Al derecho y al revés | Tarek y Lula
30/10/2024.- La facilidad con que en este siglo se puede pasar en horas de héroe a villano tiene como mejor ejemplo al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Antes de llegar al poder, Lula se tomó la difícil tarea, el siglo pasado, de unir la izquierda iberoamericana, dispersa y derrotada después de la caída del Muro de Berlín, cuando, junto con el comandante Fidel Castro, fundó el Foro de São Paulo, que, según la prensa de aquellos días, personificaba todos los males posibles, comenzando por el comunismo.
Después vino la primera presidencia de Lula. Recuerdo que su primer embajador fue destituido a pedido de la oposición venezolana, por inmiscuirse en nuestra política interna.
Cuando Lula fue destituido mediante un golpe de Estado judicial, nuestro gobierno lo apoyó. Eso a pesar de que ya entonces los Trabajistas se habían corrompido cuando gestionaban grandes obras en Iberoamérica, incluso en Estados Unidos, donde fue acusada por primera vez la contratista Odebrecht, la cual había construido en Venezuela los puentes sobre el Orinoco, y otras obras que a la fecha están inconclusas.
Luego vino la fundación de los Brics, cuya idea dicen que no salió de Rusia ni de la China, sino del Brasil de Lula. Sin embargo, también apareció en el tablero mundial la pugna de los megamillonarios de internet, que quieren establecer un gobierno mundial donde ellos mandarán desde la trastienda, es decir, la globalización al estilo yanqui.
En esa pugna, el partido de Lula y su jefe tomaron posición por la globalización sin dejar de ser de izquierda… porque se trata de otra cosa…
De todas maneras, gente como Elon Musk y sus compinches aceptan todo tipo de apoyos, desde la derecha conservadora hasta excomunistas.
Desde esa posición, se convirtió Brasil en una especie de unicornio, es decir, algo que no puede existir, ya que si se lucha en los Brics contra la dictadura del dólar, no se puede militar a favor de quienes propugnan un mundo donde el comercio siga atado a esa divisa.
Este punto creo que —más que la frase sacada de las telenovelas: "Lula nos traicionó"— es lo que se debe explicar a nuestro pueblo, que no entiende cómo el heroico Lula ahora es un traidor.
El presidente Maduro, recordando su pasaje por la Cancillería, pide "esperar", lo cual es correcto, pero no por ello hay que caer en las provocaciones del populismo que todo lo explica a la luz de un guion para telenovelas: lleno de cuernos, estafas y traiciones.
Por ejemplo, el fiscal general —amigo de tantas décadas— debe abandonar las declaraciones anti-Lula, buscando su reelección, para lo cual tiene mejores argumentos.
Uno, que Tarek es el alto funcionario con mejor posicionamiento en el gobierno —su aprobación supera el 70%— y que, si bien quizás por falta de presupuesto en las fiscalías, hay funcionarios corruptos, eso no se corrige cambiando a Tarek, quien incluso tiene a los yanquis ofreciendo dólares por su captura. Entre los desconocidos que se inscribieron para suceder al actual fiscal, ninguno ha mencionado cómo va a disminuir la corrupción en esa institución, que es lo que realmente le importa al venezolano común.
De manera que con Lula ya no se va a contar. Él saldrá de la presidencia y lo estará esperando un alto cargo en las Naciones Unidas, como sucedió con Bachelet.
Con Tarek, por el contrario, sí pueden contar los venezolanos, o al menos más que con quienes lo adversan, tal como me dijo una señora hace días, cuando para ir al centro me fui en el metro: "¿Para qué van a cambiar a Tarek?".
La señora pensaba que yo era diputado…
Domingo Alberto Rangel