Pluma acústica | El Pavo Frank...
El Bravo, embajador de la percusión venezolana
13/12/2024.- Hablar del "Pavo" Frank Hernández es hablar de una leyenda musical, con una trayectoria que abarca varios países e innumerables presentaciones y grabaciones con grandes luminarias, así como la creación de géneros y métodos para su ejecución. Este personaje dejó muy en alto el nombre de nuestro país. Sus grandes logros, no solo como ejecutante, sino como compositor, le aseguraron un sitial de honor en el olimpo de la música latina.
Desde muy niño, en su pueblo natal, Villa de Cura, comenzó a escuchar, con un potente radio de onda corta que tenía su abuelo, emisoras nacionales e internacionales. Ese fue su primer acercamiento a la música. Con aquel poderoso aparato se deleitaba sintonizando emisoras radiales de Cuba, Puerto Rico, México y hasta de Estados Unidos. Este hecho le permitió familiarizarse con los ritmos que estaban en boga en esos países a finales de la década de 1930 e inicios de la de 1940. Así se volvió un melómano desde su temprana niñez. Como buen curioso, intentó casi de inmediato replicar de oído lo que allí escuchaba, algo que se le daba con la mayor naturalidad, sobre todo el jazz y la música afrocubana.
Siendo apenas un adolescente, su familia se trasladó a Caracas. Se radicaron en la zona de Quinta Crespo, donde Radio Caracas y Radiodifusora Venezuela quedaban muy cerca de su casa. Su pasión por la radio y la música y su gran curiosidad le hacían ir a aquellas emisoras para observar cómo era eso que tanto le gustaba, pero que aún no había tenido la oportunidad de ver cómo se trabajaba ahí. Resultaba que en aquella época, la música que se transmitía por las emisoras era mayormente ejecutada en vivo.
En Radiodifusora Venezuela conoció al maestro Germán Suárez, quien era el baterista de la orquesta de Luis Alfonzo Larrain. Suárez fue quien le permitió acercarse por primera vez a la batería y le enseñó a tocarla. Este proceso de aprendizaje fue muy rápido, pues el Pavo tenía cualidades innatas para ejecutar aquel instrumento como si fuese parte de su cuerpo. El maestro quedó gratamente sorprendido y lo recomendó a Manuel Ramos, saxofonista de Luis Alfonzo Larrain, quien estaba ensamblando su propia orquesta. Como el baterista que tenía se le fue, Ramos le dio la oportunidad al Pavo y quedó maravillado con el trabajo del jovencito de apenas quince años. Corría el año 1948. Es en ese momento cuando comenzaron a llamarlo Pavito, que era la forma de referirse a los jovencitos en esa época. Luego pasaron a llamarlo simplemente el Pavo Frank.
Con la orquesta del maestro Ramos tocó poco tiempo, porque otro gran maestro, Aldemaro Romero, lo contrató como baterista para la suya. Este hecho fue fundamental para el desarrollo profesional del Pavo, pues todavía era un músico de oído o autodidacta y, en este tipo de orquestas, había que saber leer música, pues se tocaba jazz, swing y mambo. El maestro Romero le dio las primeras herramientas para aquello.
Internacionalización del Pavo
En esa orquesta conoció a los hermanos Héctor y Sócrates D´ León, dominicanos, trompetista y saxofonista, respectivamente. Aldemaro Romero decidió partir a los Estados Unidos, razón por la que disolvió la agrupación. Los hermanos D´ León se marcharon a su país natal e invitaron al Pavo para que los acompañara. Así comenzó su carrera internacional con tan solo diecisiete años.
En la República Dominicana trabajó en la emisora La Voz Dominicana, como músico de planta, ganando cien dólares mensuales, pero podemos decir que su logro más importante en la isla fue haber podido estudiar formalmente música. Luego de un año volvió a Venezuela, donde fue músico de planta en Televisa (hoy Venevisión), acompañando a intérpretes nacionales e internacionales de gran relevancia.
Al poco tiempo decidió partir a Nueva York a completar sus estudios musicales. Este viaje fue de gran importancia para su carrera. En la Gran Manzana, además de estudiar, tuvo la oportunidad de conocer a otras grandes luminarias musicales como Tito Puente. Deslumbrado por el talentoso joven, lo contrata para que le haga la suplencia en su propia orquesta, pues presentaba una enfermedad que requería reposo y tenía contratos por cumplir. Este hecho dice mucho sobre el talento de nuestro Pavo.
En Nueva York también conoció a Mongo Santamaría, con quien tocó en una gira por varias ciudades de EE. UU. y grabó dos LP: Water Melon Man y Live at the Village Gate. Por medio del flautista de Mongo, consiguió contratos para tocar en Panamá y Puerto Rico. En estos tres países adquirió mucha experiencia, realizó grabaciones e hizo amistad con grandes estrellas como Dámaso Pérez Prado, Frank Machito, Dizzy Gillespie, Chick Corea y Jimmy Smith, entre otros tantos. Aun así, decidió que era hora de volver a Venezuela y crear su propia orquesta.
La onda nueva del Pavo Frank
Ya en Venezuela, además de crear su propia orquesta, se reencontró con su viejo amigo Aldemaro Romero y juntos produjeron un nuevo género musical: la onda nueva. Este se nutría mucho de la bossa nova y de la música folclórica venezolana. Fue un fenómeno casi fortuito; en principio fue un experimento para una publicidad, sin embargo, al creativo no le gustó. Así que Aldemaro y el Pavo lo tomaron para ellos y lo fueron desarrollando. En sus inicios, tocaban con una formación de piano, bajo y batería; luego añadieron voces y metales. De esta manera, nació este género netamente venezolano.
Cumplió su objetivo de crear su propia orquesta, con la que grabó ocho discos desde 1965 hasta el año 2000, fecha de su último álbum llamado ¡Bravo Pavo! Además, se desempeñó como músico de planta de VTV desde la fundación del canal en 1964 hasta que lo jubilaron en 1990. Tocó y grabó con innumerables artistas y agrupaciones de la escena musical nacional, como El Trabuco Venezolano, Los Calvos, Los Kenya, Simón Díaz, Orlando Poleo, Oscar Maggi, Virgilio Armas y pare usted de contar.
El Pavo Frank sufría de una enfermedad congénita degenerativa llamada retinosis pigmentaria, que le afectó la visión desde muy joven, perdiéndola al final de sus años definitivamente. En el año 2008 sufrió tres ACV. El 16 de junio de 2009 partió de este plano a los 74 años de edad.
Su legado es de una importancia trascendental. Resulta prácticamente imposible escuchar toda la música que grabó en un solo día. No solo eso, sino que también dejó aportes de tipo pedagógico, como el método para tocar batería en estilo de onda nueva, con el cual se han formado los grandes bateristas de las nuevas generaciones de nuestro país.
Kike Gavilán