Hacer crecer la esperanza: el reto tras el triunfo de Lula

Derribó muros que pretendían ponerle fin a su vida política y ahora tiene una tarea clave

Fue un triunfo sobre las maniobras de sectores conservadores.

31/10/22.- La trayectoria de Luiz Inácio Lula Da Silva puede entenderse con un símil muy simple: ha sido una carrera dedicada a pulverizar obstáculos cada vez más complejos y exigentes. Aunque esa imagen sea demasiado sencilla para retratar a un coloso de la política continental, en nada se aleja de las particulares circunstancias que le tocaron vivir en estos últimos cuatro años y que, probablemente, vivirá en el próximo cuatrienio como presidente de Brasil.

Los resultados de este domingo son una muestra incuestionable: más de dos millones de votos le dieron la victoria sobre Jair aunque parezca una estrecha diferencia, su valor está en el esfuerzo que representa. Fue un triunfo sobre las maniobras de sectores conservadores, que pretendieron impedir la movilización de votantes en localidades decisivas para la elección de este 30 de octubre, y una conquista frente a las amenazas contra los movimientos progresistas de América Latina.

De forma especial, fue una victoria sobre la mentira, presentada de forma cada vez más refinada a través de las redes sociales y sitios web. Para el estudio de las campañas sucias quedará el portal LulaFlix, penado por las autoridades electorales brasileñas por dedicarse a mentir sobre el candidato del Partido de los Trabajadores, y el uso de discursos sobre temas sensibles como la religión, para polarizar a partir de la falsedad.

Esas maniobras no son municiones nuevas. Ya fueron el combustible para usar el sistema de justicia como herramienta para impedirle a Lula postularse en 2018, cuando fue detenido. 580 días duró el oprobio contra el político y líder obrero, que al salir de la cárcel alertó: “no se encarceló a un hombre, quisieron encarcelar a una idea y las ideas no se encierran, no se matan”.

Un nuevo aire para un continente entero

Luego de derrumbar los muros que pretendían ponerle fin a su vida política, el presidente electo tiene ahora una tarea clave frente a 215 millones de brasileños y el resto de América Latina: demostrar otra vez que la izquierda sí es una alternativa de esperanza, crecimiento, desarrollo y justicia social. Es una tarea capital frente a peligrosas prácticas como el lawfare, usado contra figuras como Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa y el propio Lula.

"Intentaron enterrarme vivo, pero estoy aquí para gobernar a este país en una situación muy difícil", dijo Lula en su primer discurso tras conocerse los resultados de la segunda vuelta electoral de este domingo. Ante miles de simpatizantes, dejó claro el norte de este tercer mandato: reconstruir la democracia de Brasil, mellada por la división y la persecución estimulada en el gobierno de Bolsonaro, y llevar al país de regreso a su liderazgo internacional.

Para ello, es fundamental retomar el abordaje de temas como el cambio climático, la ampliación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el fomento de alianzas para el desarrollo económico y reimpulsar la unidad latinoamericana.

A lo interno, las tareas son mucho más desafiantes. En los próximos cuatro años, Lula tiene el reto de recuperar el sistema de justicia social que permitió a 28 millones de brasileños salir de la pobreza entre 2003 y 2011, cuando él ejerció sus dos mandatos presidenciales anteriores, fortalecer una institucionalidad que preserve la democracia y reactivar la rueda de la economía para ponerla al servicio de los sectores más desposeídos.

Por todos estos desafíos, los resultados electorales de este domingo constituyen “la victoria de un inmenso movimiento democrático que se impuso por encima de los partidos políticos, los intereses personales y las ideologías”, expresó Lula, quien ahora se prepara para derribar nuevos obstáculos con un solo fin: hacer que la esperanza “sea mayor que el miedo”.

ROSA PELLEGRINO / CIUDAD CCS


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