Araña feminista | Amiga, decidiste ser valiente
16/12/2024.- Durante mi clase del diplomado de Derechos Humanos e Igualdad de Género, dictado por la Defensoría del Pueblo, estado Yaracuy, tuve la dicha de conocer facilitadoras, que explicaban apasionadamente sus clases, llegando a mover fibras, hasta hacerme reflexionar y sensibilizarme más sobre el tema de la violencia contra la mujer, que silenciosa o no, muchas veces somos víctima y lo hacemos pasar como algo sin importancia.
Es por esto que, llega a mi mente un evento no muy grato de una amiga, a quien le dedico esta carta, reconociendo su gran valentía al decir: “NO MÁS MALTRATO”, de su propia voz realizo una síntesis de su caso que podría ser el de muchas mujeres que aún no se atreven a hablar.
“AMIGA: Tengo 18 años casada, con tres hermosos hijos, vivía muy cerca de la casa de mis padres en una casa humilde, pero cómoda; trabajo todos los días igualmente mi esposo. En aquel entonces él ganaba mucho más que yo y prácticamente dependía económicamente de él, en virtud de esto, aproximadamente a los seis años de casada, comenzó a tratarme mal, con insultos, humillaciones, ya no le agradaba lo que le preparaba de comer, le molestaba los gritos de los niños, me amenazaba con sacarme de la casa e incluso ya no quería que yo visitara a mis padres; todo esto vino en aumento, salía todos los fines de semanas, llegaba ebrio –para mí estos días se convertían en terror–, llegó a golpearme delante de los niños, hasta abusó sexualmente de mí, y lo peor de todo es que yo pensaba que lo merecía.
Hasta que un día decidí confiar en una amiga abogada que se volvió mi ángel, me habló acerca de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Allí pude ver claramente que había vivido con mi opresor del cual decidí divorciarme finalmente"
En el caso narrado, estamos presente ante diversas formas de violencia de género en contra de las mujeres, establecidas en la mencionada ley en su artículo 15, tales como: violencia psicológica, acoso u hostigamiento, amenaza, violencia física, violencia doméstica, acceso carnal violento y violencia patrimonial y económica. Cabe destacar que en un solo caso podemos estar frente a varias formas de ejercer la violencia, todos con un solo propósito de causar daños, sumisión e dependencia.
Podemos observar en este relato que aún existen mujeres que desconocen las bondades que nos ofrece esta ley, las instituciones y programas que dispone el estado con acceso totalmente gratuito. Del mismo modo, estamos en frente de una mujer que se siente acorralada, inútil, con total dependencia de su agresor. Al respecto Martin Seligman, en su Teoría de la indefensión aprendida; menciona que cuando una persona es sometida a situaciones adversas y estresante experimentando de manera repetitiva y sin control comienza a inutilizar sus pensamientos y creencias, afianzando que lo que diga o haga no tiene mayor importancia, esto la sobrelleva a un sentimiento de depresión, apatía, desesperanza, resignación, y termina comportándose y haciendo lo que su opresor quiere que haga, es decir, la persona se vuelve sumisa ante su agresor.
Finalmente, la capacidad que tenemos las mujeres de reponer y reinventarnos, cuando nos toca vivir experiencias difíciles y desagradables, nos da una fuerza que nos ayuda a encontrar la estabilidad emocional y psicológica, aprendiendo de las adversidades y sacando lo mejor de nosotras.
Amiga, estoy orgullosa de ti.
Belkis Bermúdez