Letra veguera | Antipolítica y fascismo

11/09/2024.- No existe otro antecedente: desde que el banquero Manuel Antonio Matos encabezó en 1901 la Revolución Libertadora —contra Cipriano Castro—, la alta burguesía venezolana no había arriesgado a ninguno de sus actores principales para enfrentar movimiento popular y reivindicador alguno en el poder. No fue hasta que apareció Henrique Capriles Radonski como candidato de la derecha venezolana a la presidencia de la República que volvimos a ver el rostro, el pensamiento y la acción política de la oligarquía, ahora en su versión neofascista y pletórica en eslóganes dignos de una cadena de comida rápida.

Desde que en la década de los noventa la antipolítica fue posicionada como hegemonía en los medios privados, su rostro es bastante visible. Su discurso antipartidos, su aparente bonhomía, el disfraz de gerente y el uso indiscriminado de técnicas publicitarias —desde publirreportajes hasta matrimonios ficticios con actrices de TV— lo consolidaron como líder de un movimiento con forma de derecha progresista, pero con contenido neoconservador, propio del exilio cubano-americano, el partido republicano norteamericano, el infame partido popular profranquista en España y la narcopolítica de Álvaro Uribe en Colombia.

Dos gestos aterradores lo reconocen como fascista. El primero fue el asalto a la Embajada de Cuba, donde, además de dirigir la turba derechista y a agentes de la CIA que intimidaron la sede diplomática, rompió con la legalidad internacional y amenazó con tomar las oficinas. El segundo, y más triste, luego de liderar una campaña presidencial, caracterizada por ejecutar sobre el pueblo la más feroz y sofisticada guerra psicológica, fue mandar a sus seguidores a tomar venganza por un "fraude" como excusa para activar la última fase de la estrategia de golpe suave.

El saldo de once personas muertas y el destrozo de equipos e instalaciones médicas siguen llenando de dolor al pueblo venezolano y constituyen la primera página de la infame historia del fascismo en Venezuela.

 

Federico Ruiz Tirado


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