Punto y seguimos | Una es mala y el otro es malísimo

Gane quien gane en EE. UU., es mala noticia para el Sur global

05/11/2024.- Hoy los estadounidenses eligen nuevo presidente. O sus colegios electorales, nada de una persona un voto. Eso sí, la lista de opciones que ofrece “la mejor democracia del planeta” a sus ciudadanos no es muy larga: chingo o sin nariz. Kamala Harris, actual vicepresidenta demócrata, y Donald Trump, buscando la reelección al cargo por los republicanos. La primera, seleccionada por su partido después de la debacle física y mental del candidato original, el actual presidente Joe Biden –quien apenas puede articular dos oraciones seguidas– salió a las tarimas con un discurso que, lejos de ofrecer signos de estabilidad y raciocinio, apuntan a la profundización de las malas decisiones que los demócratas se han apuntado en los últimos años. Nada sobre cómo detener la inflación o mejorar la economía y mucho sobre garantizar tener el ejército más letal de la Tierra. Mucho sobre los derechos de ciertas minorías en el ámbito local (comunidad LGBT+, hindúes, etc.) y poco sobre dejar de financiar a Ucrania o a Israel y su genocidio contra el pueblo palestino.

Por su parte, Trump, con su delirio mesiánico de hacer de “América” la vieja gloria colonialista que alguna vez fue, conseguirá millones de votos, tal y como lo hizo en las elecciones anteriores, donde, de ser el sistema de elección directa hubiera ganado. ¿Cómo será el guiso en los colegios electorales esta vez? ¿Soportarían un nuevo canto de “fraude” por parte de los trumpistas? No han de haber olvidado la famosa toma del Congreso, pero aun así, sabemos que, en la mejor democracia del mundo mundial y universal, el voto del pueblo no es precisamente el mayor valor.

Para el resto del mundo, el resultado será más o menos indistinto. La política exterior estadounidense es una sola, imperialismo, con leves matices. Trump, en su discurso más “pragmático” aboga por detener la participación en Ucrania, lo ve como “un mal negocio” porque el no poder utilizar misiles OTAN contra Rusia (la respuesta de Moscú no sería sostenible) implica más gastos que ganancias. En Medio Oriente, se complejizan las decisiones, dado el poder del lobby sionista en EE. UU. y, de cualquier manera, no es que a los republicanos les importen las vidas palestinas. (tampoco a los demócratas, visto lo visto). Para América Latina, un Trump convencido de que somos parte de su territorio por derecho divino es peligroso. El desprecio que siente y muestra por sus vecinos le lleva a acciones violentas, de intervencionismo directo, físico incluso, además de mantener y aumentar la política de sanciones, en el caso venezolano. Con Harris, habría ventanas de negociación, aunque, por supuesto, no de eliminación del decreto Obama, hijo de sus entrañas. Volviendo al principio, chingo y sin nariz.

Son Estados Unidos un imperio en decadencia, al borde del desastre, pero eso les hace aún más capaces de acciones desesperadas. Sanciones, incursiones militares, marramucias diplomáticas, todo su arsenal tradicional y más estará permitido si eso significa no ceder definitivamente a China el lugar de primera potencia del mundo. Gane quien gane, para el planeta, bueno no será.

Mariel Carrillo García 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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