21/08/2024.- Venían de Mérida y estaban alojados en una posada en Falcón. Tras arrojarle el televisor a la cabeza, le cayó a golpes hasta quitarle la vida a la anciana de 71 años de edad.

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Policarpa Castillo de González parió a Felipe Jesús el 31 de mayo de 1982, cuando ella tenía 29 años. Pasaron 42 largos años y el pasado 17 de agosto de 2024 Felipe Jesús la asesinó a golpes y además la estranguló.

El magullado cuerpecito de Policarpa quedó tendido en el piso de cerámica de una de las habitaciones de la posada MJ, ubicada en la calle Libertad, entre calles Arismendi y Paraguay, de la ciudad de Punto Fijo, municipio Carirubana del estado Falcón. Ella y su hijo tenían un mes hospedados allí porque resolvían algunas cosas en la región.

Estaba en el piso, boca abajo, entre la cama cubierta con una sábana verde y la esquina de la pared beige, sobre un montón de ropa y unos bolsos manchados de sangre, sangre de ella, que le brotaba de su cabeza grisácea.

Cuando la voltearon, ya estaba muerta, pero tenía los ojos abiertos. Quizás nunca los quiso cerrar, a pesar de la golpiza que recibía, porque no podía creer que aquel Felipe Jesús, a quien llevó en su vientre durante nueve largos meses y por quien se desveló innumerables noches —porque bastante enfermizo que le salió ese muchacho—, hubiese sido capaz de hacerle las cosas que le estaba haciendo.

Ella siempre supo que él tenía muy mal carácter, que era violento y medio alocado, pero de allí a caerle a golpes, eso sí que nunca le pasó por la mente.

En el piso, al lado de los 71 años chamuscados de sangre, había un televisor destrozado. Luego se supo que fue utilizado por Felipe Jesús para aplastarle la cabeza a su madre.

Ambos vivían junto a sus otros familiares en la población de Ejido, estado Mérida, y habían venido a Falcón porque tenían pendiente el reparto de una herencia que le había dejado el papá de él, en particular, un hotel allí en Falcón.

Según él declararía después, cuando le regresó la cordura, su mamá se quería pasar de viva y quitarle todo. Obviamente, nadie le creyó; primero, porque los exámenes toxicológicos determinaron que había consumido licor y drogas; y, en segundo lugar, porque todo el mundo conocía a la Policarpa. Sabían que no era mujer de andar con trampas y marramucias.

Alertados por el escándalo dentro de la habitación, un empleado de la posada tocó a la puerta, en un intento por precisar lo que estaba ocurriendo dentro. Al no recibir respuesta, decidió avisar a las autoridades.

Rato después, funcionarios de la policía del municipio Carirubana (Policarirubana) y Polifalcón acudieron al lugar. Detuvieron al homicida y lo pusieron a la orden de la Delegación Municipal Punto Fijo del Cicpc.

Al cabo de varios días, la prensa regional publicó:

A solicitud del Ministerio Público, el Juzgado Primero de Primera Instancia en funciones de control de Punto Fijo, a cargo de la jueza Rosalba Colina, ratificó la privativa de libertad contra Felipe Jesús González Castillo, de 42 años, por el crimen de su madre, Policarpa Castillo de González, de 71 años (…) González Castillo fue imputado por femicidio agravado previsto y sancionado en el artículo 74, numeral 1, en relación con el artículo 68, numerales 2, 3 y 7 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia.

El Tribunal acordó como sitio de reclusión la Comunidad Penitenciaria de Coro, pero el imputado permanecerá detenido en la sede de Policarirubana mientras el Ministerio de Servicios Penitenciarios autoriza su ingreso al recinto carcelario.

Wilmer Poleo Zerpa