Memorias de un escuálido en decadencia | Rubio
15/11/2024.- ¡A correr, piojo, que llegó un peine! El siempre admirado y querido compañero Donald Trump se está rodeando de grandes personalidades. De hombres duros. De los que nos gustan a nosotros. Que pongan todas las opciones sobre la mesa y se decidan por todas. Allí está ese insigne luchador Marco Rubio. Un hombre con una cara de corrupto y traidor como nosotros, pero eso nos importa un carajo. Lo que importa es que venga dispuesto a echarle bolas para salir de esta dictadura de la que no hemos podido salir nosotros, porque desde allá, desde nuestra verdadera patria, el compañero Trump, en el gobierno anterior, no contó con hombres como Rubio. Por el contrario, se rodeó de un tal John Bolton, que se parecía al Dr. Chapatín, ese que salía en una vaina que se llamaba El Chapulín Colorado. También estuvo con Trump un hombre que nosotros llegamos a pensar que era capaz de salir de una vez de esta dictadura, pero se dedicó a hablar pendejadas. Dijo que en la CIA había aprendido a robar y a engañar y a traicionar, tres vainas que nosotros aprendimos desde hace muchos años sin necesidad de ir a la CIA. Ese hombre fue Mike Pompeo, al que ya todo el mundo, que no se para ni un momento, olvidó. Otro que tampoco sirvió para un carajo, sino para escuchar a Antonio Ledezma pidiéndole más sanciones, y bien fuertes para el dictador, y nada. Ese hombre fue Mike Pence, olvidado también. Ahora, con Marco Rubio y con Elon Musk, la vaina se ve más cerquita, más madura, porque son dos tipos arrechos con la dictadura venezolana, y la mejor manera de demostrar esa arrechera es tumbando, a como dé lugar, esta dura dictadura.
El que debe estar bien preocupado por el nombramiento del compañero Marco Rubio es el hombre del garrote vil, el del programita de los miércoles. Ese sabe que ahora no podrá estar tranquilo porque por algún lado se le puede aparecer este hombre y echarle una vaina. Ya la compañera María —Súmate— CM le envío su mensaje de felicitación a Rubio y a Trump, diciéndoles que es el mejor nombramiento, que Venezuela y América Latina celebran porque Rubio es un hombre preocupado siempre por nuestros países. Así más o menos les dijo. Además, no hay que olvidar que en la "batalla de los puentes", aquella de la ayuda humanitaria, esa batalla que perdimos como unos mismos bolsas porque confiamos en Ismael —Talanquera— García, que ahora no sabemos dónde carajo se metió, en esa batalla estuvo metido el compañero Rubio, apoyando con todo, con palabra y obra, como debe ser, es decir, declarando y poniendo los dólares de los demás. Allí perdimos con la dictadura, pero ahora el compañero puede venirse con Elon Musk y plantear la revancha. A la segunda va la vencida.
El papá de Margot puso la fiesta: "¡Ahora sí, carajo! Beban todos, que yo pago. Esta vaina se acabó. A beber, a beber, que el motivo es grande. Celebramos la llegada de Marco Rubio como secretario de Estado del compañero Trump, y después celebramos la salida de la dictadura. Dos grandes celebraciones. Beba ahora y beba después. Ganamos con Trump, ganamos con Elon Musk y ganamos con Marco Rubio. Perdimos con Guaidó y con Edmundo, pero esos que se vayan pa’l carajo". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "¿Te nombró portero Donald Trump? ¡Muérgano!".
—Madre, si me matan, pide a los soldados que te den tu muerto… —me declama Margot.
Roberto Malaver