Libros libres | Los duendes de Rafael José Álvarez

13/12/2024.-

Se dice que los duendes desaparecen por las ranuras de las rocas como si tuvieran cuerpos elásticos. Un niño había descubierto a un ser muy pequeñito que lloraba en el cáliz de una flor. Por sus señas, "era gente", contaba el encantado, que en principio creyó que era una abeja. Así nos dijo una anciana de San Diego, villorrio enclavado en la serranía de Coro. Pese a que la historia nos sonó en exceso elaborada, ella insiste en la veracidad del hecho, ocurrido cuando menos unos setenta años atrás. Había sido el niño —su propio hermano— quien le contó el percance que vivió. Es de lamentar que la mujer —"sin letra" y montaraz, como diría Ángel María Dirinot— no hubiera oído hablar de los hermanos Grimm.

"Es posible que estas puertas estén gobernadas por palabras", dice Gandalf a Gimli en El señor de los anillos. En la sierra de Coro, un labriego nos refirió haber visto a un hombrecito como de un metro de estatura pronunciar el nombre de una planta y enseguida se abrieron las aguas del estanque donde el agricultor pescaba.

Las personas que reportan estos hechos, generalmente han recibido información de quienes se han visto involucrados en ellos, cuando no es el propio espectador quien los revela. De modo que se trata de incidentes particulares que no debieran confundirse con una herencia legendaria. En otra historia local, una mujer se encontró con que la entrada que le mostrara un ser bajito, en la pared de una montaña, ya no estaba. Él la condujo al sitio durante un tiempo de sequía. Pero después se había borrado "la puerta" por donde ella accedió incontables veces a una siembra de frutales. Infortunadamente, el fondo real que pudiera celebrarse de estas experiencias, como el mágico portal, se borrará más tarde, en cuanto las envuelva un folclore desanimado y decadente, que en expresión de un matemático francés —Jacques Vallée— deviene en literatura menor.

Extraigo los párrafos precedentes de una nota que el autor del libro Trato con duendes, Rafael José Álvarez, coloca como prólogo a uno de los libros más fascinantes que se hayan escrito en nuestro país en cuanto a tradiciones de nuestra tierra. Su primera edición fue impresa en 1999, y esta segunda, que estoy manejando y puede conseguirse en librerías, se debe a la Editorial El perro y la rana en 2023. Se trata, a mi entender, de una obra importante dentro del campo mítico y antropológico de nuestro país, pues trata de una suma de leyendas en cuanto al conocido fenómeno, los duendes, de larga data en la historia de los mitos y de la imaginación humana.

A lo largo de once secciones, Álvarez nos introduce de modo encantatorio en el mundo de los duendes en el estado Falcón, específicamente en la zona de la sierra, donde estos símbolos y mitos han fundado un espacio significativo para recrear el imaginario colectivo. En su recorrido, y a través de una escritura encantatoria como solo sabría conducirla un poeta, Álvarez nos sumerge en el mundo de los duendes con un don extraordinario. Invito, pues, a todos aquellos que se hallen interesados en estos temas a la lectura de este pequeño gran libro.

El poeta Álvarez, nacido y fallecido en Coro (1938-2001) es autor de una relevante obra lírica que incluye los títulos El gallo y la nube (1978), Sagrarios (1978), Oikos (1986), Consagraciones (1993), Trina y otras memorias (2001) y de la colección de relatos Aposentos (1984). Formó parte de varias agrupaciones culturales y literarias importantes en su ciudad natal, y dirigió la Revista de Cultura Falconiana de la Universidad Experimental Francisco de Miranda (2002) en esa ciudad.

Quien escribe la presente reseña se enorgullece de haber sido su amigo, a la vez que admirador de sus impecables versos, los cuales nos transportan a espacios y arcanos de nuestra cultura raigal americana.

 

Gabriel Jiménez Emán


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