Letra veguera | Postal para el Cuatro F
27/11/2024.- Para este aniversario del periódico Cuatro F, en cuyas páginas también publico, quiero dejar como estampa un recuerdo de la fecha de la insurrección, de un rastro de mi historial ese día, de un viejo oficio que me acompañó desde muy joven, ese que llamaban antes "trabajador gráfico", el de "pega taquitos".
Este es un cuento sobre el 4-F del 92 que el comandante Chávez contó en Yare a sus compañeros presos a modo de aventura.
Ese día, a media mañana, los medios impresos del país ya habían publicado su foto, y el "por ahora" eran dos palabras que se cruzaban pícaras las miradas de los tantos barineses que vivíamos en Mérida.
Yo trabajaba desde el 89 en el gremio universitario, y en unas de sus oficinas administrativas, llamada el IPP (Instituto de Previsión Social), fui a dar con una página blanca tamaño carta que de un lado llevaba la cara del paisano insurrecto y las otras palabras que ilustran esta breve crónica, extraídas una a una de un diario local, cortadas con unas tijeras de niño, fijadas al papel con la famosa pega escolar de nombre Elefante, y del otro, un extenso y metafórico texto que relataba la travesía epopéyica de un gentío cruzando un río: mujeres con niños en los brazos, hombres de sombreros de paja mascando chimó, caballos mitológicos, caña clara, una vaina lo más parecido a un cuento de Genaro Guaitero, el Bandolero.
La multitud transitaba hacia una ciudad imaginaria, susurrante, y comiendo frutas del bosque, con el cielo encapotado de nubes multicolores. Se trataba de un puñado de pájaros contra la gran costumbre.
En la oficina reproduje por ambos lados la hoja en una para entonces moderna fotocopiadora. Debajo del título hice el rótulo siguiente: "Hoja Bolivariana. Año 0 N°0, vocero del Movimiento Negra Matea".
Con la resma dentro de un maletín crucé la ciudad en una buseta, desde La Vuelta de Lola hasta el sur de la ciudad. Por la ventanilla dejaba caer un bojote que lo hacía volar el aire frío de la mañana y la gente lo recogía.
De pronto me dijo el conductor: "Epa, chamo, déjeme uno, quiero saber algo del militar alzao". Nos hicimos compinches.
Éramos un ejército de dos, libres y felices.
Al día siguiente, el panfleto (así lo calificó el diario Frontera de Mérida), salió en primera página y a ocho columnas con un insólito titular que daba cuenta de una noticia graciosa por su carácter falso: "Capturado grupo de sediciosos del Movimiento Bolivariano Negra Matea en los alrededores del aeropuerto Alberto Carnevali".
La noticia se dio el lujo de agregar que era una célula armada que suscribía el golpe de Estado dirigido por el teniente coronel Hugo Chávez.
El panfleto se lo hice llegar a Chávez con Francisco Mieres tiempo después. Años más tarde, el presidente me contó que le tuvo que agregar unos detalles para convertirlo en "documento de guerra".
Tales detalles nunca los supe.
Federico Ruiz Tirado