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O quítate tú pa ponerme yo (II)

07/11/2024.- La Segunda Guerra Mundial terminó oficialmente en la mayoría de los países de Europa el 8 de mayo (Día de la Victoria) de 1945. Estadounidenses, británicos, soviéticos y chinos se juntaron a priori y al margen de las naciones del mundo en Dumbarton Oaks, Washington, en agosto y septiembre de 1944, para redactar otra vez una carta magna de una organización internacional, basada en el principio de la seguridad colectiva. Cuatro meses después de finalizada la Conferencia de San Francisco, comienza a existir en forma oficial la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 24 de octubre de 1945, ingenuamente ratificada por China y la Unión Soviética, además de la cofradía de Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos. A unos cinco meses del fin de la guerra se fundaba con prisa sospechosa la nueva Organización de las Naciones Unidas con el objetivo de prevenir una tercera guerra mundial, y estratégicamente situaron su sede casi vitalicia en Nueva York. Culminaban así el acuerdo que se articuló entre paredes con el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill, cuando firmaron el compromiso en la Carta del Atlántico, en agosto de 1941.

El nombre de la ONU originalmente se usó para aglutinar a los países aliados occidentales contra Alemania, Italia y Japón, y fue esgrimido exprofeso por el presidente Roosevelt. Luego, casi de manera simultánea, por mandato de la ONU, se crea la Corte Internacional de Justicia (CIJ), establecida en 1945 como una forma de resolver disputas entre países, y comienza a funcionar en 1946 en el Palacio de la Paz, en La Haya-Países Bajos (miembros de la OTAN).

En la Conferencia de Bretton Woods, de julio de 1944, las naciones aliadas elaboraron una determinación económica para el resto del mundo. El acuerdo entre ellos creó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), que, tiempo después, formaría parte del Grupo del Banco Mundial, con recetas económicas capitalistas y el dólar como moneda de reserva mundial incluidos. Esa relación de monedas estatales al dólar es la llamada dolarización de la economía mundial. El sistema de Bretton Woods duró hasta 1973, pero el dólar quedó instalado como referencia.

La recuperación comenzó con la reforma monetaria a mediados de 1948 en Alemania Occidental, y se aceleró gracias a la liberalización de la política económica europea con la "ayuda" económica del plan Marshall, tomado del nombre del secretario de Estado de los Estados Unidos que lo diseñó (1948-1951). Otra iniciativa de este país, llamada European Recovery Program, para "ayudar" a reconstruir la Europa Occidental devastada por la guerra, los endeudó con un préstamo de 13 mil millones de dólares de la época, unos 80 mil millones de dólares actuales. Los beneficios de Estados Unidos fueron la aprobación de la Ley de Cooperación Económica para eliminar las barreras comerciales, la reconstrucción de la Europa Occidental, los mercados para los productos estadounidenses y aliados para frenar el crecimiento comunista en la región, ya puesto de moda en los Estados Unidos con la cacería de brujas del macarthismo a inicios de 1950. La Unión Soviética, por su parte, no se quedó atrás y creó el plan Molotov, como respuesta para apoyar a los países alineados política y económicamente a la Unión Soviética, fundando en 1949 el Consejo de Ayuda Mutua Económica (Comecon).

Los Estados Unidos, más temprano que tarde, se dispusieron rápidamente a seguir instalando la institucionalidad del nuevo orden internacional. Es así como en febrero de 1947, un grupo formado por Eleanor Roosevelt, esposa del presidente estadounidense, Pen-Chun Chang y Charles Malik comenzaron a redactar la Carta Internacional de Derechos Humanos. La misma fue aprobada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948. En el mismo contexto y siguiendo el objetivo, se creó el 7 de abril de 1948 la Organización Mundial de la Salud, desprendida de las Naciones Unidas, con el objetivo de que todo el mundo alcance el máximo nivel de salud posible.

De la misma manera, avistan pertinente el contexto internacional y, a través de David Ben-Gurión, declaran la independencia del nuevo Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, en territorio donde ya existía Palestina desde hacía siglos.

Ante la creciente expansión socialista, con el objetivo de resguardar la soberanía soviética, los Estados Unidos decidieron crear una alianza defensiva más amplia que la Unión Europea Occidental, por lo que se llevaron a cabo negociaciones entre ellos, Canadá y los países de la Unión Europea Occidental, invitando a Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega y Portugal. Las negociaciones giraron en torno a la creación de una alianza militar que tuviese una base en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, lo que tuvo como resultado la firma del Tratado de Washington por el presidente de Estados Unidos, Harry Truman, el 4 de abril de 1949, en la que se establecían los principios de la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los países europeos, devastados después de la guerra, estaban interesados en aliarse con los Estados Unidos para así asegurarse una defensa eficaz, pero los últimos no compartían este deseo. Sin embargo, el golpe de Praga, conocido en el argot comunista como "el febrero victorioso", aunado al bloqueo de Berlín, que trataba del cierre de las fronteras que compartían los EE. UU. y el Reino Unido con la Unión Soviética en el territorio alemán ocupado, hicieron aumentar, por parte de los europeos, en especial de Francia, la creación de una alianza militar con los Estados Unidos. Secretamente, en el Reino Unido se firmó el acuerdo, llamado Pentagon Paper, donde se dejaba claro cómo debía ser la alianza en el Atlántico Norte. Bajo petición del Senado de Estados Unidos, se dejó constancia en el tratado (artículo 5) de que las medidas a tomar en caso de agresión a algún país miembro fuesen resultado de la "libre elección de cada país". El Senado quería mantener así el poder de decisión del Congreso de los Estados Unidos en materia militar, pero además sabían de la posibilidad de manipulación geopolítica para conducir todo hacia los intereses estadounidenses.

Como podemos apreciar, la sede de la OTAN también fue ubicada en territorio aliado occidental, en Bruselas (Bélgica), y sus 32 Estados miembros abarcan la América del Norte y Europa. Incluyen 21 Estados no miembros que participan con la OTAN dentro del programa Asociación para la Paz, con otros 15 involucrados en programas de intercambio y 9 como asociados globales. En 2017, el gasto militar combinado de los 30 países miembros fue del 52% del gasto militar mundial, donde los Estados Unidos cargaron con una buena tajada. En sus primeros años, la OTAN no era mucho más que una asociación política. Sin embargo, la guerra de Corea (1950-1953) hizo que se planteara una coalición permanente. Entonces se creó una estructura militar bajo la dirección de los comandantes de los Estados Unidos. La Guerra Fría no dejó que las naciones en conflicto perdieran terreno y crearon el Pacto de Varsovia, en 1955. No obstante, tras la caída del Muro de Berlín, en 1989, la OTAN ha sumado nuevos clientes, entre ellos varios que formaban parte del Pacto de Varsovia. Los miembros más recientes son Finlandia (abril de 2023) y Suecia (marzo de 2024). La OTAN intervino dentro de las guerras yugoslavas, lo que se convirtió en su primera intervención conjunta. El único país miembro que apeló al artículo 5 del tratado reivindicando la ayuda en su defensa fue Estados Unidos, en 2001, siendo la única ocasión.

Desde Afganistán, la OTAN ha estado prácticamente al servicio de los Estados Unidos y su comercio de armas. En 2019, la OTAN celebró su setenta aniversario en Londres, a comienzos de diciembre, donde firmó un documento conjunto que resaltaba sus logros. El concepto estratégico aprobado en 2022 por la OTAN describe a la Unión Europea como un socio único y esencial.

Definitivamente, la Segunda Guerra Mundial cambió la estrategia política y la hegemonía del mundo, para quienes tenían en su trasfondo intereses de dominio global, creando las condiciones para establecer instituciones globales al servicio de un nuevo orden internacional capitalista occidental. Las Naciones Unidas se constituyeron para fomentar la cooperación internacional entre los adeptos capitalistas, y decidir sobre conflictos de acuerdo con los intereses occidentales. Occidente fue apartando a las grandes potencias del equilibrio mundial de esas decisiones, a tal punto que la ONU llegó a no poder decidir nada y sus mandatos pasaron al filtro del ya consolidado imperio norteamericano.

Estas nuevas instituciones mundiales nacieron infiltradas de los intereses capitalistas, y precedidas del debilitamiento que implicaba la rivalidad entre los Estados Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial, lo que condujo al panorama de la Guerra Fría. Esto a pesar de que durante la guerra ya los soviéticos sospechaban que los británicos y estadounidenses habían optado por dejar a los rusos el grueso del esfuerzo bélico y que forjarían una unión contra los soviéticos una vez que la guerra estuviera decidida a favor de los aliados, buscando forzar un tratado de paz ventajoso para los intereses occidentales. Estas sospechas confirmadas minaron las relaciones entre los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. El modelo estadounidense de “equilibrio capital” siguió su curso hegemónico, basándose en la instauración de gobiernos y mercados económicos al estilo de vida estadounidense, a conciencia de que los países dependientes y transculturizados acudirían a organizaciones internacionales (como la entonces futuro bozal de arepa y caballo de Troya de la ONU) para arreglar sus diferencias arbitradas detrás de la cortina por el gobierno de la Casa Blanca.

A raíz de la devastación europea, la influencia de las grandes potencias disminuyó, lo que desencadenó la descolonización en parte de África y Asia. La mayoría de los países cuyas industrias habían resultado dañadas avanzaron hacia la recuperación y la expansión económica a como diera lugar, extendiéndose bélicamente y también recolonizando. A partir de la guerra de Corea (1950-53) se evidenció que las decisiones amañadas de la ONU debían ser defendidas en la práctica con un ejército. De ahí que la división del mundo y sus principios de humanidad después de la guerra se formalizaran ahora por las armas mediante los intereses de dos alianzas militares internacionales: la OTAN (1949), liderada por los Estados Unidos, y el Pacto de Varsovia (14 de mayo de 1955), a cargo de la Unión Soviética. El largo período de tensiones políticas y competencia militar, entre ellas la Guerra Fría, estaría orientando como nunca el desespero armamentista y el guerrerismo geopolítico en todo el orbe. Dada la génesis de las contradicciones inherentes y la rivalidad, el 1.° de julio de 1991 fracasa el Pacto de Varsovia, y ese mismo año, en diciembre, penetrada y transculturizada en parte, también se disuelve la URSS.

La hipocresía de los "buena gente" iba desenmascarando sus intereses, muy lejanos del bienestar del mundo. El bien y el mal saltaban a diestra y siniestra cuando se trataba de la verdad y la mentira, que comenzarían a conformarse como un poder adicional en las trasnacionales de los medios de comunicación, que sumaron su parte de influencia al poder ya ejercitado por el ministro y maestro fascista de propaganda alemán Paul Joseph Goebbels, desde 1933 a 1945.

La economía mundial sufrió mucho por la guerra, dicen los potentados, sin nombrar a los pueblos, pero las naciones participantes se vieron afectadas de acuerdo a sus muertos obreros y sus intereses hegemónicos. Los Estados Unidos emergieron mucho más ricos que cualquier otra nación, lo que los empoderó como potencia. Para 1950, su producto interno bruto per cápita estaba por encima de cualquier otra potencia, dominando la economía mundial, gracias a las autoridades de ocupación occidental, entre ellas los mismos Estados Unidos, que promovieron la política de desarme industrial en Alemania Occidental desde 1945 hasta 1948. Esta política llevó a un estancamiento económico en Europa y retrasó la recuperación europea durante varios años, a cambio del crecimiento acelerado de la economía estadounidense.

Por el otro lado, los soviéticos creían que la estabilidad habría de basarse en la integridad y resguardo de sus propias fronteras. Este razonamiento circular y de desgaste, producto del trauma histórico de los rusos, que habían sido invadidos durante los últimos 150 años, y el daño incomparable causado durante la invasión nazi (27 millones de muertos, que llenaron de luto los corazones de la familia rusa, y la destrucción casi total del territorio invadido) los llevaron a pensar que el nuevo orden europeo debería garantizar perdurabilidad del statu quo soviético, y esto solo podría lograrse con la eliminación de cualquier hostilidad en la frontera occidental soviética y el control de los países limítrofes.

A estas alturas, vemos como los rusos tenían razones geopolíticas respecto al argumento de resguardar sus fronteras, pero no en cuanto al fin del sufrimiento de los pueblos, a la vez que los Estados Unidos se iban quitando la máscara en cuanto a la ambición de hacerse dueños del nuevo orden mundial. Como vemos, la rivalidad de las potencias por el control del poder mundial o por defensa de sus intereses y soberanía deja en entredicho la honestidad y el respeto por el resto del mundo y las decisiones de sus pueblos, haciendo hincapié en el resto de la población del mundo, que nunca ha sido tomada en cuenta a la hora de decidir guerras, y jamás votó ni autorizó ejércitos para defendernos de nosotros mismos.

Allí, sin embargo, están los ejércitos de esclavos, que no tienen futuro vivo, ni un techo, ni una cuenta de ahorro para garantizar una comida digna, obligados por una moral ajena a hacer la guerra de otros, guerra que  se ve por satélites. Igualmente, años y siglos repitiendo las vueltas que da el perro ante la rivalidad del poder, cada vez peor, como si fueran autoridades elegidas del dominio mundial contra la vida, la madre tierra y el "planeta", en general.

La guerra es económica y nunca va a ser por tener humanidad. Por más poder que se tenga, no habrá salida por ese camino para los embrutecidos quijotes de la estupidez, y menos para la naturaleza del mundo. Son tan obtusos que ni siquiera evidencian ser capaces de abortar humildemente el error, como si no hubiese otro modelo que no fuera el económico, hartamente fracasado para el equilibrio de la integridad de la vida y su portento espiritual. Así vuelve el cántaro al agua hasta que se desdolariza, para posesionar a los Brics, siguiendo las vueltas repetidas que da el mundo. El mismo absurdo plan dual, ya encendido bélicamente.

Mientras tanto, la ONU desaparece como alma que lleva alegre el diablo, lo que era de esperar, en momentos en que se va prendiendo el candelero de una posible tercera guerra mundial. Ya los poderosos deben estar haciendo análisis en cuanto a ir creando la próxima estafa relacionada con la Organización de las Naciones Unidas, para que otra vez se dé el "quítate tú pa ponerme yo".

 

Carlos Angulo


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