11/01/2025.- Estos primeros días de enero pude ver en la plataforma YouTube el especial Live sessions, grabado por el cantante venezolano Joseph Amado y la Lavoe Orchestra. Joseph es muy conocido por el gran público consumidor de música latina, quienes han dado el visto bueno a su tributo musical a la figura de Héctor Lavoe.

Personalmente, no lo había escuchado con detenimiento. Sabía de su proyecto, pero con cierto escepticismo pensaba que era otro Van Lester, aquel cantante puertorriqueño que en los noventa tuvo cierta notoriedad imitando a Héctor Lavoe, hasta en su vestimenta. Incluso recurría al maquillaje.

No me gustan los artistas que se recuestan del estilo ajeno para lograr tener éxito. Creo en las sabias palabras de Felipe Pirela, quien afirmaba que el imitador no llegaría a ninguna parte. Sin embargo, imitar podría ser el empujón inicial para encontrar un camino propio, pero ese es otro tema. Este artículo no trata de eso.

Joseph Amado es un cantante solvente, con un timbre de voz atractivo, no solo porque es idéntico al de Lavoe, sino por su claridad. En el reciente concierto Lavoe Sinfónico, muestra grandes avances en su técnica vocal. No es el mismo muchacho que participó en el programa Sábado Sensacional, de Venevisión, hace más de diez años.

Los músicos de la orquesta que lo acompañan en la encomiable empresa de rendir tributo a un fuera de serie como lo fue Héctor Lavoe elogian sus cualidades como intérprete, pero, desde luego, no pueden obviar su singular parecido.

Esta agrupación está conformada por algunos de los integrantes originales de la mismísima orquesta del Cantante de los Cantantes; de allí su nombre: Orchestra Lavoe. Para Eddie Montalbo (conguero), Reynaldo Jorge (trombonista), José Mangual Jr. (bongocero), Ray Martínez (bajista), Arturo Ortiz (pianista) y Pablo "Chino" Núñez (timbalero), escuchar a Joseph es como volver al club El Corso, de Nueva York, y acompañar al genial Héctor Lavoe.

Ellos afirman que el parecido entre ambos es casual. No lo creo. No obstante, es una representación de la más alta calidad. Joseph Amado no hace una obra bufa de Lavoe. Su vestimenta y puesta en escena es sobria y elegante, pero sus interpretaciones son casi al dedillo las mismas que escuchamos en los discos clásicos; valga decir que hasta las improvisaciones son idénticas. Siendo abogado del diablo, podríamos pensar que copiar los soneos es parte del performance del espectáculo, donde se han respetado los arreglos originales nota por nota.

Quizás más adelante se podrían plantear enfocar parte del trabajo desde un punto de vista diferente, sin perder el concepto base. El público salsero ortodoxo ha aceptado a Joseph; creo que tiene mucho talento y quisiera escucharlo con temas propios, y, por otro lado, celebro su tributo, pero tiene un camino por delante que, con estrategia, podría aportar un nuevo y necesario refrescamiento a la salsa.

Luis Ugueto Liendo