Historia viva | El fascismo espera en la esquina

La semántica violenta de los voceros fascistas no descansa ni se cansa

09/11/22.- El 9 de noviembre se celebra en el mundo el Día Internacional de la Lucha contra el Fascismo y sus “Colaterales”, es una fecha propicia para recordar algunas historias de ayer y hoy que resultan aleccionadoras para prevenir futuras arremetidas del fascismo que nos mira atentamente a la vuelta de la esquina.

Desde finales de los años 30 hasta la culminación de la Segunda Guerra Mundial la Gestapo y la armada nazi fijaron su foco de atención en los proveedores de combustible para los acorazados norteamericanos e ingleses que se abastecían del petróleo venezolano.

Así los nazis planificaron un ejercicio de sabotaje llamado Operación Invierno en Venezuela, que tenía como ejes las ciudades de Maracaibo, Puerto Cabello, Caracas y Ciudad Bolívar, donde se activaron cerca de 60 agentes nazis que operaban entre Venezuela y Colombia (Banco Alemán Bogotá) con el apoyo de empresarios alemanes radicados en ambos países.

La operación era seguida por funcionarios de inteligencia del gobierno de Media Angarita y reportes del Departamento de Estado, el FBI y la Agencia para Asuntos Interamericanos a través de la Embajada de EE. UU. en Caracas, pero las fuentes de información eran venezolanas.

Para principios del año 1942, las listas de contribuyentes de esta operación nazi en Venezuela incluían a Gustav Zingg Miersen (1877-1963), Enrique Rommer , Francisco Brant, Ernesto Blom y Carlos Muller en Puerto Cabello-Valencia, entre otros empresarios alemanes, según documento confidencial emitido a Adolf A. Berley Asistente del Secretario de Estado de EE. UU. firmado por E. J. Hoover del FBI el 24 de enero de 1942.

Era tal la importancia de la información que manejaban los 60 agentes nazis en Venezuela, que sus espionajes contribuyeron a dar información a los submarinos alemanes que merodeaban el tránsito de los tanqueros petroleros venezolanos, británicos y estadounidense en el Caribe, especialmente en el eje Maracaibo-Aruba-Curazao, para destruirlos.

Esta operación fue parte de un plan de largo aliento que intentó consolidar la presencia del partido nazi y de los brazos operativos de la Gestapo en Venezuela y Colombia, entre ellos Emil Herman y el cónsul alemán en Venezuela Hartwig Von Jesse. Los nazis dividieron sus campos de operaciones en tres regiones de Venezuela, en el occidente, centro y oriente (sur) bajo la fachada de las empresas navieras e importadores, ubicados en los principales puertos del país.

Todo ello cambió luego de la derrota del nazismo en Europa en 1945, pero dejaron semillas sembradas en tierra venezolana. La Constituyente de 1947 revivió la llamada Lista Negra de los nazis donde se ubicaron estos empresario alemanes, incluso en el Parlamento denunciaron la presencia en Venezuela de factores fascistas y falangistas españoles que tuvieron algunos líderes, como Caldera, asociados a prácticas que han seguido latentes en el tiempo.

En el partido Copei, de génesis falangista, de cuya división nació Proyecto Venezuela en 1998, su líder fundamental fue Henrique Salas Rommer, nieto del antiguo colaborador nazi Enrique Rommer, su abuelo materno. De la misma cepa falangista copeyana nació Primero Justicia, un nido de fascistas que intentaron a través de la violencia apropiarse del país a través de toda clase de golpes suaves y duros.

En la dirigencia de Primero Justicia, detrás de bastidores, sigue Gustavo Zingg Machado, el mismo que participó en la Operación Daktari en 2004, junto con Robert Alonzo y el actor Orlando Urdaneta, con apoyo del entonces alcalde de Baruta, Enrique Capriles Radonsky, quien supuestamente dispuso de la policía de Baruta para dar soporte logístico a la operación. Gustavo Zinng  fue quien financió el pago a los más de cien paramilitares que intentarían atacar Miraflores una vez asesinado el Comandante Chávez, según se proyectaba, de acuerdo a las trazas de inteligencia de la entonces Disip.

No es casual que Gustavo Zingg Machado sea nieto del empresario alemán Gustav Zingg Miersen, que en los años 40 apoyó a los nazis en Venezuela y luego fuera reconocido por Marcos Pérez Jiménez, después de derrocar a Gallegos en 1948. Tampoco es casual que Zingg apoyara a Capriles Radonsky con 25 mil dólares para su campaña electoral en 2012.

Hoy continuamos observando acciones provocadoras desde el terrorismo mediático como las emprendidas por el fascismo venezolano entre 2014 y 2017; sin embargo, siguen muy activos y con recursos en el exterior, Primero Justicia, Nuevo Tiempo, y, especialmente, Leopoldo López y la incipiente Voluntad Popular siguen apuntando a una nueva ofensiva desde algunos espacios en  organismos multilaterales. La semántica violenta de los voceros fascistas no descansa ni se cansa para seguir agrediendo a Venezuela, usando la mentira y la desfachatez como recursos para engañar a blancos selectivos, lo que debe percibirse como riesgos activos. Al darse inicio a una campaña electoral que apunta a un nuevo triunfo del Chavismo,  el asesinato selectivo de sus propios dirigentes está en la agenda de los manuales de la CIA. 

Aldemaro Barrios Romero | venezuelared@gmail.com


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