Hablemos de eso | Siria

15/12/2024.- La guerra se inicia en Siria en el año 2011. "Guerra civil", dicen desde Estados Unidos, pero, como lo denuncia Ignacio Aphrem II, patriarca de la Iglesia cristiana ortodoxa siria: "Nunca fue una guerra civil. Fue una contienda impuesta por terroristas y combatientes, muchos de ellos apoyados por Occidente". Así lo recoge un reportaje de Francisco Carrión, publicado en abril de 2019 en El Mundo (periódico español con clara orientación de derecha). En el mismo reportaje queda claro que antes de la guerra existía una convivencia pacífica entre gente de todas las religiones. El patriarca cristiano ortodoxo describe el papel de los distintos actores extranjeros en el conflicto:

La gente que vino aquí a hacer la yihad estaba en contra de todo lo que representa Siria. Luchan en nombre de la religión, la libertad y la democracia. No nos creemos que ninguno de estos grandes valores tenga nada que ver con lo que ha sucedido aquí (…) Los rusos y los iraníes no son fuerzas de ocupación. Están aquí porque hay un acuerdo con el gobierno legítimo de Siria, que les invitó a venir para luchar contra el terrorismo. Los americanos, los franceses o los británicos son ocupantes. Nadie los invitó.

En la guerra se juntaron distintos grupos, entre ellos el Estado Islámico de Irak y Siria (conocido también como ISIS, por sus siglas en inglés, o como Daesh), con su particular vocación de decapitar personas en cámara, en imágenes transmitidas por sus "redes sociales". También estaba Al Nusra, brazo sirio de la organización Al Qaeda, y los kurdos, los proturcos y los "frentes democráticos", con diferentes nombres. La guerra significó más de 350 mil muertes, según distintas fuentes, y la mitad de la población se convirtió en "desplazada", dentro y fuera del país sumido en la ruina.

Estados Unidos no disimuló su interés en el derrocamiento del gobierno sirio. Intentaron recurrir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para intervenir militarmente, pero fueron vetados por Rusia y China. De todas maneras, desde 2011 iniciaron sus "sanciones económicas" y comenzaron a reunir una "coalición internacional", mientras entrenaban, armaban y financiaban a distintas facciones de "la oposición". El interés del gobierno de Estados Unidos no se ocultaba: "Bashar al-Ásad tiene que irse", declaraba el presidente Barack Obama en 2013 desde Israel. Estaba acompañado entonces por Benjamín Netanyahu, el mismo genocida cuyo arresto ha sido ordenado por la Corte Penal Internacional.

Sin embargo, el gobierno y el pueblo sirio resisten. En 2014, se conforma la "coalición internacional" y tropas estadounidenses, británicas y de otros países entran en Siria. La excusa es combatir al Estado Islámico y defender a Irak. En 2016, se instala una base militar estadounidense en el sur de Siria, que permanece hasta la actualidad.

Los rusos comienzan su apoyo militar al gobierno y al ejército sirios en 2018. Con su apoyo y el de los iraníes, se derrota al Estado Islámico (ISIS) y se liberan los territorios y ciudades tomadas por este, mientras los estadounidenses siguen apoyando militarmente a la "oposición".

En noviembre de 2019, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declara que las tropas estadounidenses están en Siria "solo por petróleo". Así lo registra The Guardian, mientras que The Washington Post titula sobre las declaraciones de Trump —en el sentido de justificar la presencia militar de Estados Unidos en Siria para "mantener" el petróleo de Oriente Medio— que "eso sería ilegal. Existe una norma internacional bien establecida que prohíbe el 'saqueo'".

Conor Finnegan, de la cadena estadounidense ABC, escribía entonces que:

Trump tiene una larga historia de pedir a Estados Unidos que "se quede con el petróleo" de Medio Oriente, en Irak y Siria, en la denuncia particular. Pero el petróleo en ambos países pertenece a sus gobiernos y, según las leyes estadounidenses y los tratados internacionales que ha ratificado, confiscarlo sería saqueo (pillaje), un término técnico para el robo en tiempos de guerra que es ilegal.

"Sería un crimen de guerra", insistía Finnegan.

El interés de los Estados Unidos y sus aliados de Israel, sin embargo, no es solo el petróleo: Siria es una ficha importante en su guerra de dominio. Basta ver quiénes celebran el derrocamiento del gobierno sirio. Israel lo aprovecha para invadir Siria y usurpar nuevos territorios. Han bombardeado y destruido 70% de las capacidades militares sirias, mientras corta las líneas de comunicación entre Irán y el Líbano.

El grupo que ha liderado el asalto que terminó con el derrocamiento de Bashar al-Ásad se denomina Hayat Tahrir al Sham (HTS). Antes era Al Nusra, la sucursal de Al Qaeda en Siria. HTS estaba hasta ahora en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos y de la ONU. Mientras llegan las imágenes de asesinatos en las calles de Damasco, tratan de lavarle la cara al HTS: los asesores occidentales le han puesto traje, le cortaron el cabello y moderaron el lenguaje de su líder. Echando tierra en nuestros ojos, pretenderán ahora encontrar en el HTS un grupo de luchadores por la libertad… mientras les sirvan.

 

Humberto González Silva

https://centrodescolonizacionvzla.wordpress.com/


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