Letra fría | Adiós 2024

20/12/2024.- Hoy es el último día del año en el periódico, y con él se va un próspero año viejo más, sin terminar mi libro de memorias; fue otro año más saboreando recuerdos desde que el 22 de mayo de 2023 comencé esa suerte de escaleta que son pequeños resúmenes de episodios varios, más o menos concatenados para armar eventualmente el esqueleto del libro. Ya se van a cumplir dos años y ese libro sigue crudo, aunque ya se le vaya viendo forma y sea un buen ejercicio para recordar la película, que es lo que parece una sabrosa película de 71 años y medio, que se va desdibujando en el recuerdo.

Hay muchos viajes por casi toda Venezuela, incluyendo uno en autostop a los 16 por los Andes venezolanos con mi compañero de promoción del colegio Gonzaga, Juan Antonio Crespo (+), (creo que voy a prescindir de las crucecitas porque si no esto va a parecer un cementerio); y a los 17 mis primeras salidas al exterior, primero 17 días en Miami y luego los 3 años en Bogotá estudiando en la Universidad Javeriana y muchos viajes internos, sobre todo las largas temporadas en Cartagena en casa de mi amigo Marcel Lemaitre, una de las ciudades más hermosas del mundo, que junto a Maracaibo y La Habana, son de mis preferidas en el Caribe.

Este año estuve por cierto 17 días en Bogotá, una semana en La Habana, y tres meses en Houston con mis hijos y nietos, donde tenía la firme intención de terminar el libro, pero disfruté tanto el goce familiar que el libro quedó en las rutinarias entregas semanales. Aparte que mi hijo Vicente que vive en Madrid se pasó un mes con nosotros, y mi yerno Carlos, que es full consentidor inventó varios viajes para que Vicente conociera Dallas, Austin, San Antonio y, por supuesto, mucha playa y muchos paseos en la lancha. Solo el último mes, le metí mano en forma y logré recopilar todos los apuntes en una carpeta. El año estuvo chévere como siempre y estoy fascinado con este hilo conductor que me permite escribir todos los días, que más que oficio, es mi afición favorita.

Los mejores pasajes, a mi parecer, se convirtieron en series, fueron varios diarios de Nueva York, que aparecieron manuscritos del mes que viví en el campus de Farleigh Dickinson University, y un diario de mis 17 días en Japón, por invitación de mi querido amigo, el embajador Jutaro Sakamoto. De las mejores aventuras, el concierto de Rolandito Briceño en el “Newyorican poets café”, luego del cual conocí a William Camacaro con quien pasé el 24 de diciembre en Mambo Café y terminamos en un bar de meretrices en la 42, el concierto de Eddie Palmieri en el club de jazz, Sob’s, aunque siempre creí que fue en la Blue Note, y muchos cuentos más ubicables en los archivos de este periódico.

Tengo el firme propósito de terminarlo, este venidero 2025, si logro perfilar el personaje Bartolo Hernández Mujica, una especie de Victorino a lo Otero Silva, que nace el mismo día, y a la misma hora que yo, en el Maracaibo de 1953, por lo que comparte la condena sibarita de la conjunción astral que ocurre cada tres mil años, que nos permite llevar esta vida tan sabrosa.

¡Feliz Navidad y Feliz año para todos!

 

Humberto Márquez 

 


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