Araña feminista | El piropo como lenguaje sexista

21/10/2024.- ¿Quién no se ha sentido elogiada por un piropo de un desconocido? Cuando un caballero con voz encantadora nos dice: “El cielo está de fiesta porque sus ángeles están aquí”, “Están cayendo las estrellas del cielo” o “Eres la canción que hace sonar mi guitarra”, esas bellas palabras a menudo nos sonrojan.

Pero ¿qué sucede cuando es lo contrario? Ese lenguaje sexista utilizado por algunos en un tono no muy agradable, de doble sentido, grosero, agresivo que nos arruinan el día y peor aún en muchas ocasiones nos sentimos acosadas como un simple objeto de placer.

Hablando con tres amigas para obtener su opinión acerca del caso, el acercamiento fue el siguiente: cuéntame acerca de alguna experiencia que hayas tenido relacionada con un piropo. ¿Qué ha significado para ti? ¿Te ha agradado? ¿Cómo te has sentido?". Sus respuestas fueron las siguientes:

MUJER1: "Sí, he recibido piropos, algunos lindos y otros no tanto. Los que no me agradan me hacen sentir incómoda porque son groseros. Recuerdo que, cuando me dirigía a mi trabajo, un hombre me dijo: '¡Y esa lavadora grande tendrá para lavar este trapito!' De verdad, no sabía ni cómo caminar después de escuchar eso. Fue horrible. Me sentí ofendida".

MUJER2: "Recuerdo uno que me molestó muchísimo porque su gesto fue morboso. Utilizó sus labios para decirme: '¡Mamacita rica!'. Qué feo y asqueroso. Sentí miedo".

MUJER3: "En una ocasión, vi a un hombre en la parada de bus que frecuento. Se me acercó y me dijo: '¡Todo eso es tuyo! ¡Algún día serás mía!'. En ese momento, me sentí mal y decidí no prestarle atención, pero algo me alarmó. Todos los días, el mismo hombre me esperaba en la misma parada a la misma hora y repetía lo mismo. Eso me asustó porque lo sentía como acoso. Estaba claro que sus intenciones no eran buenas".

Ahora bien, el piropo como lenguaje sexista, según Bowman (1993), "incluye comportamientos verbales y no verbales, como aullidos, miradas lascivas, guiños, tocamientos, pellizcos, silbidos y otros comentarios, siendo estos últimos con frecuencia de naturaleza sexual o comentarios evaluativos sobre la apariencia física de una mujer o sobre su aspecto público". Es decir, en la sociedad venezolana, estos comportamientos se viven día a día como algo muy común y ligero en el argot popular.

Estos argumentos orientan situaciones en las que podemos estar frente a un caso de acoso o abuso sexual contra la mujer. Analicemos estas situaciones. Según la ONU, “el acoso y el hostigamiento sexuales son conductas de naturaleza sexual que incomodan, molestan o humillan a una persona, o bien que podrían hacerlo”. Es decir, se trata de acciones verbales o no verbales que contienen comentarios humillantes, incómodos e inapropiados sobre la mujer.

Por su parte, la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LOSDMVLV) establece en su art. 1 que el Estado garantizará y promoverá condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus formas y ámbitos. Esta violencia está arraigada en la discriminación sistémica contra las mujeres, especialmente cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad, logrando cambios en los patrones socioculturales. Además, en su art. 19, la ley menciona las diversas formas de violencia, donde la amenaza, el acoso u hostigamiento son considerados comportamientos abusivos con la intención de intimidar a la mujer.

A pesar de los avances e interés por el reconocimiento, garantía y respeto a la mujer, el piropo es un tema que quizás pase desapercibido. Es necesario estudiarlo detenidamente, ya que no se analizan sus consecuencias. En cada expresión de piropos indebidos, podemos estar frente a un “peligroso agresor”. Debemos enseñar a las nuevas generaciones que existe un lenguaje que puede llegar a ser abusivo y educarlas para un futuro libre de todo tipo de violencia. Finalmente es importante fomentar e iniciar campañas educativas a la colectividad en general y de esta manera contribuir y dar cumplimiento a las garantía que establece la LOSDMVLV.

Belkis Bermúdez

 

 

 


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