Ely Rafael Primera Rosell

Octavio Beaumont Rodríguez

Alí Primera, el Cantor del Pueblo, compartiendo con amigos.

 

01/11/22.- Conocí al Cantor del Pueblo, Ely Rafael Primera Rosell, mejor conocido como Alí Primera, en 1966, en la residencia de Elías David La Rosa (Stalingrado) en la Universidad Central de Venezuela. 

Alí estudiaba en la Facultad de Ciencias, Escuela de Química, y decía a sus amigos: "Ingresé a Química para ayudar a estudiar y conservar los suelos, en especial los del estado Falcón, porque son muy áridos y dificultan la agricultura". El panita Alí vivía en un cuarto de la planta baja, creo que el P-12, mientras yo vivía en otro muy cercano.                          

Aunque muchas veces el panita Primera visitaba la residencia número 2, conocida como Vietnam, para cantar y animar las veladas musicales con la gente del Partido Comunista de Venezuela (PCV), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Vanguardia Popular Nacionalista (VPN) y los guerrilleros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FNL FALN), quienes vivían en esa residencia estudiantil, también amenizaba las de las muchachas estudiantes, que vivían en la residencia femenina de la UCV.

Era un amigo solidario, luchador, revolucionario, creyente, jodedor, cantor serenatero, y buena copa.  Creo que de tanto visitar la residencia Vietnam se inspiró para componer una canción a la cuna de Ho Chi Minh y al general Vo Nguyen Giap.

En el mismo 1966, en compañía de Alí, su cuatro y sus canciones, realizamos la despedida a Reinaldo Astudillo (quien iba para el Frente Guerrillero José Leonardo Chirino, del estado Falcón) y Ramón Segundo Ferrer para el Frente Guerrillero Simón Bolívar, en el estado Lara). Tomamos ron, anís y cerveza, escuchamos música de Héctor Cabrera, Carlos Puebla y Daniel Santos.

En la velada, Alí fue el primero en hablar, confesando que su música y sus canciones tenían un alto contenido social, político, ético y moral, con el fin de crear conciencia en nuestro pueblo. Subrayó que no sabía leer ni escribir música, pero a pesar de eso componía sus canciones ayudado por las recomendaciones de su gran amigo, el músico Alí Agüero. Narró que cuando era niño fue limpiabotas y por la necesidad y el hambre se metió a boxeador, mientras que el dinero que ganaba servía para dar ayuda económica a su madre y sus familiares. Para finalizar, Astudillo, Ferrer, Alí y mi persona, riendo y llorando, cantamos a capela la canción Despedida de Daniel Santos. Alí y yo desarrollamos una gran pea, mientras que Ferrer y Astudillo estaban sobrios, listos para cumplir su misión de subir a la montaña para hacer realidad el sueño de ser guerrilleros.

El día viernes 13 de diciembre de 1966 volví a hablar con el panita Alí, en horas de la mañana. Le manifesté lo siguiente: "Camarita, tiene que salir de la residencia Stalingrado, porque la dirección del FLN FALN informó que en horas de la tarde el Ejército y la Digepol van a allanar 'la casa que vence la sombra'. Preguntó ¿por qué? y le expresé: porque las FALN realizó varias operaciones contra objetivos militares". Alí, mirándome fijamente, me dijo: “Panita, aquí resistiremos”. 

El gobierno represivo de Raúl Leoni procedió a ordenar el allanamiento de la UCV, ingresando al campus universitario más de 4 mil soldados.    

Alí no acató mi recomendación, y en horas de la tarde el Ejército y la Digepol lo detuvieron junto a más de 700 estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, de las residencias Stalingrado, Vietnam y las femeninas.

Los estudiantes, montados en autobuses, fueron trasladados en calidad de prisioneros a la Digepol y tampoco escapó a esa situación el Cantor del Pueblo venezolano.      

Sus canciones Humanidad, No basta rezar, Los niños de Vietnam, Los techos de cartón, Tin Marín, Cuando nombró la poesía, quedaron flotando en el aire y eran escuchadas por la fría noche.

La última vez que hablé con Alí fue cuando cantó sus canciones en un acto cultural realizado en Ciudad Bolívar. Al finalizar el evento, el guerrillero Francisco Sosa, Alí y mi persona, fuimos a beber unos tragos de ron en un restaurante alemán, cuyo dueño era simpatizante de la izquierda venezolana.        

La última vez que supe del panita fue cuando yo era director del periódico El Reportero, de San Carlos, estado Cojedes, y escuché la noticia de su muerte por Noti Rumbos. Me quedé mudo y llorando.        

OCTAVIO BEAUMONT RODRÍGUEZ


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