando mi hermana mayor me llevó a ver El Circo de Popy en el terminal de pasajeros de La Guaira. Aunque en un primer momento no me llamó la atención aquella invitación, e incluso fui a regañadientes, apenas comenzó el espectáculo, me sentí realmente feliz.

Recuerdo como una de las mejores experiencias de mi infancia el instante en que bajaron las luces y Diony López, o mejor dicho, su alter ego, Popy, interpretó Dios, mi amigo Dios. Con los años, a través de mi acercamiento a la música de Felipe Pirela, pude conocer la otra faceta artística de Diony, quizás opacada por la fuerza del personaje que creó: la de compositor de música romántica.

Diony López se hizo célebre en la farándula venezolana de la década de los años sesenta gracias a sus canciones y al dueto Los Dionis, que conformaba junto a Gustavo Pérez Méndez. En esa época, Felipe Pirela fue su amigo y su mejor intérprete. En el proceso de investigación para mi libro sobre Pirela, Lo que es la vida, tuve el gusto de entrevistar dos veces a Diony en su oficina de Radio Caracas Televisión. Contrario a su fama de malencarado y arrogante, fue —de las 43 personalidades cuyos testimonios aparecen en la obra— uno de los más solícitos y amables.

—¿Cómo conoció a Pirela?

—Él tenía serios problemas con su esposa y la familia de ella y José Page de Velvet me llamó para que le escribiera un bolero. Felipe me decía: "Mira, Diony, tú puedes estar seguro de que muchas de las cosas que me están pasando son calumnias. Terceras personas han inventado historias, y Mariela, por su inexperiencia, quizás las ha creído; y yo, por mi inexperiencia, he caído en otras, pero te aseguro que son calumnias". De ahí, salió el tema: Tan solo calumnias, que fue un tremendo éxito.

—Esto ocurrió en julio de 1966, pero meses antes ya Felipe le había grabado otro bolero, ¿correcto?

—Sí, el tema Lástima. Ese lo compuse por un caso real de un gran amigo mío.

—Ese bolero deja muy mal parada a la dama que es el centro del conflicto. ¿Es gente de la farándula?

—Sí, pero no te puedo decir quiénes son. Me metería en un problema.

—¿Cuántos boleros le grabó Felipe?

—Dos más: Vanas promesas y Penumbra. Da la casualidad de que cuando escribí ese tema, yo estaba en la casa de César Caminero y su esposa Leti, con quienes también andaba, el 2 de julio, cuando escuché por radio la noticia de la muerte de Felipe.

—¿Qué significó para usted trabajar con Felipe Pirela?

—Algo muy importante. Pirela era un monstruo, uno de los artistas más cotizados en el exterior. No era fácil llegar a su entorno. Él era una persona "archiconocida" en todas partes, inclusive en Europa. Nosotros nos veíamos y teníamos ciertas conversaciones, más que todo, en los momentos de trabajo, pero después no era fácil "acensar" a Felipe.

—¿Y cómo era Pirela detrás del escenario?

—Un buen amigo, extraordinario, muy preocupado por el artista nacional. Él vive en el recuerdo de los venezolanos, aunque no se le recuerda como se merece.

—¿No cree que la televisión tenga una buena cuota de culpa en eso?

—Lo que pasa es que en la televisión, las nuevas generaciones ignoran quiénes son nuestros artistas.

Ojalá que Diony reciba mejor trato de los medios que sus contemporáneos y se preserve su valioso legado.

 

Luis Ugueto Liendo


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