Se agotó el tiempo de discursos, queda actuar a favor de otro mundo

El presidente Nicolás Maduro llamó a detener el cambio climático para salvar al planeta

El presidente venezolano también llamó a proteger a los más vulnerables

08/11/22.- El presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó la atención sobre la necesidad urgente de implementar medidas para detener el cambio climático y salvar al planeta: “Se agotó el tiempo de los discursos y también el de los lamentos. Sólo queda un presente para actuar radical y certeramente en favor de otro mundo posible y de una vida verdadera”, dijo este martes en su discurso ante la 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Sharm El-Sheikh, Egipto.

El mandatario venezolano se refirió a los “terribles desequilibrios ambientales que hoy afectan de manera dramática la vida de todo el planeta”, que parecen indicar que el cambio climático es un hecho irreversible, temido por muchos y negado por las élites, recordando que se trata de un escenario del que “tempranamente alertó la comunidad científica, algunos líderes mundiales y la casi totalidad de los movimientos sociales, se ha convertido en una profecía autocumplida. La mayor crisis ambiental desde que la vida existe”.

Recordó los principales intentos que han surgido para detener el mal, como el acuerdo de Kioto en 1997, “un importante consenso para la reducción de la huella de carbono por parte de los países industrializados y en vía de desarrollo, que hasta 2009 dio resultados importantes, aunque insuficientes”.

 

Igualmente hizo referencia al Acuerdo de París que “apuntó a mejorar los mecanismos que obligan a los países desarrollados a reducir su impacto en el calentamiento global y sobre todo se le da, por fin, un carácter vinculante a los aportes de la ciencia en este sentido. Pero también, hubo penosos estancamientos y rupturas como las que se dieron en 2009 en Copenhague, donde se puso de manifiesto poca voluntad de las élites negacionistas”.

Expuso que se ha perdido mucho más que tiempo, ya que “cada año de inacción, de vacilación, de indolencia, se traduce hoy en ecosistemas destruidos, en especies extintas y en el deterioro de las condiciones de un planeta que nos lo había dado todo con generosidad pero que hoy empieza a pasar una enorme factura por los abusos cometidos”, añadiendo que “Ayer nos amenazaba el cambio climático, pero hoy es el colapso absoluto del ecosistema quien se levanta frente a nosotros como un destino fatal”.

Recalcó lo que han anunciado los científicos: “De seguir a este ritmo autodestructivo, en 30 o 40 años será inhabitable el planeta”, lo cual obliga a modificar el modelo de vida consumista. También recurrió al contenido del último informe de la ONU que “alertó que si no se reducen las emanaciones de gases de efecto invernadero como dióxido de carbono, metano y óxido ferroso al 50%, el daño será irreversible en tan solo ocho años”, no habrá vuelta atrás en lo que estamos viviendo, como tormentas, huracanes, lluvias, frío y calor extremo, alertando que el calentamiento global está acabando con las especies en la tierra y que esto parece ser imparable.

Llamó la atención sobre las estimaciones de los expertos climáticos que consideran que para el año 2050 el Océano Ártico quedará prácticamente libre de hielo marino y que con el aumento en 2°C podría perderse el 99% de los corales del mundo, sin olvidar que desde 1880 los niveles del mar han subido unos 23 centímetros, y casi la mitad de ellos en los 25 años más recientes, lo que está causando que el agua dulce se vuelva salada.

Así como se refirió a los hechos, también expuso sobre las causas: “Ciertamente la civilización humana es responsable de esta grave afectación que hoy vive el planeta. Sin embargo, esa afirmación es incompleta y pecaría de hipócrita si no se detalla que esa civilización es profundamente desigual: está compuesta por países que llevan dos siglos explotando indiscriminadamente los recursos naturales del planeta, mientras otros apenas tienen cómo alimentarse y persisten bajo un modo de producción pre-industrial”.

Enfatizó que “El desequilibrio y la crisis ambiental creadas en la naturaleza son equiparables a las condiciones de desigualdad e injusticia que el capitalismo ha creado contra la humanidad. Un sistema que normaliza la explotación entre los seres humanos no tiene condiciones éticas para respetar a las otras formas de existencia. El capitalismo ve recursos donde otras culturas ven la vida y lo sagrado. Se siente por eso con derecho de poseer y destruir cuanto encuentra a su paso”

El presidente Maduro expuso la necesidad de llegar a acuerdos reales de cara al “problema estructural pero también debemos diseñar hoy, ya mismo, una agenda concreta de acciones para proteger a las poblaciones vulnerables del mundo, que son quienes más padecen las consecuencias de esta tragedia ambiental: la hambruna, pérdida de millones de hogares, la proliferación de múltiples enfermedades y los desplazamientos humanos que viene provocando la desertificación”, entre otros, por lo que consideró que “Cualquier acuerdo que se tome hoy debe atacar la raíz del problema y atender prioritariamente a los más vulnerables”.

También abogó “por la protección de la Amazonía: Como la última gran selva de este planeta donde se conserva toda la biodiversidad, los recursos hídricos y la memoria viva de los pueblos originarios”, que son “quienes nos enseñan que la naturaleza no es un ser aparte e inanimado, separado del ser humano sino nuestra totalidad: nosotros somos la extensión física y espiritual de la naturaleza y ella es la nuestra”.

Finalmente el mandatario venezolano expuso que “La ilusión del desarrollo infinito se ha terminado: pongámosle límite ahora al daño causado a la madre naturaleza”, argumentando que “se agotó el tiempo de los discursos y también de los lamentos. Sólo queda un presente para actuar radical y certeramente en favor de otro mundo posible y de una vida verdadera”.

JUAN CERMEÑO / CIUDAD CCS

 


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