La carrera de maratón es el monstruo del atletismo

Con esta competencia culminaban los juegos antiguos y en la actualidad los modernos

 

 

Tamirat Tola, de Etiopía, se impuso en el maratón de París 2024 con nuevo registro olímpico para la distancia.

 

12/08/24.- La carrera de maratón es la más antigua y es especial, motivo por la cual se culmina con ella las competencias de los Juegos Olímpicos y se realizan en muchas ciudades del mundo. Es única, porque su longitud de 42 kilómetros y 195 metros es admirada con especial devoción y porque los competidores, que no ganan, se sienten bien por el solo hecho de cumplir con su recorrido.

De acuerdo a la versión de Pausanias, famoso historiador griego, los juegos fueron creados por Heracles Ideo, un antiguo héroe mitológico, quien retó a sus hermanos a una carrera, en la que el ganador recibía una corona de olivo silvestre. Esa prueba fue considerada la más espectacular en esos primeros juegos.

En los comienzos de los Juegos había una sola prueba, la cual era la carrera simple que se disputaba en una longitud denominada estadio, que de acuerdo a las mediciones modernas de las antiguas pistas hay un equivalente aproximado a los 800 metros.

En fechas posteriores se completó con la “diaule”, la cual consistía en una carrera doble, es decir, dos estadios y por último el “dolicós”, cuya prueba se realizaba sobre la distancia de cinco y medio estadios, que en nuestra época representa el recorrido sobre 4 kilómetros y 400 metros. Luego con el tiempo se introdujeron las pruebas del pentatlón, que consistía en carreras de velocidad y lanzamientos en atletismo, junto con la lucha y el pancracio (combinación de boxeo y lucha).

También se celebraban los Juegos Píticos, cada cuatro años, en Delfos. Los Ítsmicos, cada dos años, en Corinto y los Nemeos, cada tres años, en Argos. Pero los más famosos fueron los de Olimpia, que se efectuaban cada cuatro años y de donde deriva el nombre de los Juegos. Todos se iniciaron con carreras de velocidad y largas distancias.

En los juegos modernos se efectúa al final de cada ciclo olímpico y desde 1896, cuando se efectuaron los primeros de la era moderna, el maratón se corre en honor al mensajero Filípides, quien de acuerdo al historiador griego Heródoto, fue enviado antes de la batalla (no después) a Esparta (no a Atenas), para anunciar la llegada de las tropas del rey persa Darío I y solicitar refuerzos, ayuda negada por los espartanos con el alegato que estaban en celebraciones religiosas.

Sucedió que los atenienses vencieron a los persas en los campos y en las playas de Maratón, victoria que terminó con la primera guerra médica en el año 490 antes de nuestra era.

En aquella época no existía el sistema métrico decimal por el cual nos regimos y las distancias se medían por leguas, pero con el correr del tiempo se midió la distancia entre esos dos lugares y resultó un aproximado de 40 kilómetros, distancia inicial de la prueba.

El maratón de 1896, en el marco de los primeros Juegos Olímpicos de nuestra era, se introdujo por insistencia de Michel Bréal, miembro del comité organizador y del Instituto de Deportes de Francia. La prueba la justificó desde el punto de vista sentimental, histórico y  deportivo.

Las competencias se llevaron a cabo en nueve especialidades y en la superficie del estadio –aunque demasiada larga y angosta– fueron realizadas las correspondientes al atletismo, con las carreras y los saltos, en las cuales los estadounidenses se impusieron en 9 de las 15 pruebas, además ganaron en tiro, mientras que los franceses dominaron en ciclismo y esgrima, los alemanes en gimnasia y lucha, Escocia y Dinamarca en halterofilia, Hungría y Austria en tenis, y natación efectuada mar adentro.

PARTICULARIDADES DE ALGUNOS MARATONES

En esa primera carrera de maratón, correspondiente a los Primeros Juegos Olímpicos, participaron 25 corredores, los cuales partieron de la plaza de Maratón hasta Atenas, en una distancia de 39 kilómetros y 995 metros. 17 llegaron a la meta y para los organizadores fue todo un éxito y decidieron incluirlo en sus próximos ciclos olímpicos.  

Los griegos saltaron de alegría cuando se impuso Loues Spiridon (en otras fuentes se halla escrito el nombre Louis Spyros).

El maratón de los Juegos de París, en 1900, se corrió alrededor de las fortificaciones de la capital. Molestó un fuerte calor, lo que hizo disminuir el ritmo de los 19 corredores y a la meta arribaron 9. Fue ganada por el francés Michel Theato, quien recibió una inmensa ovación, por parte de sus compatriotas que presenciaron la prueba a todo lo largo de la ruta.

En 1904, en los Juegos Olímpicos realizados en San Luis, Estados Unidos, se corrió bajo un tiempo tempestuoso y de los 32 que partieron, solo 15 llegaron a la meta. Los que abandonaron la prueba lo hicieron agobiados por el calor y por la enorme polvareda que levantaron los automóviles que controlaron la carrera.

En esa oportunidad hubo un corredor norteamericano, Frederick Lorz, quien sufrió de calambres y se montó en uno de los carros. 15 kilómetros más adelante se bajó y continuó en la carrera. Un solo corredor estaba delante de él. Lo pasó y entró triunfante al estadio, donde lo recibieron con aplausos por parte del público presente. La distancia en esa época era de 40 kilómetros. En el momento de subir al podio confesó lo enorme que había sido su engaño y fue descalificado. Se le borró de la lista para siempre y nunca más pudo actuar en carreras de maratón. El premiado con el primer lugar fue Thomas Hicks, atleta estadounidense nacido en Inglaterra.

En los Juegos Olímpicos de 1906, realizados en Atenas, también llamados los Juegos Intercalados, se compitió en 21 pruebas atléticas. Se repartieron 65 medallas (21 de oro, 23 de plata y 21 de bronce). El Comité Olímpico Internacional (COI) no considera estos Juegos como oficiales. Pero se corrió el maratón, que se había puesto de moda con distancia de 40 kilómetros. Partieron 38 corredores y llegaron 13 a la meta. El canadiense Billy Sherring ganó en forma cómoda, seguido de Johan Svanberg, de Suecia y William Frank, de Estados Unidos.    

En 1908, en los Juegos Olímpicos de Londres, fue cuando se colocó de manera oficial la distancia de 42 kilómetros con 195 metros, porque el duque de Windsor le pidió al barón Pierre de Coubertin que colocara la salida frente a su casa, para que la familia, desde sus balcones, viviera ese momento. La meta fue colocada en el estadio Shephed’s Bush (ahora se conoce como White City), en cuya tribuna principal se encontraba la reina Alejandra de Inglaterra, y al medir el recorrido dio exactamente la distancia que se recorrió en adelante.

En esa prueba el italiano Dorando Pietri llegó al estadio en un estado tal de agotamiento que se la hacía difícil llegar a la raya final. Los oficiales presentes lo ayudaron a cruzarla, lo que provocó el reclamo de los estadounidenses, por lo que Pietri fue descalificado en favor del norteamericano Johnny Hayes. Pero la reina Alejandra, en compensación le regaló una copa de oro al italiano. 

Hayes marcó 2 horas, 55 minutos y 18 segundos. Fue seguido por el inglés Charles Hefferson y el norteamericano Joseph Forshaw.

El realizado en los Juegos de 1912, en Estocolmo, Suecia, un aplastante calor lo convirtió en algo trágico. Partieron 68 corredores y 33 abandonaron la carrera. Se presentaron numerosos casos de insolación, y uno de ellos costó la vida del portugués Francisco Lázaro. Los africanos del Sur Kennet McArthur (tiempo de 2h, 36m y 54s) y Christian Gitsham arribaron primero y segundo respectivamente, seguidos del estadounidense Gastón Strobino.

En Londres, en 1948, la epopeya del belga Etienne Gailly se parece bastante a la realizada por el italiano Dorando Pietri en 1908. Dominó toda la carrera, pero al llegar al estadio sintió cansancio al extremo, hasta el punto que caminó como un autómata. Avanzaba tan lento, que en plena pista del estadio Wembley, fue pasado por el argentino Delfo Cabrera, ganador con tiempo de 2 horas, 23 minutos y 3 segundos. También fue superado por el inglés Thomas Richards, quien quedó como segundo y el tercer lugar se lo dejó a Gailly.

En 1952, en Helsinki, Filandia, se dio a conocer Emil Zatopek, quien además de ganar el maratón con tiempo de 2 horas, 23 minutos y 3 segundos, también se alzó con los triunfos en las distancias de 5 mil y 10 metros. En la carrera de 42 kilómetros y 195 metros fue escoltado por Reinaldo Gorno, de Argentina y Gustaf Janson, de Suecia.

El maratón de los Juegos de Roma, en 1960, tiene la característica que por primera vez un representante de Etiopía consiguió una victoria. Bikila Abebe, con un excelente crono de 2 horas, 15 minutos y 16 segundos. Fue seguido de Rhadi Ben Abdesselam, de Marruecos y Barry Magee, de Nueva Zelanda.

El mismo Bikila Abebe, a quien señalaban como un corredor fuera de serie, repitió en el maratón de Tokio, en 1964, con un tiempo de récord de 2 horas, 12 minutos y 11 segundos. En el segundo lugar arribó el inglés Basil Heatley y en el tercero el japonés Kokiochi Tsuburaya.

En adelante el registro del maratón de los juegos olímpicos se inició una escalada de superación de registros a medida que se realizaban. En 1976, en Montreal, el alemán Waldemar Cienpinski marcó 2 horas, 9 minutos y 55 segundos. En esa oportunidad fue seguido por el estadounidense Frank Shorter y Karel Lismont, de Bélgica.

En 1984, en Los Ángeles, Estados Unidos, el portugués Carlos López, lo superó con un tiempo de 2 horas, 9 minutos y 21 segundos. Fue escoltado por el irlandés John Treacy y el inglés Charlie Spedding.

En 2008, en Pekín, el keniano Samuel Wanjiru, marcó 2 horas, 6 minutos y 32 segundos, para nuevo registro. Fue seguido por Jaouad Gharib, de Marruecos y Tsegay Kebede, de Etiopía.

En esta oportunidad de París 2024, es necesario resaltar un hecho que se podía catalogar de extraordinairo, porque Tamirat Tola, de Etiopía, con dos semanas de antelación, no estaba registrado en la prueba de maratón. A última hora fue inscrito por su compañero, Sisay Lemma, quien se lesionó en unos entrenamientos previos a los Juegos.

Tola impuso nuevo récord de 2 horas, 6 minutos y 26 segundos, para ganar la medalla de oro. Por su parte, el belga Bashir Abdi conquistó la medalla de plata y el keniano Benson Kipruto, se quedó con la presea de bronce.

Con esta demostración de carreras de largo aliento como es el maratón, se puede decir, sin temor a equivocaciones, que es la prueba del atletismo más admirada en todas partes del mundo, porque el atleta realiza una hazaña y muestra de verdadero coraje y heroísmo en la intervención de su recorrido.

JULIO BARAZARTE / CIUDAD CCS


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