Al derecho y al revés | ¡Papel tualé en los baños!

16/10/2024.- A cada rato los medios entrevistan a ciudadanos reputados como "expertos petroleros", quienes, después de exponer lo real o supuestamente deteriorada que está nuestra industria petrolera —que sí lo está, pero básicamente más por las sanciones que por mal manejo del negocio—, paradójicamente pasan a anunciar mejores futuros si el país invierte miles de millones de dólares en una industria a la que, en sus análisis, no le ven futuro.

Ojo: estos expertos se han ganado sus reputaciones repitiendo, ante los medios que les dan vida, no trabajos de investigación, que no hacen, sino recitando, cual salmodia, los números que sacan de la industria petrolera o de las agencias internacionales que en el mundo le hacen seguimiento a la transformación del crudo en derivados.

No son "expertos petroleros" por haber trabajado abriendo pozos o montando petroductos, y ni siquiera se trata de gente que ha vivido en un campo petrolero, pero son "expertos".

Cuando los escucho, me parece estar viendo un tracalero de feria, destacado en desviar la atención del público hacia un lado cuando, en el otro lado del tarantín, su ayudante escamotea algo de la vista de los asistentes.

Estos "expertos" mencionan cifras de miles de millones de dólares, como si se tratase del aguinaldo a recibir en diciembre. Para mí, no son otra cosa que gestores de alto coturno agazapados, esperando un cambio de gobierno que los catapulte a los ambientes donde todo se vende y compra… y todo se guisa.

El engaño es hacer creer que al quitarnos las sanciones de inmediato, y sin mayor esfuerzo, Pdvsa comenzará a producir los mágicos tres millones de barriles diarios… o acaso cinco o hasta diez, porque en esos ambientes donde se mueven estos "expertos" ser exagerado es lo común.

El asunto es que a causa de las sanciones hemos perdido mercados que difícilmente se han de recuperar, sobre todo cuando el mundo occidental anda en recesión.

Es cierto que nadie nos regalará las cuotas de mercado que hemos perdido, y aumentar la presencia de Pdvsa tampoco será cosa de meses.

De manera que entregar a estos bichitos el manejo financiero de Pdvsa sería algo tan ingenuo como dejar a la hija bonita como azafata en un avión donde el dueño de la aeronave es Donald Trump.

Pero, en cambio, sí hay inversiones, incluso no tan grandes como las que piden para el petróleo, en otras áreas indispensables para que el país como un todo produzca mucho más.

Son las de infraestructura básica y servicios que en mi país comenzaron a deteriorarse por falta de mantenimiento ya en los años ochenta del siglo pasado. Me refiero no solo al agua potable y la energía eléctrica, sino a las autopistas, carreteras y viaductos.

En esas materias, Venezuela fue el país mejor dotado de la América mestiza hasta precisamente los años ochenta del siglo pasado, cuando los otros países mejoraron mientras nosotros nos estancábamos e incluso retrocedíamos.

Sin ellas, la producción de los privados será mucho menor.

El gobierno nacional viene reparando y hasta mejorando la infraestructura vial, pero no basta.

Los privados pueden —inclusive, deben— participar en este esfuerzo, y para ello no se necesita ser un gigante económico.

Basta con que cada propietario de una pequeña venta de empanadas tenga limpio su baño y lo dote de papel sanitario. ¡Eso también ayuda!

 

Domingo Alberto Rangel


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