Mirada política | ¿Renace la izquierda en América Latina?

Segunda parte

13/11/22.- Gabriel Boric y Alberto Fernández son un claro ejemplo de presidentes, con ideología de izquierda, que parecen comulgar más con la derecha neoliberal que con los pensamientos de Marx.

Desde nuestra percepción, muy particular, no podemos caer en el error de considerar que los triunfos de algunos dirigentes en América Latina, especialmente de Suramerica, donde la izquierda resurgió y comenzó a tomar el poder a partir del instante que Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales de Venezuela en 1998; es la retoma del control del Estado central por parte de hombres y mujeres con pensamiento de izquierda (no me gusta mucho usar el término progresista, y en algunas futuras líneas diremos por qué), pues ha quedado demostrado que algunos no parecen tener la fuerza necesaria para ejecutar las reformas que conlleven a mayor justicia social en sus países o solo usaron el momento de estar en la cresta de la ola para asir el poder y continuar a expensas de los lineamientos del imperio yanqui y de las principales potencias de Occidente.

Tenemos el caso de Gabriel Boric, dirigente de izquierda que emergió en la palestra política a partir de las protestas estudiantiles de 2011 y cofundador del Frente Amplio en Chile (coalición de izquierda) y del partido Convergencia Social, de la cual fue candidato presidencial. Desde el instante que asumió el poder, el 11 de marzo de 2022, Boric ha echado al traste la expectación que tenían con tanto chilenos como latinoamericanos, así como todos aquellos que confiaron en su capacidad como dirigente político y diputado del Congreso chileno; su accionar como presidente ha dejado mucho que desear en aquellos que confiaron en poder tener un Chile más justo y creyeron que los pueblos originarios recibirían un mejor trato con su llegada al poder; sin embargo, al parecer Boric ha caído adormecido por el neoliberalismo que sigue tan campante haciendo lo que le viene en gana en la tierra de Allende y Neruda, mientras él sigue ejecutando acciones represivas contra quienes protestan pidiendo a gritos un país más justo y más humano.

Por otro lado, tenemos a Alberto Fernández en Argentina, quien llegó a la presidencia en 2019 gracias al apoyo recibido del Kirchnerismo y de la conformación de un Frente de Todos para derrotar a Mauricio Macri, objetivo que fue logrado y que permitió a la izquierda recuperar el poder perdido cuatro años antes. Sin embargo, los actos que ha ejecutado como presidente de la nación sureña no han sido los más adecuados para volver a la justicia social que los argentinos y argentinas vivieron con los Kirchner entre 2003 y 2015, y entre esos está el hecho de aceptar una negociación de la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), deuda que fue contraída por Mauricio Macri y que compromete las finanzas de la Argentina, cuando debería buscar la forma de rechazar ese compromiso contraído por un gobierno que no pensó en la gente. Y si bien es cierto salió en auxilio de Evo Morales, durante el golpe de Estado contra el expresidente boliviano en 2020, su discurso ha sido poco convincente y muy tibio, en ocasiones mostrándose como hombre de izquierda, pero en otros parece más neoliberal que Bolsonaro y Piñera juntos. Menos mal que Cristina Fernández de Kirchner ha dejado abierta la posibilidad de ser candidata a la presidencia, eso sería un aliciente para la izquierda de América Latina.

Y ya el dólar paralelo llegó a diez bolívares, mientras los precios siguen escalando la montaña inflacionaria y el pueblo venezolano sigue haciendo magia para poder cubrir sus necesidades básicas. ¿Será que en algún instante el Gobierno Bolivariano actuará para poner fin a esta situación? Esperemos que sí, pero que lo haga pronto.

Juan Carlos Pérez Durán


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