Xin chào | Decididos a combatir y vencer

La insurrección estalló como un huracán y, después de unos días, logró barrer una gran parte de las huellas de dolor e ignominia de la patria.

Võ Nguyên Giáp

 

23/08/2024.- Cuando se toca el tema de la liberación nacional del pequeño país de tan solo 331.210 km², Vietnam, ubicado al norte de la península de Indochina, que le propinó a Estados Unidos la más humillante derrota militar, usualmente se destaca como referente la batalla de Điện Biên Phủ, escenificada muy cerca de la frontera suroeste de China (1954) y, por supuesto, la determinante Victoria de Primavera, que marcó la caída de Saigón y la unificación definitiva del territorio vietnamita. Sin embargo, la Revolución de Agosto pasa desapercibida para muchos cronistas, tal vez porque se trató de una relampagueante campaña que en el papel transcurrió en apenas cinco días, pero que, en realidad, fue producto de una serie de acontecimientos que maduraron por influencia de las condiciones objetivas y subjetivas internacionales, y por el impacto del huracán en puerta de lo que sería la Segunda Guerra Mundial.

Necesario es subrayar que, tras producirse el rendimiento de los alemanes ante la Unión Soviética, el 9 de mayo de 1945, un mes después, el 8 de agosto, el ejército rojo atacó intempestivamente, con un millón de soldados, al ocupante japonés en el sitio de Quang Dong, antes que ingleses y chinos de Chiang Kai-shek llegaran a Vietnam con el pretexto de desarmar a las tropas niponas.

 

La visión del Tío Hồ

Como buen conocedor de los acontecimientos que se desarrollaban a mediados del siglo XX en el viejo continente, tras haber conocido en sus entrañas al imperio francés, donde vivió y se hizo marxista, en principio de la mano de Jean Longuet, nieto de Carlos Marx, Hồ Chí Minh entendió con suficiente claridad el momento que se gestaba a favor de la liberación de su país, producto del reacomodo a la vista de las fuerzas capitalistas en el viejo continente con el desarrollo de la ofensiva nazista, desde Alemania.

En el año 1936, la dirección del Partido Comunista vietnamita, con Hồ Chí Minh, Võ Nguyên Giáp y Lê Duẩn, a la cabeza, entre otros líderes, consideraron propicio darle un giro de 180 grados a la ofensiva anticolonialista, aprovechando que la izquierda francesa había tomado el poder desde el Frente Popular, lo que efectivamente abrió un compás importante a favor de las fuerzas revolucionarias que inmediatamente fueron ganando espacio y fortaleciendo posiciones frente a las tropas ocupantes. Sin embargo, esos aires a favor se disiparon prontamente, porque Alemania derrotó a Francia, por lo cual los japoneses cumplieron la orden germana de ocupar Indochina sin mayor resistencia por parte de los colonialistas galos, quienes se negaron a unir voluntades con la guerrilla vietnamita para enfrentar al nuevo usurpador.

El 14 de agosto de 1945, el Comité de Insurrección Nacional, impulsado por los comunistas, llamó a todos los vietnamitas al levantamiento masivo para enfrentar a la ocupación japonesa. Desde ese día hasta el 19, el alzamiento se expandió sobre todo el territorio. El mismo 16 de agosto, el Congreso del Pueblo, organizado en Tân Trào, provincia de Tuyen Quan, adoptó las principales líneas políticas del Việt Minh (Liga para la Independencia de Vietnam) del levantamiento general con la bandera roja de estrella dorada en alto, conocida como el símbolo de la expresión "Decididos a combatir y vencer". Además, fue electo el Comité Central de Liberación Nacional, que funcionó como un gobierno provisional, con Hồ Chí Minh al frente. Todo ese levantamiento, que sorpresivamente creció como la espuma, se daba en un país sin un ejército verdaderamente consolidado. De tal manera, las masas populares enfrentaron al nuevo invasor con armas rudimentarias, pero masivamente, y Vietnam mostraba por primera vez músculos suficientes para dar grandes pasos de cara a su liberación total.

Hanói, la capital de la naciente república, había cumplido con la insurrección para la conquista del poder, el 19 de agosto de 1945, y Saigón, principal urbe del sur, el 25 de agosto. Seguidamente, del 19 al 26 de agosto, 56 de las 65 provincias y ciudades conquistaron el poder. En consecuencia, el 2 de septiembre de 1954, hace ya 78 años, en la histórica plaza Ba Dinh, de Hanói, frente a centenares de miles de personas, en nombre del gobierno provisional, el presidente Hồ Chí Minh leyó la proclamación de la independencia y la fundación de la República Democrática de Vietnam.

Pasado cuatro meses, el 6 de enero de 1946, se efectuaron las primeras elecciones para elegir la primera Asamblea Nacional de la nueva república, que aprobó la primera Constitución, pero los franceses no habían sido expulsados del país, tal como ocurrió en Venezuela con los españoles, el 5 de julio de 1811.

Los franceses, después de retomar posiciones en Saigón, se envalentonaron y retomaron a Hanói, en el norte del país y, el 19 de diciembre de 1946, fue convocado un nuevo al levantamiento nacional, mientras el gobierno revolucionario abandonaba la capital y se instalaba en Việt Bắc, más al norte, para construir la base central de la resistencia, que fue atacada masivamente por los europeos. Estos, al fracasar en el intento, debieron abandonar posiciones ese mismo mes de diciembre.

En enero de 1950, la República Democrática de Vietnam fue reconocida por la República Popular de China, la Unión Soviética y Checoslovaquia, lo cual inyectó una fuerza inusitada al pueblo vietnamita, que pasó de posición defensiva a la contraofensiva. De esta manera, todo el norte se convirtió en un escenario adverso para los colonialistas, que se vieron obligados a pasar a la defensiva, mediante el Plan Naverre, que incluyó la construcción de un campo modernamente fortificado en la explanada de Điện Biên, al noroeste, cerca de la frontera con China.

Para el 13 marzo de 1954, el entusiasmo de las fuerzas vietnamitas era total: el 7 de mayo siguiente, el escenario no podía ser peor para los europeos: París lloraba tras observar en los periódicos las fotos del general Christian De Catriel rendido, con los brazos en alto, frente al humilde ejército de Võ Nguyên Giáp, que había aniquilado más de 16 mil adversarios, entre militares franceses y mercenarios extranjeros, capturados 16 mil coroneles, y 1.749 oficiales y suboficiales.

Meses después, se supo que el secretario de Estado gringo, John Foster Dulles, le había propuesto a canciller francés, George Bidault, el lanzamiento de dos bombas nucleares para recuperar Điện Biên Phủ, pero los franceses prefirieron bajar la cabeza y asumir la histórica derrota. Hoy mantienen fraternales relaciones con su enemigo de ayer, entre 1858 y 1954.

 

Ángel Miguel Bastidas G.

 

Fuentes consultadas:

Võ Nguyên, G. (2010). La cita de la historia. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Quang. M. L. (2004) Vietnam, un panorama. Hanói: Editorial The Gioi.


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