Historia viva | La biblioteca de Arístides

10/02/2024.- Arístides, el estadista y comandante militar ateniense que vivió entre los años 520 y 467 A. de C., fue llamado el Justo por su lealtad y vocación de servicio. Es posible que los padres de Arístides Medina Rubio, el Maestro, le colocaran su nombre evocando al heroico de la Grecia Antigua. Si así fue, acertaron, porque esas fueron las virtudes de quien haré memoria a través de su biblioteca personal, donada al Centro Nacional de Historia —ahora llamado Centro Nacional de Estudios Históricos por razones académicas y administrativas— en agosto de 2019.

Medina Rubio dejó en su biblioteca, ahora en servicio, ordenados e inventariados, cerca de diez mil ejemplares, un legado atesorado de información histórico-política de primera línea, que ni buscando en lo más profundo de internet se conseguirían ejemplares casi incunables de su colección. en cuanto a materias, períodos históricos, categorías y un infinito legado documental.

Dichosos los profesores y estudiantes del PNF de pregrado y postgrado en Historia de Unearte y dichosos los investigadores que ahora tienen acceso a esa biblioteca, ubicada en la sede de la antigua Biblioteca Nacional, hoy Casa Bicentenario, entre las esquinas de La Bolsa y San Francisco. . Hasta el mismo Luis Britto García se sorprendió cuando encontró una joya informativa en una Gaceta de Caracas del siglo XVIII, justo a tiempo para un trabajo de investigación que realiza el afamado escritor.

Quizás las condiciones estructurales del viejo edificio guzmancista, donde ahora se ubica la biblioteca, adolece de sus antiguas estructuras, pero ya el colectivo de historiadores le ha puesto nombre y apellido, aunque todavía falta su nominación administrativa, para que el sueño de Medina Rubio entre a formar parte de la Red Nacional de Bibliotecas.

Poco antes de morir, y por ello rememoro los cinco años de su despedida, el 1.° de octubre de 2019, nos pidió al profesor Alexander Torres, a Nancy, su adorada compañera, ya mí velar por la donación de esa portentosa colección de libros, y así lo hicimos. Recuerdo que me dijo, en estado convaleciente: "Si no cumples, te voy a jalar las patas…". Maestro, hoy puedo confiarle que mi responsabilidad la he cumplido. Quedará para otros preservarla y continuar la labor pedagógica con profesores y estudiantes, porque su biblioteca está activa, preservada e inventariada. Hasta hoy se han cumplido con los parámetros mínimos para su funcionamiento y servicio.

Le hemos agregado valor durante el año 2023 y lo que va de 2024, porque junto a un grupo de maestrantes, doctorantes y profesores, así como trabajadores de Casa Bicentenario, organizamos dos seriados temáticos de conferencias como programación de extensión sobre aspectos que eran de la incumbencia académica de Arístides Medina Rubio: "La Historia: ¿Ficción o Ciencia?" y "Pensar la Historia". En estos momentos, los están transcribiendo y se espera por las correcciones para publicar el primer boletín, con voces calificadas como las de los profesores Antonio Núñez Aldazoro, Mirla Alcibíades, Jorge Berrueta, Alexander Torres Iriarte, Adriana Rodríguez, Roger Blanco-Fombona y los profesores Omar Hurtado Rayugsen y Pedro Calzadilla Pérez.

Más allá de la memoria y homenajes, que son altamente merecidos, la hechura de debates y producción de contenidos de los amigos y amigas de Arístides Medina Rubio lo hace perenne en la formación de las nuevas generaciones de historiadores. También en la actualización de nuestros jóvenes líderes políticos, especialmente los diputados de la Asamblea Nacional, que cohabitan en las adyacencias de la avenida Universidad. En la biblioteca de Arístides, tienen la oportunidad de recuperar información desde las fuentes primarias y secundarias que dan explicación sobre los asuntos cruciales por los que transita el país al afianzar su soberanía y plena independencia, y el mundo, en estos atolladeros de sicariato digital, como los llama Borón.

La organización de la Biblioteca Arístides Medina Rubio fue producto del esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras del Centro Nacional de Historia, de todos los que contribuyeron con estantes, libros y camiones de esfuerzo para nutrir la colección de Arístides con la del profesor Ramón Tovar, de Enrique Nóbrega y de Fermín Toro, todas en perfecto estado de conservación hasta el día de hoy.

Ahora hay que darle el merecido mantenimiento técnico y desplegar su servicio. Esa fue una de las preocupaciones que nos dejó Arístides antes de irse. Le inquietaba quién haría los procesos técnicos. Para calmarlo, le mencionamos a Santos Himiob, una autoridad en la materia. Le tocará ahora a Santos evitar que Arístides lo visite en sus sueños para exigirle cumplir con sus responsabilidades una vez más, como lo hacía en la Biblioteca Nacional cuando Arístides fue su director. Un anhelo que compartimos los amigos y amigas, militantes del afecto y la solidaridad, y que también exigimos en nombre de ese Comandante de la Memoria que fue el entrañable y siempre recordado Arístides Medina Rubio.

 

Aldemaro Barrios Romero


Noticias Relacionadas