Al derecho y al revés | Mosca con el fascismo

25/09/2024.- Ante la escalada violenta de quienes perdieron la elección y nunca recogieron las actas de su derrota —lo cual prueba que no era electoral "la ruta" para acceder al poder que cacareaban, ellos y los vivos idiotas que los coreaban—, abundan las conferencias para explicar qué es el fascismo.

Nada mal exponer ante un público quizás poco dado a leer libros de politología, pero cuidado con explicar mal y ofrecer lo incumplible, porque no estamos para confusiones.

La primera que observo es hacer creer que el fascismo no existía hasta que nació en la Italia de comienzos del siglo pasado, cuando fascistas que nunca fueron llamados como tales los encuentra uno en toda la historia.

De hecho, el sanedrín judío, que condenó a Jesús de Nazaret, cumplía con todas las señales del fascismo italiano, y con los de Hitler y Francisco Franco también.

¿Cuáles son esas señales?

Una es la falta de diálogo como manera de aclarar posiciones entre adversarios y la otra es la violencia como vía de acción política.

Estas condiciones las cumplen de sobra los aliados MCM y EGU, el último hoy escapado a España.

Ninguno de los dos ha aceptado dialogar para buscar soluciones. En materia de violencia, basta con revisar los hechos de cada guarimba irresponsable que MCM ha arengado en el pasado reciente desde medios y redes. Mientras, el hasta ayer socio —porque la abandonó y huyó tras el botín del interinato— se dedicaba a viajar por Europa y Estados Unidos para malponer al gobierno venezolano.

Otra característica del fascismo es su carácter exclusivista, para beneficio de sus afiliados, porque para el fascista el resto es chusma que no vale mucho.

El fascismo se nutre de la minoría de humanos que, por razones raciales, de idioma u origen, se creen "superiores". De allí nace el fascismo yanqui, que discrimina a los afrodescendientes, hispanoparlantes, chinos, italianos y polacos, y, por supuesto, a los propietarios originarios de ese país: los indios norteamericanos.

Con esa característica es difícil que un movimiento o partido fascista llegue a ser mayoría, salvo cuando la democracia falla, y eso debo aclararlo.

La democracia, aparte del menos cruento método para escoger quién ha de mandar sin tener que librar guerras o asesinar mandamases, también es una competencia entre ofertas que pueden ser múltiples.

Allí regreso a la historia humana, que nos enseña que siempre ha habido partidos populares y partidos oligárquicos.

Unos postulan que sin dar posibilidad para que el pueblo se eduque y progrese, sin igualdad ante la ley, es imposible el crecimiento económico. Los otros desde siempre han planteado que el motor de la economía son los ricos, a quienes suponen ángeles.

Unos y otros anuncian mejores futuros que cuando no se dan como han pronosticado, comienza a subir la popularidad del fascismo.

Así sucedió en el Imperio romano y también en la Alemania nazi y la Italia del fascismo, fenómeno que, ante los evidentes robos de políticos en Italia y Alemania, vuelve a aumentar su popularidad en esos países.

Aquí, mientras el escapado busca cómo hacerse de los dividendos que dan las cuentas bancarias y empresas que europeos y yanquis nos han robado, la chillona —a quien también llaman la Sayo— procura mantenerse en los medios, y desde el norte buscan a alguien con carisma para sustituir a los bates quebrados de esa oposición cuyo máximo exponente es el inefable Juan Guaidó, hay que explicar bien algo.

Hay que comenzar por el papel que hacen en nuestra economía las sanciones yanquis, que son ilegales y que no las van a quitar —porque el objetivo no es tanto Miraflores como el petróleo—, y el papel del pobre diablo de EGU y la socia abandonada.

Pero, sobre todo, hay que evitar que el mal uso de nuestra democracia por parte de ineptos, burócratas y ladrones termine abonando al fascismo en nuestro país.

El Presidente, siempre estadista y a la cabeza del gobierno nacional, alerta sobre los regalos de celulares y aparatos electrónicos como los que Netanyahu usa para asesinar desde Israel a los palestinos despojados de viviendas y tierras.

Bien por el jefe del Estado, pero en cada nivel los ejecutivos están obligados a emular a Nicolás Maduro… Punto.

 

Domingo Alberto Rangel


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