Historia viva | El propósito estudiante

20/11/2024.- Todos los años se celebra en algunos países de Nuestra América y el Caribe, el día del estudiante, que es la razón de ser de la educación, es el sujeto histórico que da sentido a eso que nos hace ser para hacer, y no hablo solamente de la educación formal, puesto que dadas las circunstancias tecnológicas de la información, las redes se han convertido en verdaderas aulas portátiles de toda clase de temas, algunos buenos, pero sobre todo los malos que es la enorme carga de basura digital que se transmite cada segundo de nuestra vida y para nuestro infortunio tiene como uno de los ductores a un monstruo de la adicción como Elio Musk que sabe de los efectos “narcotizantes” en el uso excesivo de las redes.

El estudiante de hoy tiene la fortuna de tener en su celular una biblioteca portátil, libros, mapas de orientación, rutas perdidas, recursos cibernéticos para la gestión de información con la rapidez de un rayo, es en fin una herramienta que debe ser controlada y no que ella te controle bajo la ignara idea de que la inteligencia artificial es la panacea de la humanidad, un embuste que han desplegado los magnates de ese negocio para lucrarse hasta lo desmesurado.

Es una realidad que indudablemente afecta no solo a los estudiantes adolescentes sino a toda la sociedad en su conjunto, así lo destaca un trabajo de investigación de la psicóloga clínica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y autora del libro The Big Disconnect (La gran desconexión) Catherine Steiner Adair señala que “No hay duda de que los niños están perdiendo habilidades sociales muy importantes. De alguna manera, enviar mensajes de texto y comunicarse en línea no es que provoque una discapacidad del aprendizaje no verbal, pero sí coloca a todos en un contexto de discapacidad no verbal, donde el lenguaje corporal, la expresión facial e incluso los tipos más pequeños de reacciones verbales se vuelven invisibles”.

Estos jóvenes estudiantes que hoy están siendo formados en el ámbito digital, son generaciones de seres que conducirán los destinos del mundo los próximos cincuenta o cien años en adelante y en ellos están puestas todas las esperanzas de que el planeta tierra y la humanidad sigan existiendo, por decir lo básico, pero más allá están las demandas sociales no cumplidas, la justicia y el derecho al conocimiento plural, diverso y múltiple para el bienestar de todos y todas y no para una élite poderosa que se hizo dueña de medios de producción de contenidos bajo la égida de una lógica mercantil que no considera los derechos colectivos de la humanidad y que creen ser los dueños del mundo bajo el llamado “sueño americano”.

La UNESCO en 2019 ante la debacle de la pandemia del COVID 19 y el estremecimiento por el devenir de la humanidad se propuso nombrar una comisión para investigar y plantear los retos futuros de la educación y dos años después dicha Comisión emitió un informe que los países miembros de la ONU deberían incluir en sus planes de Estado.

De ese informe conocido como “Los Futuros de la Educación: aprender a transformarse” extraemos una síntesis que da sentido al propósito de la enseñanza: los estudiantes, como vectores sociales donde se anidan los conocimiento científicos de todas las áreas de la comprensión humana para resolver los grandes dilemas del porvenir de la humanidad.

Entendemos que dicho informe contiene las principales ideas después de los debates realizados en todo el mundo con cerca de un millón de participantes, por tanto es una síntesis de lo que la humanidad piensa sobre que debería ser la educación en el futuro.

Podemos analizar los principales asuntos del debate y uno de ellos fue: “formular un nuevo contrato social para la educación, fundado en los principios de los derechos humanos, la justicia social, la dignidad humana y la diversidad cultural.”.

Un segundo aspecto central de los debates de ese contrato social fue “basarse en los derechos humanos y en los principios de no discriminación, justicia social, respeto a la vida, dignidad humana y diversidad cultural. Debe incluir una ética de cuidado, reciprocidad y solidaridad. Debe reforzar la educación como un proyecto público y un bien común”.

Y una tercera entre otras fue que “Ninguna tendencia es destino...Múltiples futuros alternativos son posibles... Un nuevo contrato social para la educación debe permitirnos pensar de manera diferente sobre el aprendizaje y las relaciones entre los estudiantes, los profesores, el conocimiento y el mundo”.

Lo recomendable es seguir pensando que por lo menos las tres anteriores se despliegan y desarrollan si en la sociedad hay un clima político de estabilidad, que ese clima es solo posible en justicia social, paz y que para ello la humanidad debe comprometer a los pueblos y sus líderes a comprender y actuar en intercambio recíproco real, de allí la voz de Simón Bolívar trasciende el tiempo con las palabras del poeta venezolano Gustavo Pereira: "Lo que otorga a la vida su condición suprema es la diversidad. Las culturas de los pueblos son la consecuencia del encuentro y la asimilación de esas diversidades”

Aldemaro Barrios Romero

 

 

 


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