Punto de quiebre | Joven trabajador lleva cinco meses preso
Se le acusa de un delito que no cometió
10/12/2024.- Ángel Bastidas Estupiñán es sindicado del asesinato de un hombre que discutió con él dos días antes de que falleciera, pero que venía de sostener una pelea con otros hombres cerca de su edificio
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Elia María tiene ahora setenta años. Es Técnico Superior Universitaria en Administración y se desempeñó durante muchos años en medicina tradicional china. Ya está jubilada, pero no ha podido descansar lo que hubiese deseado y a lo mejor hasta había soñado por años, porque después de vieja le comenzaron a aparecer problemas, incluso peores que cuando era joven y tenía abundantes fuerzas.
Uno de estos problemas era un vecino de nombre Pedro Maceira, que vivía justo al frente de ella en el edificio El Palmar, ubicado entre las esquinas de Chimborazo y Calero, en la parroquia Candelaria. Resulta que el hombre era racista, homofóbico y además un poco mañoso, y se metía su curda y sus drogas y luego le daba por meterse con sus vecinos, o incluso con desconocidos en la calle. El agravante es que era opositor, pero no un opositor común y silvestre, a lo cual tendría derecho, sino un opositor de esos envenenados que andan por ahí acusando y amenazando a los chavistas, sin medir las consecuencias e incluso sin detenerse a pensar que chavista podría ser cualquiera, un familiar, un amigo o un vecino suyo.
Elia María es chavista e incluso es la encargada de la repartición de las bolsas de los Clap; su esposo Ángel Bastidas, de ochenta años, quien no vive con ella, fue funcionario de la Embajada de Venezuela en Vietnam por muchos años y su hijo, Ángel Bastidas Estupiñán, también es chavista y es quien vive con ella. Los tres sufrieron agresiones verbales y hostigamiento del señor Maceira, quien no solo mantuvo consecutivamente una actitud homofóbica y racista hacia ellos, sino que tuvo la osadía de acusarlos públicamente de chavistas en un intento de que la comunidad se volcara en contra ellos, cosa que afortunadamente no sucedió, porque Dios es grande.
Las cosas fueron a tal punto que en octubre de 2010 el señor Maceira fue denunciado ante la Defensoría del Pueblo Delegada del Área Metropolitana de Caracas; en diciembre de 2016 nuevamente Maceira es denunciado por violencia física ante el Ministerio Público; en septiembre de 2023 se designa a la fiscalía 98 nacional plena en materia de protección de Derechos Humanos y Diversidad de Género donde se identifica claramente a Ángel Bastidas como víctima. Existe un oficio sin número de la fiscalía 142 del Área Metropolitana de Caracas en el que se deja constancia de la apertura de la investigación llevada en contra de Pedro Maceira por las lesiones físicas que le causaron a Elia María Estupiñán.
Las peleas vecinales entre el señor Maceira y la familia Bastidas Estupiñán se aplacaron un tanto, pero nunca cesaron, pues este nunca se cansaba de insultarlos. Pero Maceira también era considerado una persona no grata por la mayoría de los vecinos, quienes en una oportunidad incluso recogieron firmas y las anexaron a un escrito que llevaron a la fiscalía para denunciarlo y exigir su expulsión del edificio.
En 2014 y 2017 cuando las manifestaciones violentas recrudecieron en algunas regiones del país (guarimbas) Ángel Bastidas Estupiñán y su padre Ángel Bastidas tuvieron que ausentarse de la zona por varios días porque Maceira les había dicho a sus amigos guarimberos que ellos eran chavistas y estos los andaban buscando para lincharlos. Elia María quedó sola, pero casi no salió de su casa para evitar problemas. Luego la cosa se aplacó y su hijo regresó a la casa.
La noche del 29 de junio de este año marcó un antes y un después para Elia María, su hijo Ángel Bastidas y para Pedro Maceira. Desde ese día, Elia María quedó solita; Ángel, preso y Maceira, lamentablemente, muerto.
De acuerdo con los testimonios, Elia salió a botar la basura como de costumbre y se topó en el pasillo con Maceira, quien estaba ebrio y andaba de mal humor porque había sostenido una pelea con unos hombres a pocos metros del edificio, y comenzó a insultarla una vez más, y le decía “maldita negra” solo que esta vez fue más agresivo que nunca y Ángel Bastidas quien estaba sentado en la sala de su casa escuchó los gritos y salió en defensa de su madre. En ese momento Maceira levanta la mano con intenciones de golpear a Elia María y Ángel lo empujó y este cayó al piso y se golpeó en la cabeza con un matero. Luego se levantó, se le quedó mirando a Ángel, como si se le fuera a ir encima, vociferó algunas palabras, y se metió para su casa. No se supo más nada de él hasta dos días después cuando unos inquilinos lo hallaron tirado en el piso de la sala y lo trasladaron para el hospital donde falleció.
En la autopsia se apreció un fuerte edema cerebral, con fractura de cráneo, pero además tenía hematomas en los nudillos, pero se determinó que nunca peleó ni golpeó a Ángel Bastidas, por lo que dichas lesiones se las ocasionó en la pelea previa que sostuvo antes de ingresar al edifico, en una licorería ubicada diagonal al inmueble.
Los testigos presentados por la parte acusadora son los inquilinos de Maceira, pero ninguno vio ni escuchó nada porque no estaban allí y solo aseguran saber lo que Maceira presuntamente les dijo, o sea, que había sido golpeado por Ángel… ¿y qué tal si fue uno de ellos quien lo golpeó?
La defensa presentó como testigo a una persona de nombre Wilmer, quien presenció la pelea que Maceira sostuvo con varias personas en la licorería, poco antes de ingresar al edificio, y que dijo que esos hechos ocurrieron como a las 9:30 de la noche y que él se metió para separarlos ¿y si alguno de los golpes que recibió Maceira en esta pelea fue el que ocasionó los daños en el cerebro que en definitiva le provocaron la muerte?
Lo cierto es que el caso tiene previsto ventilarse en el Tribunal de juicio 22°, a cargo de la doctora Yurbecsi Uzcátegui Molina, el problema es que no ha podido iniciarse debido a que el señor José Maceira, hermano del infortunado Pedro Maceira, quizás consciente de que, ante el tribunal no podrá sostener las mentiras que apuntan hacia la culpabilidad del joven Ángel, no ha acudido a ninguna de las tres audiencias fijadas por el tribunal desde el mes de septiembre hasta la presente fecha. La cuarta fecha que se maneja es para el 10 de diciembre, es decir, hoy.
Mientras tanto, Ángel Bastidas Estupiñán sobrevive en un centro de reclusión, un ambiente para nada familiar ni ameno, ni mucho menos familiar; Elia María se las ingenia para sobrellevar el día a día, sola, sin su hijo amado, sin la ayuda de su eterno compañero, y Ángel Bastidas, padre, sigue luchando porque se haga justicia y la vida de su hijo regrese a la normalidad, de la que nunca debió haber salido.
Wilmer Poleo Zerpa