Hablemos de eso | La cultura en el Congreso del Bloque Histórico

01/12/2024.- 

1. En palabras del poeta Gustavo Pereira: la cultura no es sólo arte: es también tradición palpitante, activa, sensorial y cognoscitiva. Por ella pertenecemos a un país, nos miramos en la fuente de nuestro ser social. Por ella aprendemos a defender espíritu y tierra ante todo invasor, por ella enfrentamos las pretensiones hegemónicas de los imperios y sus secuaces”. Un pueblo se reconoce porque construye cultura y se construye a sí mismo en su cultura.

2. El capitalismo trae consigo una anticultura que convierte todo lo que toca en mercancía; el capitalismo se formó, ha crecido y se ha desarrollado en la explotación, el colonialismo, el racismo, el patriarcado y la depredación de la naturaleza, males que se han hecho estructurales a esa forma de dominación.

3. Desde el comienzo de la conquista europea antagonizaron dos visiones de lo natural y de lo humano, una decidida a imponerse sobre la otra: la del colonizador europeo fundada en el individualismo supremacista, que sobrepone el interés y la ganancia por sobre cualquier otra consideración, y la de nuestros pueblos originarios, basada en la solidaridad y la reciprocidad, así como en la consideración de que la tierra no pertenece a los humanos, sino que el hombre y la mujer pertenecemos y somos parte de la tierra, por lo que todas las criaturas son nuestras hermanas.

4. A los españoles de América, hijos y nietos de los conquistadores, dueños por la fuerza de tierras y de gentes, los trataban al llegar a Europa como “indianos”. Eran distintos porque se habían “contaminado” de la tierra que intentaban expropiarnos. Esas élites sintieron el complejo de inferioridad e intentaron fingir los hábitos de los europeos. Simón Rodríguez se burla de los que a su regreso de Europa (e incluso sin ir hasta allá) llegaban hablando de mesié. Y se identificaron como musiús en estas tierras, pretendiendo que sus iguales fueran sólo los extranjeros y despreciando e intentando inculcar el auto-desprecio en el pueblo venezolano para justificar su dominación.

5. La colonización fue prolongada por la república mantuana y las nuevas oligarquías, y ha dejado huellas profundas. Lo que hemos salvado de esa depredación es la fuerza del pueblo venezolano, porque en nuestra vocación de solidaridad, en la identificación con la naturaleza, en la tradición de rebeldía y resistencia, está nuestra fuerza. Somos quienes somos por nuestra historia que tiene raíces milenarias y que desde la invasión europea se va transformando en historia de resistencia, rebelión y revolución. Así es que nos hecho un pueblo y una Patria.

6. Somos latinoamericanos, pero también y raigalmente, somos indoamericanos y afroamericanos. No somos pueblo bobo, sino pueblo caribe, dijo en una ocasión el Libertador Simón Bolívar. Podemos entendernos como pueblo diverso que se encuentra en su indianidad que demarca nuestros territorios vitales.

7. Esta ha sido la base profunda de nuestra resistencia a la colonización. La descolonización es una lucha de los pueblos por su emancipación y por su derecho a existir. Si la cultura que nos ha dominado es la del capitalismo, colonialista, racista, machista y depredadora; la cultura que les hemos contrapuesto es la de la comunidad de iguales solidarios, del cuidado y el equilibrio, de la comprensión de la naturaleza como Madre Tierra. Abarca entonces, todas las dimensiones de la vida: desde las relaciones del Estado con la gente hasta la vida familiar, el hábitat, la alimentación, la forma de entender la producción, la valoración de la vida, la relación entre naciones y culturas.

8. Por todo esto, la REVOLUCIÓN TIENE QUE SER ENTENDIDA COMO REVOLUCIÓN CULTURAL.

9. LA RESPONSABILIDAD DE TODO EL ESTADO

Como señaló el poeta Gustavo Pereira: “… sería erróneo pensar que la responsabilidad total en la compleja, urgente e imprescindible acción cultural del Estado ha de recaer sólo en el Ministerio de la Cultura”.

Resulta indispensable que cada uno de los municipios y estados asuman la protección y puesta en valor de su patrimonio histórico y cultural, que velen por igual por la creación, mantenimiento y fortalecimiento de instalaciones como Casas de la Cultura, teatros, bibliotecas, salas de exposiciones, mercados artesanales, tanto como por el sostenimiento y proyección de las tradiciones y manifestaciones culturales propias.

Igual debe decirse de todos los organismos sectoriales. Es indudable el papel de la educación, la información y comunicación o de las comunas sobre la difusión y el ejercicio cultural, pero este radio debe extenderse a todo el Estado. La revolución cultural y la descolonización, tienen que ver profundamente con la salud, la alimentación o la vivienda, con la economía y, por supuesto, con el protagonismo del poder popular.

El cambio cultural implica a todos los poderes del Estado y tiene que ver con la hechura del entramado jurídico y su aplicación, con el poder moral y hasta con el poder electoral. En cada ámbito hay que revisar la colonialidad que conservamos y reproducimos y desde cada lugar trazar compromisos y acciones para superarlos.

Todos y cada uno de los organismos del Estado tiene que ser espacio de producción y difusión cultural. En cada uno tiene que haber ligar para la poesía, el teatro, la música, las artes plásticas, la artesanía, la conversación, la gastronomía nuestra. Y no como adorno, sino como parte sustancial de hacer una vida humana y de humanizar la vida de todas y todos.

El “gobierno de la cultura” debe ser ejemplo de otra cultura de gobierno, donde el pueblo sea el protagonista. Ligada al pueblo del que formamos parte, con buenos oídos y buenos ojos, con prioridades definidas participativamente. En cada lugar hay que erradicar el machismo y el racismo. Que la primera palabra sea siempre la de quienes han permanecido calladas. Que toda instancia del Estado bolivariano se vista de pueblo, y que deje a un lado la cultura burguesa de la dominación, el consumismo y la banalización de la vida.

Hasta los protocolos y los símbolos usados por el Estado tienen que ser revisados, para que estén adaptados a las características diversas de nuestro pueblo. En esto tenemos también un gran maestro en nuestro comandante Hugo Chávez.

Humberto González Silva 

 

 


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